DISEÑO

El Madrid Design Festival da su pistoletazo de salida con una exposición dedicada a Miguel Milá y más de 250 eventos

El Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa, que alberga las tres exposiciones principales, es su epicentro, pero las convocatorias se multiplicarán en numerosos rincones de la ciudad a lo largo de mes y medio

Tres lámparas de Miguel Milá, con la célebre TMC a la izda., en la exposición que le dedica el festival.

Tres lámparas de Miguel Milá, con la célebre TMC a la izda., en la exposición que le dedica el festival. / Madrid Design Festival

Jacobo de Arce

Jacobo de Arce

Uno de los últimos clásicos vivos del diseño catalán y por extensión español, Miguel Milá sigue siendo, a sus 93 años recién cumplidos (lo hizo ayer, 7 de febrero), una figura luminosa de nuestra creación contemporánea. Lo de luminosa no es inocente: son sus lámparas, con la de pie TMC y la de suelo Cesta a la cabeza, las más populares y omnipresentes de las piezas concebidas por este barcelonés que se pasó años estudiando la carrera de arquitectura para abandonar antes de terminarla, pero que a pesar de todo se convirtió en uno de los diseñadores e interioristas más apreciados y populares de su época.

La exposición consagrada a él que acoge el Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa en el marco del Madrid Design Festival se abre precisamente con una de esas creaciones, la lámpara de pie TN (la concibió para su tía Núria en 1956), que sería el origen de las hoy archipopulares TMC y TMM. Pero va mucho más allá de esos objetos domésticos caracterizados por la depuración de su estilo, por el mandato absoluto de la funcionalidad y por una sobriedad que nunca renunció a la belleza. Unas piezas que, después de acompañar a varias generaciones, siguen siendo codiciadas por los más jóvenes. “Esta es la mayor retrospectiva que se ha dedicado a Miguel Milá. Un trabajo que se extiende a lo largo de más de 70 años”, decía durante la presentación del festival este jueves Gonzalo Milá, su hijo y principal colaborador, que ha comisariado la exposición junto a Claudia Oliva. La visita del venerable diseñador catalán se esperaba para la tarde, en la inauguración oficial de la muestra.

La colección particualr de herramientas de campo de Miguel Milá.

La colección particular de herramientas de campo de Miguel Milá. / Madrid Design Festival

A lo largo de su recorrido descubrimos al Milá niño, ya emprendedor, que funda una empresa infantil, Tramo, para prestar a su familia unos servicios tan útiles como limpiarles los zapatos, y donde ya se adivina esa mente siempre en busca de soluciones a problemas. También al Milá que se pone a trabajar en el estudio de su hermano Alfons (este sí, arquitecto titulado) y que colabora con otros grandes nombres como Coderch mostrando un talento innato para concebir interiores y diseñar los objetos que otorgan practicidad y personalidad a esos espacios. El mismo que pocos años después decide producir industrialmente y comercializar esos objetos (no solo lámparas, también sillas, mesas, bandejas, carritos…) recuperando la marca infantil, Tramo, pero que nunca abandona lo artesanal: una gran foto a escala real retrata su taller lleno de herramientas, todavía en uso; hay un mural con su colección de aperos de campo tradicionales, y también objetos tan cotidianos como las chancletas de cuero que en algún momento hizo para su mujer. Luego está su obra pública, que tuvo un fuerte impulso después de que el 92 empujase a Barcelona y a sus creadores a reinventar el espacio urbano. Su banco neorromántico, concebido tras aquel estallido, es hoy un clásico de plazas y parques de todo el mundo.

Seis semanas sin parar

La exposición de Milá es solo una de las 250 actividades que se van a desplegar en la capital desde este viernes y a lo largo de las próximas seis semanas en el marco del Madrid Design Festival, “una oportunidad extraordinaria para celebrar y disfrutar del diseño” en palabras de su director, Álvaro Matías, que en sus siete años de trayectoria, y con la complicidad del recientemente desaparecido Alberto Anaut y su empresa cultural La Fábrica, ha contribuido a posicionar a la ciudad en un campo en el que nunca había pintado demasiado.

