FOTOGRAFÍA

'El grito interior' de las mujeres africanas a través del objetivo

La Casa África de Las Palmas inaugura la última exposición del artista senegalés Mamadou Gomis

La obra de Ly Lagazelle en 'El grito interior', en Casa África.

La obra de Ly Lagazelle en 'El grito interior', en Casa África. / ÁNGEL MEDINA

Martina Andrés

Ella lleva el niño a las espaldas amarrado con una tela. Su mano derecha, decorada con un anillo, agarra con fuerza el palo de madera del mortero, mientras la izquierda se mueve sobre el panel táctil de un ordenador portátil que descansa sobre una pequeña mesa de plástico. Con un vestido hecho de tela wax, decorado con azules y amarillos y las uñas pintadas, la protagonista de estas imágenes calza un tacón rojo en un pie y un zapato de vestir negro de hombre en el otro. Una determinación que parece que todo lo puede.

"La mujer se puede poner el zapato de su marido, pero el hombre no se pone en el de su mujer". Con esta frase explica el fotógrafo senegalés Mamadou Gomis el trabajo de la fotógrafa Nana Marie Hélène Faye (NAN’ART) que se expone bajo el título La petite chaussure rouge (El pequeño zapato rojo) en la sede de Casa África. Tres imágenes que, a su vez, forman parte de la exposición El grito interior, de la que Gomis es comisario, y que se podrá ver en la mencionada institución hasta el próximo 10 de mayo.

Este grito interior retumba con fuerza en la cabeza a través de las imágenes que muestran el trabajo de 16 fotógrafas y fotógrafos de Senegal, Mali, Togo, Benín, Congo, Costa de Marfil y Guinea. Una exposición "100% africana", como la describe su comisario, integrada en su mayoría por mujeres que buscan, por un lado, denunciar los distintos tipos de violencia que sufren las mujeres en sus países de origen y, por otro, reivindicar su identidad como profesionales de la fotografía.

"Los pervertidos nos miran. Nos observan. Somos mujeres. Somos madres. Somos esposas. Somos hermanas. Somos fotógrafas. Nuestro trabajo nos pone a veces en situaciones incómodas", denuncia desde su trabajo, titulado ¡Gozar...mirando! la marfileña Beátrice-Nicole Nyom Kouadio. La intención detrás de su obra es transmitir la incomodidad que sienten las pocas mujeres que se dedican al arte de capturar instantes en su país cuando se ponen bajo el foco de la mirada de determinados hombres que las sexualizan de forma constante mientras desarrollan su labor pofesional. "Les interesamos nosotras, nuestras formas, nuestro sexo, y ¡no nuestras fotos increíbles!", añade en la descripción de sus piezas.

La también marfileña Ly Lagazelle centra su trabajo en denunciar las complicaciones que se encuentran las mujeres que trabajan con cámaras en su país. Mientras explica su obra en la sede de Casa África -es la única fotógrafa que ha podido venir, ya que reside en Austria y no se ha encontrado con trabas burocráticas debido al visado-, pone de ejemplo la cobertura de la Copa Africana de Naciones, en la que Costa de Marfil se alzó como país ganador el pasado 11 de febrero y en la que, de todos los periodistas deportivos que la cubrieron, solo había una mujer a la que no dejaron de ponerle problemas para ejercer su trabajo.

"En África se nos dice que tal o tal trabajo no es de mujer. Este proyecto que empezó hace cinco años en Dakar gracias a Mamadou [Gomis] ha hecho que haya más mujeres fotógrafas, más presentes en la fotografía y en el arte. Por otro lado, muchas mujeres se han sentido libres de contar sus experiencias de violencia de género, de episodios de la infancia. Hay muchas compañeras jóvenes que notan esta mejoría en la situación", relata Lagazelle.

El motor del continente

¿Y si invertimos los roles? Esta pregunta la plantea en el título de sus tres piezas el fotógrafo senegalés Ismaïla Diouf, que busca promover un mayor respeto hacia las mujeres en el seno del matrimonio. Para ello, en sus fotografías pone a hombres a realizar las labores que típicamente realiza la mujer dentro del núcleo familiar en su país: cocinar, llevar a los pequeños a la espalda, barrer.

La periodista Ángeles Jurado lo deja claro cuando describe la esencia de El grito interior: aunque hay problemáticas compartidas, "no existe una mujer africana, igual que no existe un prototipo universal de mujer europea u occidental". Sí que hay datos que sirven para crear un marco, una imagen general que hay que tener en la cabeza sin caer en reduccionismos. Entre estos datos, Jurado destaca como, según informes de Naciones Unidas, "una mujer africana vive de promedio 26 años menos que sus hermanas occidentales". Además, ellas representan "el 90% de la economía informal y producen el 95% de los alimentos de África", según datos de Casa África. Ellas son el motor, los brazos y las piernas del continente.

El grito interior, que mañana se inaugura para todo el público a las 19.30 en Casa África, cuenta también con el trabajo de otras fotógrafas como la togolesa Emmanuele Aholou, la también togolesa Lina Mensah, el maliense Ousmane Goïta, la congoleña Koukambakana Matthieu Urielle, el senegalés Mystic Bram's, la marfileña Dago Nadi Jessica, la congoleña Samuelle Paul Banga, la beninesa Emmanuel Alexis Aïko, la senegalesa Oumou Kalsoum Baldé, la marfileña Roxane N'da, su paisano Hamien N'goran Yanick Michael y la guineana Papa Youssoupha Seck.