LA VIDA DE UN MITO

César Suárez, periodista: "Paco de Lucía estaba satisfecho con su carrera, pero pensaba que le quedaba mucho por hacer"

El más reciente biógrafo de un artista magistral, que expandió los límites del flamenco y contribuyó como nadie a difundirlo por el mundo, publica 'El enigma Paco de Lucía'. En unas semanas se cumplen diez años de su fallecimiento

Paco de Lucía, en Lisboa en 1991.

Paco de Lucía, en Lisboa en 1991. / Jorge Represa

Que Paco de Lucía es uno de los músicos españoles más populares en todo el mundo es una verdad de Perogrullo. El propio creador algecireño contaba que creció en un ambiente flamenco, y que su padre, Antonio Sánchez Pecino, que aprendió a tocar la guitarra para ganar algo de dinero en los duros años de la posguerra, decidió trazar un plan maestro, al estilo del que hizo el padre de Mozart con su hijo, para convertir a sus retoños en artistas. “Un día, cuando Paco tenía siete años, su padre trataba de enseñarle una falseta a su hermano Antonio, pero este no era capaz de aprenderla. El pequeño Paco dijo: ‘Trae, yo lo hago, es muy fácil’, y sorprendió a todos. Tenía el ritmo y los acordes en su cabeza. Con once años, Paco les había superado a todos y dejó la escuela. Tocaba de ocho a diez horas al día”, cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el periodista César Suárez, que acaba de publicar el libro El enigma Paco de Lucía (Lumen).

Lo cierto es que, ya a los doce años, ‘el niño de la portuguesa’ poseía un dominio técnico prodigioso. Con trece empezó a tocar en festivales, acompañando a su hermano Pepe de Lucía, con el que grabó sus primeros discos, como parte del conjunto Los Chiquitos de Algeciras. En mayo de 1962, los dos participaron en el primer Concurso Internacional de Arte Popular Andaluz. Pepe ganó el premio para el cante por malagueñas y Paco obtuvo un premio especial del jurado, ya que aún no tenía la edad mínima requerida para participar. En el ensayo se cuenta que, con el dinero que les dieron, su humilde familia se mudó a Madrid, y que alrededor de la misma época, el guitarrista y compositor flamenco viajó a Estados Unidos con la compañía de José Greco y estuvo nueve meses de gira con su hermano Pepe.

“Paco era muy tímido y no superaría su vergüenza hasta muchos años después”, asegura el biógrafo sobre un artista que se escondía detrás de la guitarra y evitaba mirar al público durante sus actuaciones. “Admiraba mucho a los cantaores pero no tenía condiciones para el cante. Su hermano Pepe sí, fue un extraordinario cantaor desde niño. Aunque los grandes guitarristas dicen que para tocar bien la guitarra había que saber acompañar bien al cante". Él lo demostró con profesionales de la talla de Fosforito, con quien grabó varios discos, y por supuesto con su admirado Camarón de la Isla, con el que formó la pareja artística que consiguió renovar el arte jondo.

El punto de inflexión de su carrera artística llegó con una rumba improvisada, Entre dos aguas. El tema estaba incluido en el álbum Fuente y caudal, publicado por Philips en otoño de 1973. A pesar de tratarse de su cuarto disco en solitario, Paco todavía era un desconocido fuera de los gustos flamencos. Pero todo cambió el día que el periodista Jesús Quintero le citó en su oficina. El Loco de la Colina, que trabajaba por entonces para la agencia Euroconciertos, alquilaba el Teatro Monumental y el Alcalá para llevar a artistas. Durante su encuentro le comentó que quería extender el flamenco a otros auditorios y que estaba convencido de que, con Entre dos aguas, que en ese momento estaba a punto de ser descatalogado, Paco podía tener el éxito de Camilo Sesto o de Raphael. No le falló la intuición: en cuestión de pocos meses, la rumba sonaba sin parar en radios y discotecas, y su intérprete logró convertirse en el primer músico flamenco que alcanzaba un número uno en las listas de éxitos.

Su dominio de la música era tal desde pequeño que no le daba importancia, por eso pensaba que los demás le halagaban demasiado, incluso que le tomaban el pelo"

César Suárez

— Autor de 'El enigma Paco de Lucía'

En febrero de 1975, el guitarrista pisó por primera vez el escenario del Teatro Real, aunque ya llevaba años tocando en lugares tan emblemáticos como el Carnegie Hall de Nueva York, la Filarmónica de Berlín, el Odéon de París, o el Royal Albert Hall de Londres. Eso sí, a pesar de todo lo que estaba logrando, a veces sufría ataques de ansiedad al pensar que era un impostor, que todo aquello no podía estar pasándole a él. De hecho, su primer biógrafo, Donn E. Pohren, aseguraba que Paco no se sentía satisfecho con ninguno de sus discos, y que evitaba escucharlos. “Tenía una aspiración de perfección tan grande, una autoexigencia incorregible y a la vez un sentido de la responsabilidad y una humildad, que nunca se sentía satisfecho”, añade Suárez. “Su dominio de la música era tal desde pequeño que no le daba importancia, por eso pensaba que los demás le halagaban demasiado, incluso que le tomaban el pelo. Siempre estaba buscando demostrarse hasta dónde podía llegar, qué nuevos temas podía componer para sorprenderse a sí mismo”.

