LIBROS

'No a todo', el ensayo novelado de Guillermo Zapata sobre el 'Tamayazo', el germen de Isabel Díaz Ayuso

El escritor y exconcejal reconstruye en su nuevo libro la trama que truncó la presidencia de Rafael Simancas en la Comunidad de Madrid y sus efectos después de dos décadas de gobiernos del Partido Popular

Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, en el debate de investidura de la Asamblea de Madrid de 2003.

Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, en el debate de investidura de la Asamblea de Madrid de 2003. / José Ramón Ladra

Una vivienda en Fuenlabrada, una casa en Arroyomolinos, un Seat Ibiza, un Seat Toledo, treinta mil euros y una Playstation averiada. Ese era el patrimonio que poseía en junio de 2003 Rafael Simancas. El socialista había decidido hacer públicos sus bienes para acallar las críticas sobre su honestidad, al tiempo que invitaba a sus oponentes políticos, entre los que se encontraba Esperanza Aguirre, a que hicieran lo propio. No solo no le imitaron, sino que el detalle de la Playstation averiada fue motivo de mofa entre las filas del Partido Popular, sus militantes y diferentes medios de derechas, aunque, todo hay que decirlo, nada comparado con lo que tuvo que aguantar en las semanas posteriores.

Tras las elecciones del 25 de mayo de 2003, el Partido Socialista e Izquierda Unida habían llegado a un acuerdo para que Simancas fuera investido presidente de la Comunidad de Madrid y desalojar de la Puerta del Sol a Alberto Ruiz-Gallardón. Sin embargo, el día de la constitución de la asamblea regional, dos parlamentarios socialistas, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, se ausentaron de la sesión, propiciando así la elección de Concepción Dancausa como presidenta del parlamento madrileño.

Si bien la elección de Dancausa era un contratiempo para la izquierda, el verdadero problema estaba por llegar. Una segunda ausencia de Tamayo y Sáenz impediría la investidura de Simancas como presidente y forzaría unas nuevas elecciones. Para evitarlo, el candidato socialista hizo público su patrimonio, se enfrentó al acoso de la prensa, a las críticas de la oposición y reclamó lealtad a Tamayo y Sáez. Sin embargo, los diputados díscolos acabaron absteniéndose en las dos votaciones de investidura lo que, más allá del escándalo, provocó la convocatoria de nuevas elecciones. El 26 de octubre de 2003, el Partido Popular ganó esos comicios y, desde entonces, gobierna la Comunidad de Madrid.

Una historia de película


En el año 2013, transcurridos diez años de esos hechos, el escritor Guillermo Zapata decidió convertir la rocambolesca historia de Tamayo y Sáez en un guion de cine. Si bien tuvo muy buena acogida dentro de la industria, finalmente no llegó a rodarse, pero Zapata no se olvidó de él. Hoy, transcurridos veinte años desde el 'Tamayazo', el guionista acaba de publicar No a todo, una novela perteneciente a la colección Episodios Nacionales de la editorial Lengua de Trapo, en la que, partiendo de ese fallido proyecto, describe lo sucedido esas semanas de mayo y junio de 2003 y los efectos que ha tenido en la política madrileña de los últimos años.

"Informativamente el 'Tamayazo' se ha contado bien, pero ha sido muy difícil convertirlo en un relato de ficción. La razón podría ser que, en todo este asunto, había una cierta sensación de culpa, de vergüenza, porque no era algo que se pudiera atribuir a uno u otro partido, como sucede con la corrupción en Valencia, la trama Gürtel o los EREs de Andalucía. En este caso se trataba de algo que tenía que ver con el bipartidismo en sí mismo y que acabó trasladándose a la vida de la ciudad. Que el 15M tuviera la fuerza que tuvo en Madrid o la situación que atraviesa actualmente el Partido Socialista en la región, se debe a ese hecho que, aunque sucedió hace veinte años, ha seguido marcando la vida política madrileña", explica Guillermo Zapata que, a la hora de encontrar una razón a todo lo sucedido, destaca las dinámicas de funcionamiento de los propios partidos políticos.

"Hay una cierta miseria dentro de los partidos en general, que tal vez explique mejor todo lo sucedido que pensar simplemente que hubo sobornos y maletines de dinero. El objetivo de Tamayo y Sáez al hacer lo que hicieron tenía mucho que ver con intentar trasladar el poder que tenían dentro del partido a una situación de gobierno. Puede que mañana aparezca alguien que, después de investigar de nuevo el caso, encuentre que hubo dinero, pero tampoco hay que descartar que nunca existiera esa contraprestación y que, en este caso, operasen esas otras claves".