Dos exposiciones más comparten espacio con la consagrada a Milá en el Fernán Gómez. Una es Sillas: Iconos del diseño moderno, que se nutre de la colección particular de Alexander von Vegesac, fundador del Vitra Design Museum y del laboratorio de diseño Domaine de Boisbuchet en Francia. Un paseo por la historia de estos objetos imprescindibles en nuestra vida cotindiana que arranca con una pieza de Thonet de finales del siglo XIX que se considera el paso inmediatamente anterior a la modularidad y la fabricación industrial de estos muebles, y que llega hasta nuestros días con paradas en momentos tan significativos como la irrupción del acero tubular del que se aprovechó la Bauhaus, la invención de materiales nuevos como la fibra de vidrio durante la Segunda Guerra Mundial con la que el matrimonio Eames fue capaz de concebir verdaderos prodigios inmortales, la apoteosis del plástico en el cambio de los 60 a los 70 o la posmodernidad colorista y llena de humor que perfilaron movimientos como Memphis.

Uno de los montajes de la exposición 'Sillas: Iconos del diseño moderno'.

Uno de los montajes de la exposición 'Sillas: Iconos del diseño moderno'. / Madrid Design Festival

La otra muestra instalada en el centro subterráneo de la plaza de Colón es Castilla-La Mancha diseña, para la que el interiorista Tomás Alía ha invitado a un puñado de diseñadores y artesanos de la región a realizar piezas que demuestran cómo lo realizado con las manos y con las técnicas más tradicionales puede fundirse con lo contemporáneo. Hay trabajos de Aitor Saraiba con cerámica de Talavera, tres delicadas piezas (lámparas y móviles) trabajados en metal por la escultora Marian Delgado y unos elegantes cilindros en porcelana esmaltada en rojo de Fernando Alcalde que podrían ser del siglo XIX o del XXI. Pero también bordados en oro, vidrio soplado y textiles elaborados como lo hacían las abuelas manchegas, pero que ahora adquieren un cariz vanguardista.

Fuera del Fernán Gómez ya se ha puesto en marcha la Fiesta Design que va a llenar de instalaciones inmersivas, talleres y charlas la Institución Libre de Enseñanza, instalada en la Fundación Giner de los Ríos. El mismo lugar en el que se entregarán los Madrid Design Festival Awards de este año: además de al propio Milá, a los holandeses Piet Hein Eek, pionero en el discurso de lo renovable, lo ecológico y en la creación a partir de deshechos, e Irma Boom, figura clave del diseño gráfico y editorial.

No serán las únicas visitas célebres y esperadas estas semanas: el catalán Andreu Carulla mostrará lo que ha creado durante su retiro en la montaña oscense a base de materias primas tradicionales como la madera de boj, y el alabado dúo de diseñadoras italianas que forman Studiopepe hablarán de su filosofía y su trabajo el 21 de febrero en una de las charlas planteadas por la firma de superficies Consentino.

La Fundación Arquia alojará un spin-off o ampliación del espacio dedicado al finlandés Alvar Aalto en la muestra de las sillas, el Palacio de Santa Bárbara expondrá más artesanía, española y japonesa, y en el Museo Nacional de Artes Decorativas se puede seguir visitando la muestra Al bies. Las artistas y el diseño en la vanguardia española para descubrir a pioneras como Delhy Tejero o Victoria Durán que, antes de que nuestra Guerra Civil y la dictadura subsiguiente convirtiesen este país en un erial, ya estaban ejerciendo como verdaderas pioneras en la moda y en otras disciplinas. Otros premios, los MINI, elegirán los trabajos más afinados para hacer mejor la vida en nuestras ciudades.

Un infinito puñado de iniciativas que deberían ayudar a demostrar que el diseño, más allá del papel satinado de las revistas, tiene un papel crucial en nuestras vidas. Y de él depende en buena parte nuestro futuro.