ESCASEZ DE LLUVIA

La sequía encarecerá cerca del 10% la cesta de la compra de cara al verano

  • Más de la mitad de la inflación de los alimentos se debe a factores derivados de la crisis climática

Un agricultor muestra los efectos de la sequía en el cereal de Cella.

Un agricultor muestra los efectos de la sequía en el cereal de Cella.

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España se seca, y aunque en algunas partes del país han caído algunas gotas de agua en los últimos días, la falta de lluvias aún es acuciante: es la primavera más seca de los últimos 15 años. Los embalses se encuentran hoy al 41,9% según el Ministerio para la Transición Ecológica, un dato que sigue el sector primario con preocupación. Varias zonas del Ebro están ya en situación de emergencia, una situación parecida a de algunas cuencas en el resto de España. Solo en la cuenca del Guadalquivir, las pérdidas económicas de la agricultura de regadío podrían alcanzar los 3.000 millones de euros debido a los factores climatológicos y a la escalada de los precios energéticos y de los fertilizantes, según la Federación Nacional de Comunidades de Regantes. Por supuesto, la merma de producción de los cultivos repercute en los productos que llegan al supermercado y ya existen estimaciones sobre el impacto de la sequía en la cesta de la compra: sin agua, se puede encarecer en torno a un 10% de cara al verano. “La sequía este año es muy pronunciada y afectará a una gran cantidad de alimentos, tanto de regadío como de secano”, explica Juan Carlos Higueras, profesor de EAE Business School. Lo peor es que los alimentos se han encarecido el 16,5% ya, según el último dato registrado en marzo, y ni siquiera los topes impuestos por el Gobierno a comienzos del 2023 a ciertos productos básicos han podido frenar la subida.

“Los futuros de los cereales que se venderán en diciembre ya han escalado hasta un 12%”, asegura el economista Javier Santacruz. El consenso apunta a una subida general comprendida entre el 2 y el 10%, aunque otros, como Higueras, anticipa un incremento de hasta el 30%. Lo que sí está claro es que los meses centrales del año serán el punto de inflexión: “La sequía añadirá presión al IPC sobre todo a partir de la segunda mitad del año”, explica Emilio González, profesor de economía de Comillas ICADE. Por el momento, la escasez de lluvias ya afecta al 60% del campo. “En torno a un 2 ó un 3% del PIB se puede estar perdiendo debido a esta crisis climática, como mínimo”, señala José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea.

La situación no sólo afecta a los consumidores, sino también a los productores. El golpe económico para el campo puede superar los 8.000 millones de euros. “Esas fueron las pérdidas que tuvimos el pasado y esta campaña va a ser peor. Evidentemente esto se reflejará en el consumo y encarecerá la cesta de la compra”, advierten fuentes de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA). Aunque Andrés Góngora, responsable de producción agrícola de COAG, apunta a que un aumento de precios muy pronunciado no estaría justificado. “La diferencia entre los precios en origen y lo que llega al consumidor es muy pronunciada. El producto importado, como los garbanzos o legumbres, se ha encarecido por la sequía con fuerza”, afirma.

La falta de lluvias, unida a la crisis de los precios de la energía, han ocasionado la tormenta perfecta para el sector primario. “Y eso se tiene que reflejar en los precios de la cesta de la compra. Además, hay que tener en cuenta que parte de los productos que se producen en España se exportan al extranjero, donde están muy bien pagados, lo que presiona los costes en los supermercados españoles”, explica María Cruz Álvarez, presidenta de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos y miembro del Instituto de Ingeniería de España. Esta especialista apunta a que el coste de las frutas puede incrementarse a causa de la sequía entre un 3% y un 8%, mientras que las verduras podrían estar en un rango de 3%-5% y los cereales podrían sufrir incrementos de entre un 2% y un 3%.

