VÍCTIMA DE LA GENTRIFICACIÓN

Las monjas desalojan la emblemática tienda de disfraces de Caramelos Paco de La Latina tras 36 años

El establecimiento deja el Nuevo Convento de La Latina tras una subida de alquiler de las religiosas

La Latina pierde otro icono tradicional ante el avance de las franquicias y la gentrificación

Vista de la tienda de disfraces Fiesta Paco, situada en la fachada del convento La Latina de la calle Toledo.

Vista de la tienda de disfraces Fiesta Paco, situada en la fachada del convento La Latina de la calle Toledo. / R. B.

Roberto Bécares

Unos enormes vinilos de tumbas dibujadas con el clásico RIP inscrito adornan desde el día de Halloween los escaparates de Fiestas Paco, en el número 52 de la calle Toledo, en el centro de Madrid, casi a modo de presagio. 

La tienda de disfraces nacida al albur de la mítica tienda Caramelos Paco, situada justo enfrente y que es uno de los iconos de La Latina, echa el cierre en el local donde abrió hace 36 años. 

Es la última víctima de la gentrificación.

"Aquí ya parece que solo montan bares y, si puede ser con terraza, mejor, cada vez quedan menos negocios de toda la vida, a ver qué ponen aquí ahora", lamenta Antonio, vecino de 82 años de la zona, mientras pasa con el carrito de la compra frente al establecimiento. La tienda ocupaba dos plantas de la señorial fachada del Nuevo Convento de La Latina. 

El edificio de estilo neomedieval fue erigido en 1904 sobre el antiguo solar donde estaba el antiguo convento y el hospital de Nuestra Señora de la Concepción, fundados a finales del siglo XV por Beatriz Galindo 'La Latina', camarera Mayor de Isabel la Católica, y su marido, Francisco Ramírez.  

Este inmueble ha sido durante cinco siglos el claustro de las monjas de la orden de clausura concepcionista franciscana, pero la parte frontal, que da a la calle, ha albergado distintos negocios en régimen de alquiler en el último siglo: zapatería, tienda de telas, Cortefiel... 

"La tienda de disfraces llevaba aquí desde hace mucho tiempo, igual que la otra", prosigue Fernando señalando al otro lado de la calle, a Caramelos Paco. 

Vista de la nueva tienda de disfraces de Fiesta Paco, situado en Toledo, 62, en un local más pequeño. 

Vista de la nueva tienda de disfraces de Fiesta Paco, situado en Toledo, 62, en un local más pequeño.  / R. B.

"Yo nací en el año 1940, y ya de pequeño me llevaban ahí a por dulces", rememora sobre uno de los establecimientos más míticos de Madrid, con la fachada amarillo chillón -su seña de identidad- y los abigarrados escaparates llenos de dulces. 

Un enorme cartel en la segunda planta de Fiestas Paco informa a los clientes que se han trasladado a otro local, en concreto al número 62 de la misma calle. El establecimiento no tiene nada que ver con el anterior; el nuevo es mucho más pequeño. 

"Todavía estamos trayendo cosas del otro local", comenta una de las trabajadoras, que evitó dar información sobre el motivo del cambio, mientras desembalaba cajas una mañana de esta semana. Hermetismo absoluto.

Fuentes conocedoras de la operación, sin embargo, apuntan que el contrato de arrendamiento del anterior local venció el pasado mes de enero, y las monjas concepcionistas y el dueño de Caramelos Paco, Francisco Moreno, no llegaron a un acuerdo para la renovación. EL PERIÓDICO DE ESPAÑA trató ayer sin éxito de ponerse en contacto con ambos. 

"Igual era un local de renta antigua, y ahora iban a aumentar el alquiler, y no han querido pagar más", barruntaba un comerciante de la zona. "Es que lo menos son 400 metros cuadrados de local, es enorme", apreciaba.

De acuerdo a las mismas fuentes, las religiosas habrían solicitado una renta "bastante mayor" de la que se pagaba, y el empresario habría decidido abandonar el local y buscar otro.

El cierre viene a robar un poco más el alma de la zona, donde Caramelos Paco es el buque de insignia de la resistencia de un barrio que se niega a ser absorbido del todo por el negocio hostelero. En La Latina, la gentrificación va consumiendo los negocios tradicionales. 

Apertura en los años 30

Hay que remontarse a la década de los años 30 para bucear en el origen de Caramelos Paco. Fue el empresario Francisco Moreno Redondo quién fundó con apenas 20 años su propio negocio en el 55 de la calle Toledo, que el escritor Benito Pérez Galdós, gran conocedor de la ciudad, consideraba "la calle más pintoresca y bonita del mundo". 

Vista de la mítica tienda de Caramelos Paco, abierta en 1934. 

Vista de la mítica tienda de Caramelos Paco, abierta en 1934.  / R. B.

En 1934 nació como tienda de ultramarinos, pero solo dos años más tarde se especializó en caramelos y bombones. Se hicieron rápidamente con fama en toda la capital. Parte del éxito fue que el propio Francisco se iba con su hijo a las afueras de Madrid a pintar en las rocas situadas del borde de la carretera con alquitrán el nombre de la tienda de caramelos. 

"Eran muy famosos. Yo cogía el tren a Villalba y se veían las rocas pintadas", recuerda Antonio. El negocio pasó a manos de su hijo, también llamado Francisco Moreno Vicente, en los años 80. Este abrió una fábrica de caramelos en Cuba y amplió el negocio a los citados disfraces, donde también se vendían piñatas y globos.  

En la actualidad regenta el negocio la tercera generación, en concreto Francisco Moreno Herguido, que en la web explica que tiene la intención de "conciliar la tradición e innovación, tratando siempre a los clientes entre algodones de azúcar y ofreciendo siempre los caramelos más novedosos al precio más competitivo".

Pese al 'desahucio', el valor de los locales en esta calle no está precisamente en su mejor momento. Muy cerca de Caramelos Paco se alquila un establecimiento de unos 220 metros cuadrados entre la planta baja y el sótano por 3.000 euros el primer mes.

"Se va subiendo progresivamente el precio mes a mes hasta llegar a los 3.800 euros, pero hace poco tiempo este local se estaba alquilando a 4.500-5.000", señala el gestor de la inmobiliaria que lo comercializa. Este asegura que "los precios están bajando" en esta calle.

Según explican desde la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio, si el local de Fiestas Paco se vuelve a alquilar se "deberán dejar vistos los arcos, ya que el edificio tiene la máxima protección". Ahora mismo están tapados ya que hay unas estructuras metálicas amarillas enormes en la zona de la entrada a la tienda ya cerrada.