ENTREVISTA

Fernando Beltrán, poeta: "Mi palabra para la situación actual es ‘Desconcierto’"

"La vida y la obra del pintor Francis Bacon me pedían paso poético desde hace décadas, perturbado por la incomodidad y la fascinación que a la vez me provocaban", cuenta

Fernando Beltrán, esta semana, durante una conferencia en el instituto cervantes de Madrid.

Fernando Beltrán, esta semana, durante una conferencia en el instituto cervantes de Madrid. / ADRIÁN VÁZQUEZ

A. Rubiera

"Dios mío, me ha salido un hijo sentimental, estamos perdidos...", dijo un día con abatimiento el padre de Fernando Beltrán (Oviedo, 1956), tras ser testigo de cómo el pequeño expresaba en voz alta su amor por una tía y lo hacía extensivo a todo el que le rodeaba. Eran las primeras manifestaciones de un alma de poeta que ni siquiera se acalló cuando, para no dar un disgusto en casa –su padre, Fernando Beltrán Rojo había sido Alcalde de Oviedo y fue también director general del INI–, se matriculó como universitario en Derecho.

A los dos meses dejó de ir a clase, vendió los libros en la Cuesta de Moyano –su familia ya estaba, para entonces, instalada en Madrid– y pasó el resto del año en la Biblioteca Nacional, escribiendo y leyendo con hambre voraz. Y ya no paró de hacerlo, aunque durante un tiempo largo compaginara su vocación de poeta con mil oficios: socorrista, vendedor a domicilio, administrativo...

Todo eso le queda muy atrás a Fernando Beltrán, que hace años que es poeta y nombrador reconocido. Afincado en Madrid, casado y con dos hijos, se acerca a la veintena de libros publicados y, además, "inventó" para España el oficio de crear nombres y buscar denominaciones para marcas. (Más bien fue su hija la que autoproclamó que la profesión de su papá era "nombrador de cosas" cuando tuvo que rellenar un formulario). Algunos ejemplos tan exitosos como Amena, Rastreator, Faunia, Opencor, La Casa Encendida... son autoría suya y del estudio pionero que montó como negocio. El penúltimo éxito nominal puede ser La Galería de las Colecciones Reales.

Es además profesor del Instituto Europeo del Diseño y conferenciante; en Asturias tiene un rincón de lujo, el Aula de las Metáforas, creada a partir de la donación de su biblioteca poética personal a la Casa de Cultura de Grado, donde están sus raíces familiares.

P. Empezando por lo más reciente, ¿qué es y qué cuenta "Bacon sin Bacon"?

R. La vida, la leyenda, el universo fascinante del pintor Francis Bacon, que muere en Madrid en 1992, tras un viaje que sus médicos le habían desaconsejado… Una ficción a partir de su vida y su obra, mientras el pintor intenta entregarse de nuevo esos últimos días a su forma de vivir al límite, bares, cuerpos, copas, tugurios y, sobre todo, a su oficio de artista, acometiendo ya sin fuerzas, pero con lucidez intacta, su último cuadro…

P. ¿De dónde surge esta ficción literaria? ¿Hace cuánto que la vida y obra de Francis Bacon, uno de los artistas más perturbadores del siglo XX, le pedía paso en formato de libro?

R. Me pedía paso poético desde hacía décadas, perturbado por la incomodidad y fascinación a la vez que me provocaba un pintor que supo llevar a su obra, como ningún otro, aquello que Malraux llamaba "el destino fatal de la condición humana…".

