Opinión | LVIV BOOKFORUM

Un festival literario donde resuenan las bombas

La directora del Hay Festival hace balance del Bookforum Lviv, con el que han colaborado, y que acaba de celebrar en Leópolis (Ucrania) su 29ª edición en plena guerra con Rusia

En el contexto de la invasión rusa, el festival literario más importante de Ucrania, el Lviv BookForum y socios de este, nos contactaron este pasado abril para ver cómo podíamos ayudarles desde el Hay Festival a hacer posible su edición decimonovena en este contexto tan complejo.

Decidimos apoyarlos en la curaduría y en la proyección digital de todas las charlas, con el objetivo fundamental de defender la libertad de expresión frente a la opresión y para acercar a Ucrania al mundo, ampliando las voces de los creadores ucranianos favoreciendo el intercambio cultural entre regiones y que fuese el comienzo de una relación duradera entre ambos festivales.

Fueron meses de preparación compleja. Aunque la ciudad de Leópolis (Lviv), en el sur de Ucrania, en principio parece estar en un momento tranquilo y estable, el país y la zona es altamente volátil y la situación podía cambiar muy rápidamente.

Se decidió invitar en persona, de forma presencial, a escritores ucranianos y a escritores internacionales que ya conocieran de alguna forma el país, entre ellos Jon Lee Anderson, Philippe Sands, Misha Glenny, Lydia Cacho, Henry MarshJonathan LittellVolodymyr YermolenkoPeter Pomerantsev y de forma digital, en línea, a escritores de renombre internacional, como Margaret Atwood, Yuval Noah Harari, Margaret McMillan, Elif Shafak, Neil Gaiman o Abdulrazak Gurnah se unieron a la conversación de forma solidaria para apoyar y conversar con sus coetáneos ucranianos en su lucha por la libertad y la democracia.

Este programa híbrido, con autores presenciales y digitales, reunió 39 escritores y pensadores en 15 eventos en los que se trataron temas como el arte en tiempos de guerra, la memoria, mujeres en la guerra, la pérdida, la corrupción, el imperialismo y la esperanza.

La llegada a Leópolis, el jueves seis de octubre, fue compleja. Volamos a aeropuertos cercanos en Polonia a Rzezov, Varsovia y Cracovia, y en las fronteras colapsadas tuvimos que esperar entre 3 y 6 horas para poder entrar en territorio ucraniano. Como punto positivo, muchas amistades de forjaron en los coches compartidos.

Una de las charlas del festival, con (de izda. a dcha.) Jon Lee Anderson, Lydia Cacho, Ihor Pomerantsev y Olena Styazhkina.

Una de las charlas del festival, con (de izda. a dcha.) Jon Lee Anderson, Lydia Cacho, Ihor Pomerantsev y Olena Styazhkina. / Rostyslav Averchuk - EFE

Las charlas tuvieron lugar en el sótano del centro educativo Sheptysky’s Center para mayor seguridad, y se retrasmitieron vía la plataforma del Hay Festival a todo el mundo en inglés y subtítulos en español. Si la belleza de Leópolis, sus estupendos hoteles y su centro lleno de gente en cafés y restaurantes podría dar la sensación de normalidad, las conversaciones delataban una crudeza, urgencia y necesidad que reflejaba el horror del conflicto ucraniano.

Cada charla comenzaba con un video pregrabado de autores y autoras locales que se encontraban combatiendo en el frente, con comentarios sobre el tema a tratar. Quisimos que ellos estuvieran de alguna forma también presentes.

Henry Marsh, el neurocirujano autor del libro formidable Ante todo no hagas daño, compartió con Rachel Clarke, doctora de paliativos que acaba de publicar un libro sobre su experiencia en la primera línea de la ola de Covid en el Reino Unido, que lo más duro que una persona experimenta en su vida es ver morir a gente cercana, y el académico y psicoanalista Yurii Prokhasko añadió que el odio es justo eso, desear ese dolor al enemigo. Explicaba que este odio es una necesidad en la guerra para poder matar y defender el país, aun entendiendo que este odio iba a crear trauma en la mente y en el alma, pero ante todo había que sobrevivir y este odio era una precondición para la vida. Añadió que los ucranianos no se consideran víctimas pero parte agraviada, atacada, con derecho a defenderse.

Sobre el concepto de trauma individual y colectivo que esta guerra iba a suponer se conversó también en la siguiente charla de mujeres y guerra, donde la escritora y activista mexicana, Lydia Cacho, comentó que esta labor recaerá principalmente en mujeres, además de la necesidad de que las mujeres estén también liderando los procesos de reparación y justicia, tan necesarios para que la violencia no se vuelva a repetir en el futuro.

Una de las charlas más reveladoras y urgentes fue la de arte en tiempos el conflicto. El escritor ucraniano Oleksandr Mykhed comentó que en tiempos de conflicto el arte se simplifica y se vuelve útil y práctico, necesita ante todo dar testimonio y apoyo. El escritor y traductor Ostap Slyvynsky añadió que él está recogiendo las historias de otros, escuchando y también recopilando cómo cambia el lenguaje en la guerra y las nuevas palabras que se normalizan en su proyecto de diccionario de guerra.

Mykhed confesó que perdió la fé en la literatura después de experimentar la guerra en primera línea, y para recuperarla empezó a leer comics, la biblia y después volvió a su terreno, a los autores rusos clásicos con los que se habían formado. Pero al releer a Andrei Platanov reconoció latente en sus letras el imperialismo ruso frente a Ucrania, el mismo comportamiento que seguía existiendo ahora. Comentó que la literatura no es inocente… es en cierta forma parte de la misma maquinaria de propaganda. Urgió a futuros académicos rusos a leer de forma mucho más crítica a sus clásicos.

Los autores ucranianos sienten que están desaprendiendo el colonialismo presente en toda su cultura y país – al mismo tiempo que están luchando, están también pensando cómo quieren ser en el futuro. La palabra westplaining (critica a la forma en que, en especial el mundo anglosajón, analiza la relación del centro y este de Europa con Rusia) salió a relucir en varias conversaciones. No comprenden que no se entienda el clarísimo imperialismo soviético, como comentó el filósofo y editor de Ukarine World, Volodymir Yermolenko: "un festival como este sería inviable en Rusia… y típico de imperio, Rusia se dedica a tener guerras externas para evitar las internas". También se sienten poco entendidos por el sur global.

Esperamos seguir apoyándoles en los próximos años, tanto en Lviv como en nuestra red de festivales en Europa y en América. En cierta forma, como Slyvynsky, nosotros también estamos recogiendo como testimonios estos diálogos y conversaciones. En estos momentos tan crudos, donde el pensamiento esta impregnado por el durísimo contexto de una forma urgente, audaz y sincera.

Todas las conversaciones en inglés y con subtítulos en español se pueden escuchar aquí.