COCINA POPULAR

Dar de comer en una feria: “A veces tienes que ir de empalmada porque acabas de currar a las 5 y empiezas de nuevo a las 8”

Hablamos con Javier Sánchez, venezolano que va de fiesta en fiesta vendiendo tequeños y arepas

Javier Sánchez, en su puesto de tequeños. Foto: Nacho Valcárcel

Javier Sánchez, en su puesto de tequeños. Foto: Nacho Valcárcel

Si para Marisol la vida era una tómbola, para Javier Sánchez (Barquisimeto, Venezuela, 1975) -y que no es la persona que escribe este artículo, pese a compartir el mismo nombre- puede ser una feria. La historia de este venezolano afincado en España siempre ha estado ligada a los eventos ambulantes. “Me dedico a pintar atracciones de feria pero con la pandemia tuve que cerrar temporalmente mi taller y comencé a pensar en diversificar mi actividad: ahí surgió lo de montar un negocio de comida para ir de fiesta en fiesta”, explica. Su entrada fue relativamente fácil: al fin y al cabo llevaba años en contacto con el entorno feriante. 

En la actualidad cuenta con dos puestos de comida (no sería adecuado llamarlos 'food trucks' porque son remolques, en realidad, sin ruedas) y dos motocarros de tamaño más pequeño, lo que le permite estar hasta en cuatro citas a la vez. Su debut fue en diciembre de 2021, curiosamente en una feria de invierno en Fuenlabrada. “Decidí optar por cocina venezolana: particularmente tequeños y arepas. Al fin y al cabo, mi mujer trabaja en una fábrica de productos venezolanos, lo que me hace más sencillo tener acceso al producto”.

Preparar los tequeños y las arepas fue casi lo más sencillo de la andadura de Javier Sánchez como hostelero en movimiento, que tuvo que ponerse al día de los trámites burocráticos. “En cada feria cambia el procedimiento: hay algunas que las gestionan los ayuntamientos y otras en las que tienes que ponerte en contacto con los propios feriantes, que llevan décadas organizándolas. Cuando se trata de cauces municipales, tienes que presentar una instancia y pagar una tasa”. El coste por tomar parte varía mucho según se trate de un evento u otro.

Para este venezolano, que antes había hecho sus pinitos en su país con la comida ambulante, otra sorpresa fue descubrir que había muchos aspectos que no había tenido en cuenta y que debía cumplir. “En España hay que disponer de agua corriente, sanitaria, tener un boletín eléctrico debidamente firmado por un técnico, contar siempre con una botella de lejía al lado del fregadero para que todo esté correctamente desinfectado… y poner a la vista del público la lista de alérgenos”.

Javier Sánchez ha decorado él mismo su puesto de tequeños.

Javier Sánchez ha decorado él mismo su puesto de tequeños. /

Cuatro horas de sueño durante 10 días seguidos

Cuando uno está trabajando cara al público en eventos multitudinarios, el cansancio es siempre la mayor amenaza. Sánchez, que cuenta con su mujer y su hijo como acompañantes, reconoce que hay momentos muy duros. “Este verano he estado en el festival Metrópoli de Gijón. Fueron 10 días, del 30 de junio al 9 de julio y acabábamos a las cuatro o cinco de la mañana. Apenas duermes unas horas durante esos días y, además, estás fuera de casa, en un hostal. A las 10 estábamos montando de nuevo. Es un machaque brutal pero no te queda más que aguantar hasta que el evento se acabe. Me dijeron que merecería la pena y así fue”, explica. En este caso, tuvo que abonar 2.500 euros por los 10 días que acabó rentabilizando.

Estar al pie del cañón en el negocio de uno también ha hecho que este venezolano, que toca la percusión en el grupo hispano-venezolano Iko Cuyagua, no pueda ni siquiera acercarse al escenario de los conciertos en ningún momento. “En Metrópoli actuaban Mago de Oz o M-Clan pero yo estaba trabajando sin parar: ¡cómo para irme a verlos!”.

Otro momento duro lo vivió en la feria de San Isidro de 2023 en Madrid. “Es un evento multitudinario pero, además, el 15 de mayo, hay actividad desde primera hora de la mañana y la noche antes has acabado tardísimo. Lo que me sucedió este año es que empalmé directamente, sin dormir, y por la noche no podía con mi alma. Estaba destrozado”. También en San Isidro, debido a la prohibición de entrada de vehículos en el recinto, acabó metiendo la bebida “en un carro de supermercado, esquivando a los propios asistentes. Menuda paliza”. Eso afortunadamente ocurrió en mayo. Siempre es peor en verano, "cuando se pasa mucho calor trabajando. Pero mucho mucho".

Javier Sánchez, en plena faena en su puesto de tequeños.

Javier Sánchez, en plena faena en su puesto de tequeños. /

56 tequeños: su mayor pedido

Javier Sánchez reconoce que, en las ferias, entre bocatas de lomo, salchipapas y hamburguesas con queso, su producto destaca: “Soy el único que ofrece cocina venezolana. Hay veces que me toca explicarle a alguien lo que es un tequeño (una masa frita de hojaldre rellena de queso) o qué es una arepa (tortilla de maíz que rellena con carne desechada, aguacate y demás ingredientes) pero lo hago encantado”, responde. En el otro lado se sitúan los clientes venezolanos, “que están felices de ver representada su comida en un festival o en una feria”, añade.

Su pedido más grande hasta la fecha han sido los ¡56! tequeños que le pidieron en un momento de máxima actividad. “Les dije que tardaría media hora y me contestaron que esperaban”, explica. El problema es complacer a los que quieren los tequeños con algo diferente a salsa de ajo o 'guasacaca' (salsa a base de aguacate, pimiento verde, cilantro, cebolla, ajo, vinagre y aceite). las opciones de las que dispone. “Los colombianos los prefieren con alguna salsa dulce tipo membrillo o guayaba y yo los sirvo de otra manera”.

Aunque comienza a diversificarse más allá de las ferias (“he estado recientemente en un campeonato de motocross en Zamora y en septiembre me han pedido que de servicio en una boda en Alcalá de Henares”), aún le quedan espacios por conquistar. Por ejemplo, las ferias medievales: “Son eventos en los que participar sale bastante barato, pero debes llevar un espacio hecho con madera y, además, tienes que ir disfrazado. Aún no me veo yendo a por un disfraz de caballero andante al bazar”, sentencia entre risas.

Mientras tanto, se frota las manos ante su próxima feria, la de San Sebastián de los Reyes, que arranca el 25 de agosto y que ha sido la que, hasta la fecha, le ha ido mejor en lo económico en años anteriores. Le seguirá luego un paulatino descenso en la actividad que aprovechará, como cada año, para volver a pintar atracciones o retocar su propio puesto, decorado, como no podría ser de otro modo, por él mismo. Lo que aún no ha hecho es bautizarlo más allá de la palabra “tequeños” que puede leerse en la parte superior. “¿Una marca comercial?… tendría que pensarlo… quizá “el ‘truck’ de las arepas”, reflexiona. No tiene prisa: no mientras siga siendo el jefe de la cocina venezolana en ferias y fiestas de toda España.