P. ¿Y esta vez en prosa…?

R. Inspiración manda y estado de ánimo, y verbos que esta vez me pedían narrar… Pero ni yo mismo imaginaba que iba a abordar este reto escribiendo, tras más de veinte libros de poemas, la primera novela de mi vida…, si ésta lo es…

P. ¿Y eso…? ¿En qué género lo encuadraría usted?

R. En novela, sí, aunque quizá fuera más preciso hablar de lo que los franceses, a partir de las "Memorias de Adriano" de Margarite Yourcenar, llaman "falsa biografía", o incluso mejor de "literatura artística", como llaman en Italia a este tipo de libros que las librerías ubican unas veces en narrativa, otras en biografía, ensayo, sección de arte… En fin, como la vida misma, todos habitamos distintas secciones…, en distintos momentos de nuestra existencia…

P. ¿Una pintura cruel, dicen a veces de la obra de Bacon? ¿Un libro cruel también…?

R. En absoluto… Un libro sin concesiones, una conmoción quizás, pero en el que prevalece un viaje apasionado, hipnótico ha dicho algún crítico… Una propuesta artística que no lo pone nada fácil, pero que acaba rescatándote siempre de la "brutalidad de los hechos", como diría el propio Bacon, por la belleza del color, la forma, la textura, el naranja cadmio…

P. ¿Así su pintura?

R. Una perturbadora llamada de atención para ser muy conscientes del deterioro que nos aguarda, y así aprovechar mucho más cada momento... ¡Cuerpo expuesto, en definitiva! ¡Cuerpo dispuesto también!

P. ¿Así este libro?

R. Carne viva, trasfusión de sangres FB, un monólogo a dos voces…

P. ¿FB?

R. De esa coincidencia no me di cuenta la verdad hasta que, en medio de la escritura de este libro, y al ingresar en el hospital (por covid), vi que mi clave de paciente era FB160… No podía creerlo.

P. "Un disparo en el pecho, herida y curación a la vez…", han dicho también del libro…

R. Herida y curación, me gusta…

P. ¿Es el hombre o es la obra la que habla en su libro?

R. La condición humana… Es Bacon, soy yo, somos todos… Y también el vértigo, el abismo, la belleza, la magia, el placer, el fracaso, la meta inalcanzable de la creación artística…

P. "Cómo vas a dedicarte de lleno a la poesía"; "tú estudia Derecho y escribe los fines de semana". Fue lo que escuchó de su padre durante años.

R. Los padres quieren lo mejor para sus hijos, pero el hijo siente a veces que debe volar de otro modo, respirar con otros latidos. Dicho esto, quizás mis padres tuvieran razón… Porque la poesía es un oficio de alto riesgo... emocional, vital, económico… Siempre abriéndote por dentro, siempre desnudándote, sintiendo frío, buscando bufandas, poniendo tu carne abierta en canal sobre la mesa de disección... ¡Bacon puro!

P. ¿Se puede deducir que Fernando Beltrán, el primer nombrador de España, era un poeta que descubrió que saber elegir palabras para nombres de marcas podía ser apasionante y a la vez un medio de vida?

R. Fernando Beltrán era tan sólo un joven y extraviado poeta romántico que en el frío de las calles y en el mármol de los veladores de las tertulias poéticas descubrió que de la poesía se vive, pero no se come..., y después de mil oficios alimentarios distintos, que siempre duraban muy poco, si estallaba un nuevo libro de poemas, inventó este oficio... Poder vivir de ello vino luego, aunque nunca quise montar una gran empresa cuando llegó el éxito, sino seguir trabajando con mimo desde el mismo pequeño estudio de escritor, con pocos encargos e incorporando al mundo del marketing filología, léxico, semántica, concepto, mimo, amor a la palabra, criterio también en vez de ocurrencia.

P. A eso vamos. Fundó en 1989 el estudio pionero en España en la creación de nombres y denominaciones para marcas, y de alguna forma se adelantó a una época tan visual que la comunicación, ahora, se limita a contar caracteres o emojis. ¿Vio venir ese mundo visual que lo iba a dominar todo?

R. Pensé simplemente que una imagen puede valer más que mil palabras, pero no vale más que una sola palabra. Quise equilibrar palabra e imagen, que se les dé la misma importancia. Fue una larga travesía del desierto, pero creo que se ha conseguido… Identidad verbal, identidad visual… Esa es la suma.