Guillermo Zapata, autor del libro, interviniendo en un acto público.

Guillermo Zapata, autor del libro, interviniendo en un acto público. / Cedida

Tanto para la escritura del guion como para su conversión en novela, Guillermo Zapata recurrió a las informaciones que, tanto en su momento como a lo largo de estos veinte años, dieron del caso los medios de comunicación. Un material que permite revivir de primera mano diálogos y conversaciones, muchas de las cuales proceden de la comisión de investigación que llevó a cabo la Asamblea de Madrid. De hecho, el propio título del libro es la reproducción literal de una de las chulescas respuestas dadas en esa comisión por un abogado relacionado con una trama inmobiliaria y, entre los testimonios que se recogen en el libro, está uno de Esperanza Aguirre, que sostenía que el affaire Tamayo y Sáez se podría haber evitado si el PSOE les hubiera dado una consejería a cada uno.

"Esa frase de Aguirre dice mucho de cómo el Partido Popular ha organizado su poder interno y explica también muy bien lo que ha pasado en Madrid entre 2003 y 2012. Si la lógica de esa organización es que, si alguien te está generando un problema, lo que tienes que hacer es darle más poder para que se calle, entonces eso te está provocando otros problemas aún más grandes", explica Zapata que, con sus palabras, hace imposible no acordarse de las "ranas" de Aguirre o de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.

En el mejor momento


Más allá de lo anecdótico o esperpéntico del caso, el 'Tamayazo' permitió que el Partido Popular retuviera la presidencia de la Comunidad de Madrid, justo cuando el Estado comenzaba a transferir a los gobiernos regionales asuntos tan relevantes como la sanidad o la educación.

"No diría que el 'Tamayazo' estuviera tan calculado, pero sí es cierto que lo que articula y da cuerpo material a lo que entendemos por Estado del bienestar son las comunidades autónomas. Aunque los ayuntamientos tienen un papel fundamental, porque tratan temas como el urbanismo, la movilidad, el territorio y poseen un poder simbólico muy importante, donde realmente se articula el poder material del Estado de bienestar es en las comunidades autónomas", detalla Zapata, que destaca también cómo el éxito del 'Tamayazo' sentó las bases de esa política agresiva y bronca tan característica del Partido Popular en las últimas décadas, que ya vivió Simancas cuando hizo pública su declaración de bienes y que también Zapata ha sufrido en carne propia.

"El Partido Popular tiene una teoría del poder muy fuerte. Para ellos lo más importante es el poder, el quién manda. Esto se traslada a todos los ámbitos, incluida la retórica, porque una retórica más agresiva es una retórica que dice 'aquí mando yo', 'quien pone orden aquí soy yo' y 'quien le asigna los lugares a los demás soy yo'. La disputa de quién gobierna es la disputa sobre quién manda sobre las palabras, sobre lo que se discute y sobre cómo nombramos a las cosas. Por eso es un tema tan relevante, no tanto en lo que se refiere a si las formas son más o menos elegantes, sino porque la elección de esas formas se basa en la idea de 'aquí mando yo'".

A pesar del tiempo transcurrido, la sombra del 'Tamayazo' sigue estando presente en la política española. Apenas hace unos meses, el cambio del voto de dos miembros Unión del Pueblo Navarro durante la aprobación de la reforma laboral hizo que muchos se acordasen de este hecho que, a pocas semanas de las elecciones regionales y municipales madrileñas, vuelve a sentirse como una amenaza para la izquierda.

"Ayuso ha instalado bien una idea que no es cierta, pero le funciona, que es que si gana ella, Pedro Sánchez pierde las elecciones. Es un voto más preocupado por ganar al gobierno progresista que por las cosas de Madrid, por lo que no sé cuánto aguanta esa idea el medio plazo. En todo caso, cuando se habla de las elecciones autonómicas se tiende a despreciar un poco el papel que tienen los ayuntamientos. Creo que hay que ver lo que pasa en Madrid capital, y cómo resisten los Ayuntamientos que ahora gobiernan coaliciones progresistas", comenta Zapata, que no descarta que, en un momento dado, pudiera reeditarse una situación como la del 'Tamayazo', aunque con matices: "No diría que es imposible que vuelva a suceder, pero creo que lo que sucedió es un producto típico de un momento del bipartidismo donde había intereses comunes. Ahora hay más pluralidad dentro de los grandes bloques políticos y también más dificultad para pasar de un bloque a otro".