DISCRIMINACIÓN

La revolución de los gordos

El Frente Antigordofóbico de Valencia nace para denunciar la violencia social, institucional y médica que sufren la mayoría de las personas con sobrepeso

Miembros fundadores del Frente Antigordofóbico de Valencia.

Miembros fundadores del Frente Antigordofóbico de Valencia. / M. A. Montesinos

J.M. Bort

Es solo una palabra de cinco letras, pero la evitamos cada día, en todas partes. Hemos consagrado a la persona gorda como a una enferma y descuidada. Como si, en casi todos los casos, fuese culpable de su exceso de peso. Frente al rechazo a los gordos ha nacido el Frente Antigordofóbico de Valencia, que sigue los pasos de otros que florecen en otras ciudades. 

"Queremos cambiar las conciencias y normalizar la palabra ‘gordo’, quitarle su contenido despectivo. Estar gordo no es una enfermedad ni una elección", denuncian los cuatro miembros . De los casi 40 que ya lo integran- que han acudido a la entrevista en la plaza del Ayuntamiento. "Estamos fuera del sistema", lamentan. 

La gordofobia es uno de los mayores motivos de bullying en los colegios, así como de exclusión social y laboral, con una especial estigmatización en el sexo femenino. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 30,6 % de las mujeres españolas mayores de edad tiene sobrepeso y el 15,5 %, obesidad, palabra esta última que chirría para los que han iniciado la revolución de los gordos. "La obesidad no es un enfermedad desde 2011. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un factor de riesgo. Es un término que genera patologización".

"A ver, si fuese una enfermedad… ¿dónde están los síntomas?", aseguran Paloma y Lidia, dos gordas orgullosas que parecen haber salido de un cuadro de Botero. "¡Que la gente se quite ya los prejuicios! Mientras a nosotras nos culpan por estar gordas como si fuese una enfermedad, ¿por qué a una que se ha roto la pierna subiendo una montaña no le echan en cara haber subido a esa montaña? Eso delata que molestan los cuerpos gordos", puntualiza Paloma. 

Para saber bien qué es la gordofobia basta con buscar en Google "chistes sobre gordos", hacer clic y esperar el resultado: 1,3 millones de entradas en castellano y 33,3 millones si se hace en inglés (jokes about fat). "Había una vez una mujer tan gorda tan gorda, que cuando estaba tomando sol en la playa llegó Green Peace y la devolvió al mar", dice uno. "Era un tipo tan gordo tan gordo, que su ángel de la guarda tenía que dormir en otra cama", escribe otro. Esos tics gordofóbicos están presentes también en el lenguaje coloquial, casi cada día. 

El Frente Antigordofóbico de Valencia, en plena construcción, denuncia la gordofobia en todos los ámbitos de la vida. Mientras la sociedad ha progresado a mil por hora en otras desigualdades, dicen, en otras estamos en pañales. "Sí, hay gente con sobrepeso que no se cuida, igual que hay flacos que sufren anorexia. Esa es la parte patológica. Pero estar gordo, en general, no es un problema", explican. "En este contexto, te sientes gordo desde que naces hasta que te mueres. Desde que te levantas hasta que te acuestas, la sociedad te hace sentirse diferente por ser gordo. Hay una violencia médica e institucional salvaje", denuncian.

"No tengo colesterol, hago deporte, me cuido con la dieta… ¿pero la psicóloga me sugiere que me ponga un anillo gástrico?", lamenta Paloma. "Es el momento de pararlo. Esta revolución es necesaria. Hay un componente muy genético, pero siempre se nos culpa. Estamos hartas de tener que justificarnos continuamente", apunta Lidia, una malagueña que lleva 9 años en Valencia. 

"Es de pobres"

"Hay un elemento clasista también, como que ser gorda es de pobre, porque las ricas se operan o tienen mejor acceso a dietas más sofisticadas", añade. "Queremos que esta conversación no se vea como un ataque a la comunidad médica, sino como una invitación a repensar las prácticas gordofóbicas que tienen día a día", añaden. 

"El problema es que la gordofobia se ve como una enfermedad y tiene el debate moral de que uno está gorda por su culpa, porque decides llevar una vida sedentaria, pero mucha gente la tiene por genética, no por estilo de vida", apunta Lidia. "Debes de tener una autoestima inmensa para hacer frente a esto. Parece que estés obligada a dar explicaciones continuamente. Pues no, basta ya. Estamos hartas", interviene Mar, enfermera de profesión. 

Mar ofrece un dato feroz: "No encontramos tallas. Mientras en Estados Unidos la 50 es una talla normal, aquí no la encuentras. Se está dejando de fabricar y la 48, también. ¿Qué norma hay que dice que las gordas no podemos vestirnos? Es la tiranía de la estética", Lidia remata: "Las tallas grandes no son rentables para las empresas. Te tienes que poner lo que te quepa. Mira, esta chaqueta (vaquera) es de mi abuelo". 

No hay tallas para gordos y tampoco sitio en los transportes colectivos. "Un gordo debe ocupar dos asientos para un viaje de ocho horas en avión porque no cabe. Los cinturones no están preparados. Y así todo", afirma Fernando, politólogo. "En realidad, estamos mal vistos porque representamos el miedo que las personas tienen a estar gordos", explica. 

El grupo, creado a raíz del libro 'Diez gritos contra la gordofobia', de Magda Piñeiro, prepara una gran oferta artística en las calles de Valencia en sus reivindicaciones.