RÉCORD EN EL PRESUPUESTO
El gasto en sanidad en Andalucía crece un 45% en un lustro pero el sector y la Junta reconocen que hay problemas que no remiten
Poner en marcha cada día el Servicio Andaluz de Salud (SAS) supondrá una inversión de 39 millones de euros, con una plantilla de 121.577 efectivos, pero las listas de espera siguen disparadas y los profesionales agotados
El gasto en sanidad en Andalucía alcanzará en 2024 los 14.246 millones de euros, un 44,8% más que en 2018, que es el año de referencia que usa el Gobierno de Juan Manuel Moreno (PP) porque es el último que gestionó el PSOE en la comunidad autónoma. Un 3% más que en el actual ejercicio. Poner en marcha cada día el Servicio Andaluz de Salud (SAS) supondrá una inversión de 39 millones de euros, con una plantilla de 121.577 efectivos, según la última estadística publicada por Salud (2022). El 7,1% del PIB andaluz se destinará a sanidad y habrá 556,8 millones de euros para nuevas inversiones. El 30% del Presupuesto andaluz se destina a la sanidad.
Con estos números, el Gobierno de Moreno saca pecho aunque el presidente admite que “siguen existiendo problemas”. Se invierte más que nunca pero el diagnóstico de los problemas no cambia. Los tiempos de espera para una intervención quirúrgica crecen en Andalucía casi tres veces más rápido que en España, según datos del Ministerio de Sanidad recogidos en un informe de Comisiones Obreras al cierre de 2022. La Consejería de Salud lleva meses sin actualizar la información, desde junio del año pasado, y alega “un problema técnico”. El tiempo de espera para una operación ha aumentado un 50% en año y medio (entre junio de 2021 y diciembre de 2022), frente al 18% de incremento medio en el país. Uno de cada cuatro pacientes andaluces esperan para operarse más de seis meses. La Junta admite el repunte pero lo achaca a la pandemia y defiende que ocurre en todo el país, compara con 2018 para defender que son 80 días menos que antes del covid.
Mareas blancas, a la calle
Las mareas blancas que salieron a la calle el pasado sábado, la beligerancia de los sindicatos y las quejas de los profesionales por la carga de trabajo, las malas condiciones retributivas y la inestabilidad laboral constatan que los problemas persisten. La pirámide de población, con una sociedad cada vez más envejecida y tratamientos crónicos, eleva el coste. El Foro Andaluz de Médicos de Atención Primaria 2023 elaboró un completo diagnóstico el pasado julio, con el consenso de todos las organizaciones y las sociedades científicas, contando con la información directa de los profesionales que están en el día a día y al que el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos pone voz. Advierten del “enorme problema” que hay en la atención primaria, de que la falta de profesionales es un grave problema de error de cálculo y previsión de hace años pero no el único. Advierten del mal uso que hacen los usuarios de las urgencias, del exceso de burocracia, de la necesidad de cambiar la formación MIR, proponen que sean los médicos quienes puedan mejorar sus propias agendas y apuestan por regular mejor las teleconsultas y los intercambios de datos informáticos. Aseguran que hay cambios estructurales que se pueden hacer para combatir la falta de profesionales. Es una cuestión de gestión y de trabajo en equipo, recogen en sus propuestas.
Introducir el copago
Diego Martínez López, profesor de Economía en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla e investigador en la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) señala que “se trata de un problema de oferta y demanda y de interacción entre ambas”. “Cada vez se pone más dinero en sanidad pero los tratamientos cada vez son más caros y aún se están recogiendo a escobazos el aumento de las listas de espera en la pandemia”, advierte. “Suena políticamente incorrecto pero habrá que introducir en algún momento un copago para el uso de la atención primaria, del especialista o de las urgencias. Ocurre en países con un estado de bienestar mucho más extenso que el nuestro como Suecia o del estilo del nuestro como Italia. Son pequeños copagos bien definidos ligados al nivel de renta, de equidad que pueden también corregir un exceso de demanda que no se corresponde con las necesidades reales. Además se invierte mucho pero falla la eficiencia, que se contemplen retribuciones por productividad para los profesionales, embarcas a los médicos en tareas burocráticas que van en contra de la calidad asistencial o de la investigación y la formación. Todo esto va enfadando a la gente”, sostiene el economista.
Desde UGT, el portavoz de sanidad, Antonio Macías, duda de que las cifras presupuestadas se cumplan y es claro: “En caso de que sea verdad eso se debe de traducir en realidad, es decir, que existan menos listas de espera, que nuestros centros funcionen con normalidad, que el mantenimiento y construcción de nuevas instalaciones sea verdad, que no se despidan más eventuales, nos tememos que van 7.000 a la calle, que la citas para un médico de familia no vayan a los 15 a 20 días. Si hay más presupuesto y más profesionales, también es verdad que hay más necesidades y sobre todo que la organización y gestión es muy mala y que cada vez se dedica más dinero a la privada”, asegura. “Cuando asociaciones, partidos, sindicatos, profesionales, usuarios... solo hacen quejarse será por algo”, advierte. Los sindicatos aseguran que “en los presupuestos aparece que van a consolidar unos 5.000 puestos, pero hay 12.000 eventuales, lo que quiere decir que 7.000 se van a la calle”.
Gasto por andaluz
Desde CCOO, el portavoz de sanidad, José-Pelayo Galindo, asegura que no tienen las cifrassino “anuncios públicos”, entre ellos que el presupuesto de sanidad será el 30,5% del total de las cuentas y “eso supone disminuir el porcentaje, porque el año pasado fue el 33,29%”. “Nos molestan las medias verdades que lanzan” y apuntan a que no hay que mirar cifras globales sino el gasto sanitario por habitante y en eso, Andalucía está a la cola. Según la última estadística oficial del Ministerio de Sanidad, en relación con su población, en 2021, las comunidades con mayor gasto sanitario público son el País Vasco (2.073 euros por habitante), Asturias (1.965 euros) y Navarra (1.941 euros). Las comunidades con menor gasto sanitario público son Andalucía (1.486 euros), Madrid (1.536 euros) y las Islas Baleares (1.644 euros). La media es de 1.716 euros. “¿Con tanto dinero cómo la sanidad pública está desbordada? Solo se explica por una mala gestión, por decisiones erróneas tomadas desde la Consejería de Salud, no es de recibo destinar más de 800 millones a conciertos a la sanidad privada para recortar listas de espera a corto plazo”, señala el portavoz de CCOO.
El secretario general del Sindicato de Enfermería, SATSE, en Andalucía, José Sánchez Gámez, reconoce el crecimiento de las partidas destinadas a sanidad si bien considera que siguen siendo “insuficientes”. Desde 2018 “ha ido creciendo el presupuesto sanitario andaluz por habitante pero no al ritmo suficiente”. “La sanidad pública andaluza viene arrastrando durante décadas un gran deterioro, con un gasto sanitario por habitante muy por debajo de la media”, advierten.
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