ASALTO AL FORTÍN 'ROJO'

Moreno agita el malestar del campo para desbancar al PSOE en sus pueblos y ‘agrociudades’

Juan Manuel Moreno de campaña en Los Palacios (Sevilla)

Juan Manuel Moreno de campaña en Los Palacios (Sevilla)

Isabel Morillo

Isabel Morillo

Sequía, “dejación de funciones”, “castigo” y “maltrato” a Andalucía, más Pedro Sánchez. Bucear durante la última semana en las declaraciones de los dirigentes del PP andaluz deja poco lugar a dudas. Los mensajes políticos del Gobierno de Juan Manuel Moreno y de sus dirigentes agitan el avispero del campo andaluz, castigado por la falta de agua, los retrasos en las obras hidráulicas, la Política Agraria Común (PAC) y las ventas a pérdidas de ganaderos y agricultores, exigiendo que se cumpla la ley de la cadena alimentaria. El malestar es profundo, viene de lejos y se ha exarcebado por las pérdidas aún incalculables ante la falta de lluvias.

Este martes la rueda posterior al Consejo de Gobierno en Andalucía fue evidente. Una estrategia para repoblar los pueblos de interior de Andalucía y durísimas críticas contra Pedro Sánchez, "responsable del 67% del territorio en materia de aguas frente al 33% que gestiona la Junta de Andalucía", un inmenso listado de obras hidráulicas pendientes de ejecutar, apoyo a los ganaderos andaluces que están tirando su leche en protesta por los bajos precios que les paga la industria láctea y un mensaje: "Atacan permanentemente a Andalucía y a los agricultores andaluces".

El nuevo objetivo del Gobierno andaluz tiene nombres y apellidos en el Ejecutivo de Pedro Sánchez y es Luis Planas, ministro de Agricultura y Pesca. La confrontación con el Gobierno de la nación pasa por el agro y no es gratuito. El PP quiere elevar desde Andalucía el conflicto con el Ejecutivo de la Nación más allá de Doñana y la corona norte por el cultivo de frutos rojos, incómodo por poner sobre la cabeza de Moreno la espada de Damocles de Bruselas. “No es solo Doñana”, insisten desde el Gobierno andaluz, “nos jugamos mucho más”. Trascender Doñana para hacerse con el banderín del campo es fundamental en la estrategia electoral de un PP que aspira a “reequilibrar” el poder municipal y asemejarlo a lo ocurrido en las últimas autonómicas que le dieron una histórica mayoría absoluta.

Victorias de Moreno

La agenda del presidente andaluz lleva días concentrándose en municipios del interior con fuerte dependencia del sector primario y gobernadas por el PSOE o la izquierda, los comunistas en su día o coaliciones de varios partidos ahora. Además de acudir a Palma de Mallorca, Moreno se paseó este martes por dos municipios cordobeses. Puente Genil (Córdoba), 30.000 habitantes, pueblo de la campiña cordobesa que limita con Sevilla y donde gobiernan los socialistas, que doblaron en votos al PP en las últimas municipales. También por Aguilar de la Frontera (13.438 habitantes), gobernado por IU, donde los populares fueron en las últimas municipales tercera fuerza política y que tiene la agricultura como su principal actividad económica. El presidente andaluz, ‘candidato Moreno’ de nuevo pensando en el 28 de mayo, también ha acudido a dos municipios de Sevilla. Los Palacios y Villafranca (38.662 habitantes), de nuevo con el algodón, el arroz o el sector hortofrutícola como plato fuerte de su economía, gobernado por una coalición de izquierdas. Su periplo pasó también por Arcos de la Frontera (Cádiz), otro ayuntamiento que gobierna el PSOE y que tiene en el algodón o el girasol su modo de vida.

Los cuatro municipios son agrícolas, están gobernados por la izquierda en sus ayuntamientos y tienen otra cosa en común: en todos ganó el PP de Juan Manuel Moreno en las últimas autonómicas del pasado mes de junio. Fortines de la izquierda en el medio rural andaluz conquistados por el PP en las andaluzas. El voto rural siempre ha sido del PSOE en Andalucía pero esa máxima dejó de cumplirse hace ya años. En las últimas elecciones el voto socialista cayó del 50 al 37% en los pueblos andaluces de menos de 10.000 habitantes. En la comunidad andaluza hay también una especificidad que se repite en pocas comunidades, el poder de las ‘agrociudades’, urbes por encima de los 20.000 habitantes pero con una fuerte dependencia del sector primario.

En las últimas municipales, el PP salvó sus grandes ciudades, sus municipios de la costa y ganó en votos en dos de las ocho provincias: Málaga y Almería, las dos diputaciones que gobierna. El PSOE recuperó mucho voto respecto a 2015 y se coronó en Andalucía con 4209 concejales y 458 alcaldías, 398 con mayoría absoluta. El PP se quedó con 179 alcaldías y 2.486 concejales. El objetivo ahora es darle la vuelta a esos números y equilibrarlos, lo que le permitiría además ganar alguna Diputación más.

Tras las protestas de los agricultores

La oportunidad más clara de afianzar ese cambio político en Andalucía está ahí. El discurso político al que se aferra el PP pasa por desgastar el PSOE tras constatar en las autonómicas el malestar del mundo rural andaluz hacia un Gobierno de la nación que consideran "demasiado urbano", que ya se llevó duras protestas de los agricultores a Madrid en marzo de 2022. Entonces las principales organizaciones agrarias ya acumulaban una larga lista de motivos para levantarse contra el Gobierno. Desde las obras hidráulicas sin ejecutar, pasando por una Política Agraria Común (PAC) que denuncian que traerán pérdidas para el campo andaluz del 53% de las subvenciones europeas o una ley de cadena alimentaria que, según señalan, no se cumple ni evita las ventas a pérdidas.

Los agricultores andaluces llevan dos años coreando cánticos contra la ministra para la Transición Ecológica, el ministro de Agricultura, la ministra de Trabajo, a la que acusan de haber atacado a los empresarios del campo hablando de “esclavitud”, al ministro de Consumo, por sus invitaciones a reducir el consumo de carne y queso y ya en el ‘top ten’ la ministra de Derechos Sociales por la ley animal. El PSOE salvó la caza de la norma pero el desprecio de gran parte del campo andaluz hacia el Gobierno no ha parado de crecer en los últimos años. En ese inmenso enfado pescó Vox en las últimas generales y ahí es donde el PP andaluz quiere afianzar su penetración en el mundo rural en Andalucía. Mientras que el PSOE de Pedro Sánchez habla de vivienda o de cambio climático, el PP andaluz solo habla de sequía y de agricultores.