ENTREVISTA

Paula Vázquez, autora argentina: "Este libro empezó a escribirse como un diario, durante el proceso de la búsqueda y las pérdidas del embarazo"

La escritora, cofundadora de la editorial y sus tiendas asociadas La Lata Peinada, ha publicado 'La librería y la diosa', donde relata cómo se convirtió en librera y madre

La escritora y librera Paula Vázquez.

La escritora y librera Paula Vázquez. / JOSÉ LUIS ROCA

Juan Cruz

Juan Cruz

Paula Vázquez está sentada cuando llegamos a entrevistarla a su editorial, Lumen. “Cansada, como si se le estuviera haciendo la noche en la mitad de la tarde”, como canta el viejo Eduardo Falú. Viene de un largo viaje, de Buenos Aires, donde desarrolla importantes trabajos culturales para el gobierno de su país, y allí y en España (Madrid, Barcelona) es librera de vocación.

Comparte la dirección del sello La Lata Peinada, que contribuye a su alegría y a este cansancio que la mantiene sentada mientras espera al periodista. Esa actividad multiforme que la hace de dos continentes y de distintos oficios, a los que ama por igual, es la que la tiene aquí, a la espera , hasta que éste se presenta ante ella y le hace preguntas.

Entonces vierte sobre la mesa, y sobre la grabadora, el entusiasmo de contar, que le gana la partida a su cansancio en cuanto se siente como si estuviera reescribiendo su vida.

Durante la conversación, esta mujer, nacida en 1984, levanta el ánimo, ríe, pero también cae sin rubor a la posibilidad del sollozo, que proviene de los momentos en que, igual que en este libro (La librería y la diosa, Lumen, 2023) y en el anterior, tiene presente a su madre, recientemente fallecida. Este La librería y la diosa, dice, “empezó a escribirse en una especie de contínuo, de presente, como un diario, durante el proceso de la búsqueda y de las pérdidas del embarazo. Tomé notas, como una especie de reflexión sobre el proceso que estaba viviendo”.

"El libro empezó a escribirse en una especie de contínuo, de presente, como un diario, durante el proceso de la búsqueda y de las pérdidas del embarazo"

Era, dice, “un tiempo con un futuro absolutamente incierto, con un final abierto, de mucha incertidumbre… Pero lo quería enfrentar, incluso filosóficamente. Yo quería ser madre, y estaba en ese proceso, aunque fuera un tiempo de dolor también. Quería vivir ese deseo como un bien en sí mismo, como una pasión alegre, no como una falta. Para llegar a esa manera de verlo me nutrí de muchísimas lecturas. El libro vino después; la escritura vino en seguida. Y pronto me di cuenta de que la librería formaba parte de mi vida. El segundo embarazo se produjo viviendo aquí, cuando estábamos montando La Lata Peinada, y eso forma parte del relato. La librería, pues, se constituye en la realidad que supone esperar que se produzca con éxito el embarazo, un deseo para mí”.

La escritora argentina Paula Vázquez.

La escritora argentina Paula Vázquez. / JOSÉ LUIS ROCA

En Las estrellas, su libro anterior, se avanza el dolor de la espera que prosigue en La librería y la diosa. Aquel libro es el que recoge “el duelo por la muerte de mi madre… Fue el primer golpe, la primera herida. Una tumba se abre y una tumba se cierra. Fue un momento también como de pausa, de tiempo fragmentario, un estado de conciencia alterado. Pude reflexionar sobre el pasado, volví mucho sobre el vínculo con mi mamá, y luego el de analizar en profundidad esa forma de maternidad que yo quería conocer”.

Aquello fue, dice Paula Vázquez, “una maraña de intuiciones y de movimientos, de la mucha sacudida que se produce a la muerte de mi madre y al nacimiento de la librería. La abrimos muy poquito después de que mi madre se muriera, y acaso puedo decir que se abrió porque muere mi madre”.

"Abrimos la librería muy poquito después de que mi madre se muriera, y acaso puedo decir que se abrió porque muere mi madre"

Su socio es “un gran amigo, Ezequiel Naya, con el que compartía taller literario en Buenos Aires. En un momento muy grave del duelo, después de nuestra asistencia al taller, surgió la idea de La Lata Peinada. Él vivía en Barcelona y había pasado un tiempo en Buenos Aires. Ahora era yo la que pasaría tiempo en Barcelona, con esta Lata Peinada de acá que ahora es también de Madrid… Me atrajo el Mediterráneo, qué sé yo, pero aquí estoy, y allá a la vez también”.

Ese contacto mediterráneo tenía que ver con otra pasión por este mar, esa ciudad y un cantante, Joan Manuel Serrat, “al que mi madre cantaba cada sábado por la mañana, en seguida que se despertaba… Ponía a Serrat a todo volumen mientras limpiaba la casa. Yo lo odiaba, porque era una niña y quería dormir el sábado como fuera, y ella, que lo amaba profundamente, lo ponía a todo volumen”. Ahora Serrat es también el cantante de Paula. Ante el periodista le dedica este último libro (y el anterior, donde aparece más la madre) al artista cuya voz la despertaba los sábados.

A la madre le apasionaban Me`n vaig a peu o Fiesta… En La librería y la diosa ya no está la madre pero está el niño… “El embarazo y el niño me hicieron volver a mi madre continuamente, a analizar aquella relación. Y son estas sensaciones, y esos pensamientos, los que me han alentado en la idea de que he de ser una madre cabal”. Y una librera cuya relación con la madre y con el hijo está ligada ya, definitivamente, a los libros que vende, lee y escribe.

“El embarazo y el niño me hicieron volver a mi madre continuamente, a analizar aquella relación"

Todas esas cosas me han acabado de hacer, en efecto, persona, madre y librera, e hija… Mi madre era una mujer hermosísima, por cierto… Hay una anécdota que la liga a Maradona… El futbolista la persiguió como 10 cuadras, tocándole la bocina, y gritándole, mientras la gente le avisaba: '¡Es el Diego!, ¡Es el Diego!' y ella no le prestaba ni pelota [atención]… Mi vida está tan llena de ella. Es una polifonía en la que están mi madre cantando a Serrat, voces de tantos lugares, las canciones de la infancia, de Luis Miguel, o las distintas literaturas, entre ellas la argentina, que ahora nos acompaña, con otras escrituras latinoamericnas en la aventura de La Lata Peinada”.

Luego hablamos del dolor, de los que ha habido en su familia, “de algo tan íntimo como el sufrimiento cercano, como el silencio que convocan las cosas importantes de la vida”.

Acaso La Lata Peinada, en sus distintas versiones, catalana, madrileña, española, nació para que la vida fuera mejor leyendo, y escribiendo. ¿Qué libros hay en la cabecera de sus gustos? “Me cuesta mucho elegir los libros más importantes, las películas más importantes, las canciones más queridas. Toda la literatura de Borges. Carver fue muy importante para mi, Severo Sarduy”.

Portada de ‘La librería y la diosa’. / ARCHIVO


Luego Paula Vázquez se fue a La Lata Peinada, a presentar su libro. Cerca iba a tener a Íñigo Errejón, gran lector, por cierto. Ella ya iba feliz, como si escuchara a su madre cantar a Serrat en las mañanas de Buenos Aires mientras ella creía que la vida iban a ser sábanas y noches.