¿Hay alguna posibilidad de contención? En realidad, dependerá “de la capacidad de movilización de la UE y de la capacidad de importación de productos sustitutivos o de otras zonas que se podrían ver menos afectados”, asegura González. Por ejemplo, el aceite de oliva, un producto que se ha encarecido un 70,80% en tan solo un año, se podría importar de Francia, Grecia o incluso de Oriente Medio. “Confiemos en que en mayo haya lluvias y que eso alivie la situación del sector”, señala María Cruz Álvarez.

Pero también hay cultivos que no se recuperarán de la actual crisis hídrica. “Se dan prácticamente por perdidas las cosechas de cereales de secano (trigos y cebadas) en Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia y en las zonas más áridas de Aragón, Cataluña y Castilla y León”, lamenta Joaquín Melgarejo, director del Instituto del Agua de la Universidad de Alicante. Esta advertencia se extiende hasta los frutos secos de secano que se cultivan en Murcia, Almería, Granada y Jaén, aunque alguna variedad tardía podría salvarse. A estas alturas, la situación de los olivos es realmente precaria: “Si no llueve en los próximos 15 días, la cosecha que se recogerá a partir de noviembre será muy mala”, apunta Higueras. La sequía afecta al rendimiento de las siembras hortícolas y de verano, como el tomate, las sandías, los melones y el brócoli, entre otros, y muchos agricultores deberán optar por reducir la superficie de maíz, girasol y algodón.

Desde COAG apuntan a que la producción de 3,5 millones millones de hectáreas se ha perdido, fundamentalmente de cultivos de secano de la zona central de la península ibérica, así como de Aragón y Cataluña. La campaña en Andalucía se ha perdido y las fruticultores de Cataluña se van a ver obligados a tirar la fruta al suelo para poder salvar los árboles.

Por zonas, en la Demarcación del Guadalquivir solo se puede realizar el 12% del riesgo habitual. Entre los cultivos más afectados por la persistente sequía, Álvarez apunta a los cítricos. “En la cuenca del Segre (Cataluña) hay peligro no solo de que se pierdan los cultivos, sino de que se sequen los propios árboles y se pierdan las inversiones de los últimos años”. La falta de agua también golpea a las legumbres y a las frutas de hueso, como el melocotón, la nectarina o las cerezas, pero sobre todo al arroz. Los productores ya han advertido que no habrá cosecha si en los próximos días no llueve. Más del 80% de la producción de secano de la Demarcación del Segura se da por perdida, explica Melgarejo, “sobre todo en relación al cereal y a la almendra”, mientras que los regadíos del trasvase Tajo-Segura mantendrán una dotación suficiente, al menos hasta junio. Y los riesgos no se limitan a la primavera y al verano. “Los árboles necesitan ya riego para poder tener producción en la próxima campaña”, asegura Melgarejo, “están peligrando cultivos de invierno, como la remolacha, los ajos y las cebollas”.

La ganadería, al límite

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Además del impacto directo que sufre la agricultura, la sequía ha alcanzado al rendimiento de la ganadería, especialmente a la extensiva. La falta de lluvias ha provocado una reducción de los pastos para alimentar a los animales y ha obligado a que los ganaderos tengan que recurrir a la compra de pienso y forrajes. Como ese pienso se fabrica con cereales y en España no están creciendo, no queda otro remedio que importarlo, de ahí la subida disparada de su precio. Un ejemplo es la alfalfa, el forraje más utilizado en la ganadería intensiva, cuesta 40 céntimos el kilo, el triple de lo normal. “Algunos ganaderos han decidido sacrificar vacas, ovejas y hasta cerdos”, afirma Higueras.

Esta multiplicación de costes se ha trasladado a productos como el jamón ibérico, que ya ha notado el descenso de producción, pero también a la leche. Las cotizaciones de leche se mueven actualmente entre los 1,60 euros y los 1,10 euros el litro, dependiendo de si está cualificada con la etiqueta de denominación de origen (DO) o no.