La mano izquierda y la derecha

En 1976, Quintero dedicó a Paco su programa de Televisión Española La hora de…, emitido en horario de máxima audiencia. Durante la entrevista, el periodista le preguntó qué mano era más importante para tocar la guitarra. “La izquierda es la que hace música, es creativa, la izquierda es la inteligente; la derecha es la que ejecuta”, contestó Paco. Unos meses después de aquello, en represalia por esa respuesta con presunto mensaje ideológico, un grupo de fascistas le pegó una paliza en la Gran Vía de Madrid, por fortuna sin consecuencias graves. Ya en 1977, tras una década de noviazgo, se casó con Casilda Varela Ampuero —en Ámsterdam, para evitar el jaleo de la prensa en su país natal—, pese a la oposición de la familia de la novia, una aristócrata hija de un general franquista. Con ella tuvo tres hijos (Casilda, Lucía y Curro) y vivió durante años en un chalé ubicado en la madrileña colonia Mirasierra.

La boda de Paco de Lucía y Casilda Varela en Amsterdam en 1977.

La boda de Paco de Lucía y Casilda Varela en Amsterdam en 1977. / ARCHIVO

“Fui de izquierdas hasta que gané los dos primeros millones de pesetas”, confesaría en una ocasión el artista, que en 1981 se reencontró con Camarón para grabar uno de sus mejores discos, Como el agua, cuyo tema principal supuso el primer éxito masivo para el cantaor. Durante los siguientes años, Paco apareció en la película de Carlos Saura Carmen (1983), se embarcó en largas giras por el mundo y siguió publicando trabajos que expandían su idea del flamenco. “Su disco cumbre es Siroco, de 1987, que publica con 40 años", opina Suárez. "Aquí coincide lo más excelso de su manera de ver la música, que ya ha trascendido el flamenco y se relaciona con el jazz e incluso con la guitarra clásica”.

En julio de 1992 sufrió un tremendo varapalo al enterarse de la muerte de Camarón de la Isla. A la tristeza por la terrible noticia se unió la mala fe del mánager de Camarón, José Candado, quien difundió el bulo de que Paco se había apropiado de los derechos de autor generados por el cantaor. “Muchos le creen desde la ignorancia y pocos salen a defender la honestidad de Paco, que deja de tocar la guitarra durante casi un año, muy afectado por la muerte de su amigo y por la posterior difamación”, relata Suárez. Repuesto de sus cuitas, en 1997 fue nombrado Hijo Predilecto de la provincia de Cádiz y se divorció oficialmente de Casilda, de la que ya llevaba un tiempo separado. “Yo como padre he sido un desastre”, admitió una vez. “Como todos los músicos y artistas, estoy medio loco, soy egoísta, egocéntrico… Le doy las gracias a Casilda, que ha criado a mis hijos y los ha educado”.

Camarón y Paco de Lucía.

Camarón y Paco de Lucía. / J. Lamarca - Interviú

Cuentan que su forma de pensar cambió a partir del año 2000, fecha en la que se casó en una boda privada con la restauradora mexicana Gabriela Canseco, a la que conoció en Cancún, en el curso de una gira, y con la que tuvo dos hijos. “Ya no necesitaba estar siempre de gira. Cada vez fue yéndose menos, quería estar más en familia y en la casa. Decía que ya se había perdido a unos [hijos], algo que sentía muchísimo y le daba mucha pena, y que no quería perderse a los otros”, confesó la propia Gabriela, la escudera fiel del artista en sus últimos años.

El ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Artes cerró los ojos a la vida el 25 de febrero de 2014, tras sufrir un infarto de miocardio en Playa del Carmen. Ese mismo año se publicó póstumamente el disco que había dejado grabado como homenaje a las coplas que escuchó en su niñez, Canción andaluza, que obtuvo dos premios Grammy Latino. “Él estaba satisfecho con su carrera, pero pensaba que le quedaba mucho por hacer”, concluye el autor de El enigma Paco de Lucía. “Cuando muere, a los 66 años, está pensando grabar un disco de flamenco puro, solo guitarra y toque sin más instrumentos, como los primeros que hizo con Camarón. Paco tenía siempre música en la cabeza. Todos sus discos son descomunales, y además infinitos porque pueden escucharse una y otra vez y siempre descubres matices. Cuando entras en su mundo y aprendes a apreciarlo, para mí es como escuchar a Bach. Hasta que llegó Paco, ningún guitarrista había tenido esa capacidad expresiva y esa riqueza musical”.