P. No lo piense mucho. ¿Si usted se entrevistara a sí mismo qué pondría en su Nombre/Cargo: Fernando Beltrán/poeta, escritor, artista, nombrador?

R. Poeta y nombrador…

P. Amena le cambió la vida. Lloviedo habla de su memoria poetizada. ¿Alguna otra "marca" que le provoque la mayor de las emociones?

R. Muchas, porque cada una tiene una historia detrás, una vivencia, un aprender algo nuevo…, aunque a esas palabras inventadas, como Lloviedo –yo, lluvia, Oviedo–, Aula de las Metáforas, Idoletrías, Las palabras que nombran –la exposición en Matadero Madrid que visitaron más de 70.000 personas–, que no me encargó nadie, siempre se les tiene un cariño especial… Y son muchas...

P. Asturiano en Madrid, fue arte y parte de "La Movida". ¿Qué le sugiere aquella época?

R. Juventud, cuerpo, insomnio, farándula, amistades, poemas, bufandas, recitales, música, lecturas y, sobre todo, calles y portales donde hicimos cuidad y la ciudad se acuerda….

P. ¿Le pondría un apelativo a la situación actual que se vive en el mundo?

R. Desconcierto.

P. Alguien que busca ser muy preciso en la palabra y que se niega a que le llamen "namer", ¿sufre por el progresivo empobrecimiento de la lengua española? ¿O es un mito?

R. Es cierto, pero también es verdad que eso se ha dicho siempre… Y en cuanto a la invasión del inglés, siendo cierta también, e invasiva a veces, nadie habla de las palabras castellanas y latinas que inundan ahora mismo Londres, Nueva York, París... El español está más de moda que nunca en marcas y nombres del mundo.

P. Va por más de 700 nombres creados, muchos por amor al arte, ayudando a amigos, oenegés, iniciativas... Pero hablando de encargo sensible y de arte a secas, uno de los que más han sonado este año es "Galería de las Colecciones Reales" y su forma coloquial "La Galería"...

R. Platón decía que todas las cosas tienen un nombre natural, que hay que descubrirlo. Me gustan los nombres naturales… Fueron meses de trabajo apasionantes, con numerosas propuestas, aunque el nombre natural estaba ahí, y ha sido un éxito, pero mi mayor alegría es que la Galería de las Colecciones Reales es un espacio arquitectónico y artístico único. Su visita entusiasma a todos, la verdad.

P. Su último libro de versos fue un poemario inspirado en las metáforas que le sacaron del Covid. ¿Le ha quedado algún síndrome postcovid en el cuerpo o en el alma? ¿Ha dejado de soñar con que estaba en el hospital?

R. He dejado de soñar con aquellos días de hospital, sí… Me ha quedado un síndrome más psicológico que físico Fue duro, inesperado, traumático, extraño… No teníamos códigos… aquellos primeros días… Y aquel silencio, aquel miedo, aquella soledad...

P. ¿Le han vuelto el gusto, el tacto, la tranquilidad…? ¿Se ha normalizado la vida de un poeta al que el Covid llevó casi a la muerte y del que salió con mucha conciencia de haber pasado por un trance gcon larave?

R. Yo nunca me sentí morir, pero a mi lado morían en apenas dos horas personas que estaban mejor que yo. En fin, había que prepararse. De cualquier manera, me quedó una secuela más útil y hermosa, que es la de celebrar mucho más la vida, y mira que yo la he disfrutado, y sobre todo la luz de cada nuevo día. "Nunca / la luz del día / tanta luz…" Esos fueron los tres primeros versos que escribí en mi cabeza en el hospital al ver entre las rendijas de la persiana la primera luz del día tras la noche más difícil.

P. ¿Ha incorporado esos versos como un lema a su vida?

R. Es verdad. Es ya como un himno, como un grito de guerra, pero para la batalla del vivir cotidiano, y de la celebración. Como decía el padre de una buena amiga: "Hay que celebrarlo todo…" cuando estamos bien. O cómo decía Bacon: "Arropar el espanto, amar aún...".

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