MERCADOS

Dónde invertir en 2024: acciones, renta fija, inmobiliario, oro y criptodivisas

‘activos’ recoge el análisis de diferentes firmas de inversión que ofrecen su visión sobre qué hacer con los ahorros el próximo año

El año que termina pasará a la historia por ser un ejercicio de alzas en las bolsas y del regreso de la rentabilidad a los bonos desde que empezó la crisis financiera de 2008

Fachada del Palacio de la Bolsa de Madrid el pasado 23 de diciembre.

Fachada del Palacio de la Bolsa de Madrid el pasado 23 de diciembre. / Marta Fernández Jara - Europa Press

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"Inflación, crecimiento y bancos centrales son los tres elementos que guiarán a los mercados en 2024", sostiene Sebastián Velasco, director de la gestora estadounidense Fidelity en España. Un cóctel que no es nuevo para los inversores y que se lleva repitiendo desde el comienzo de 2022, cuando el mundo se empezó a desperezar del covid. Europa seguirá con su anemia económica como atestiguan las previsiones del Banco Central Europeo (0,8%) y el Fondo Monetario Internacional (1,2%). EEUU tampoco puede echar las campanas al vuelo: el FMI pronostica un aumento del PIB del 1,5%. La moderación de la inflación permitirá a los bancos centrales pausar la subida de tipos e incluso bajarlos como ha prometido la Reserva Federal en tres ocasiones en 2024. La pregunta del millón es: ¿cuándo los bajará el BCE? El optimismo vuelve a las bolsas.

Tecnológicas e IA, la mejor opción

"Confiamos en que los principales índices bursátiles globales, como el MSCI World y el S&P 500, puedan alcanzar nuevos máximos históricos durante el año que viene. Vemos en cualquier corrección una oportunidad de compra", asegura Joaquín Robles, analista de XTB. 

El consenso de los expertos apuesta por la continuidad de las subidas de las tecnológicas y las compañías relacionadas con la inteligencia artificial (IA). En estos sectores, Wall Street lleva la delantera con los famosos siete magníficos -como se denomina al grupo formado por Microsoft, Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Nvidia y Tesla-, aunque fuera de la Bolsa de Nueva York también hay gigantes a tener en cuenta como las asiáticas Samsung, Tencent y Alibaba; las europeas SAP, Accenture, ASML, y la neerlandesa Nxp Semiconductors. 

"Distribuiría la cartera así: el 50%, en valores del S&P 500, con especial presencia de las grandes tecnológicas; otro 25%, en valores del EuroStoxx50, sobre todo valores bancarios y del sector defensa, y el 25% restante, en valores del índice Nikkei, que es un índice del que pocos hablan, pero que se está comportando muy bien y lo puede seguir haciendo", añade Antonio Castelo, analista de iBroker.

El índice estadounidense Nasdaq 100 ha sido el gran protagonista de los últimos tiempos de tipos bajos con un rendimiento acumulado en la última década del 358%, lo que supone una rentabilidad media anual en los últimos 10 años del 35,8%, muy superior a la de sus competidores locales y a los europeos. Víctor Alvargonzález, fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance, sostiene que un escenario de tipos estables o a la baja es favorable para este tipo de acciones "salvo que se produzca algún evento inesperado". 

En cualquier caso, los expertos recuerdan que lo importante es la diversificación y el asesoramiento profesional. "Los sectores que peor comportamiento han tenido en 2023, como las eléctricas, y las inmobiliarias pueden ofrecer oportunidades", indica Luis Francisco Ruiz, analista de CMC Markets.

Oportunidad para los más conservadores

La renta fija ha brillado en 2023 y se espera que siga dando oportunidades a los ahorradores más conservadores que desde el comienzo de la crisis financiera de 2008, cuando se empezaron a bajar los tipos de interés, han estado huérfanos de activos donde invertir sin tener que asumir un perfil de inversión que no es para todos los públicos, como es el riesgo y la volatilidad.

"Nos gusta la deuda pública española, alemana y estadounidense en dólares. La parte de bonos corporativos en la parte baja del grado de inversión también nos aparece atractiva", resume Dídac Pérez, director de inversiones de Caja de Ingenieros. Un ejemplo de esto son las letras del Tesoro a tres y a seis meses, que ofrecen rendimientos del 3,7% y del 3,6%. Es decir, una rentabilidad superior a la de los depósitos, sin apenas riesgo y por encima de la inflación actual del 3,2%. En bonos con vencimientos más largos hay algo más de rentabilidad. "Podemos construir una cartera con rentabilidades cercanas al 4% en bonos emitidos por compañías y gobiernos con buena calidad crediticia. Apostamos por un plazo de inversión de tres a cinco años ya que nos parece particularmente ventajoso frente a plazos más largos", valora Castelo. 

Numerosas personas hacen cola ante el Banco de España para comprar deuda pública en febrero de 2023. /

EPE

Otra opción es evitar el riesgo de duración, por los movimientos futuros que puedan llevar a cabo los bancos centrales, e invertir en fondos cotizados (ETF) que no tienen vencimiento. "Hay muchos bonos de emisores con un riesgo muy reducido que ofrecen una rentabilidad superior al 4%, mientras que los precios se encuentran en mínimos de la última década. Esta circunstancia la podemos aprovechar a través de los ETF de renta fija", defiende Robles.

Una recomendación que repiten los asesores financieros es que la renta fija debe aportar certezas y poco riesgo a la cartera, mientras que la rentabilidad hay que buscarla en las acciones. "Los llamados bonos basura, debido a la acumulación de vencimientos por nuevas refinanciaciones, no son la mejor opción", remarca Ruiz.

La escasez aguanta los precios

El ladrillo encara 2024 con escasez de oferta en las grandes ciudades y una ralentización de las compraventas debido al encarecimiento de las hipotecas. Esto es una oportunidad para aquellos pequeños propietarios que cuenten con liquidez suficiente como para comprar pisos o plazas de garaje para alquilar en las principales urbes españolas. El próximo año, además, los contratos de alquiler que se renueven podrán incrementarse hasta el 3% desde el 2% actual, porcentaje que se sitúa muy cerca del 3,2% de la inflación.

"Existen oportunidades de menor tamaño, pequeñas promociones inmobiliarias en tejido urbano y edificios de tamaño reducido terciarios o residenciales. Sectores alternativos -garajes, trasteros...- también juegan un papel importante para obtener mejores rendimientos", subraya Ignacio Ortiz de Andrés, director de investigación de mercados de Activum. Para altos patrimonios y capacidad inversora, señala que ven opciones en "suelos finalistas en las principales ciudades y en costas dinámicas como el entorno de Málaga. A nivel de sectores, hay oportunidad en el residencial tradicional, en residencias de mayores, de estudiantes, edificios para alquilar...".

"En 2024, las oportunidades aparecerán de forma transversal en todos los sectores: aquellos de mayor calidad y, sobre todo, verdes, serán los que atraigan mayor apetito inversor. Algunas de las grandes tendencias que estamos viviendo, como el envejecimiento de la población, la mayor movilidad o la digitalización, están acelerando los cambios en algunos sectores. También crecerá considerablemente el volumen destinado a segmentos operativos, tales como hospitales, residencias de la tercera edad y centros educativos", explica Paloma Relinque, directora de mercados de capitales en España de CBRE.

Para todos aquellos ahorradores que quieran tener exposición al ladrillo y al mismo tiempo liquidez, existe la posibilidad de invertir en fondos, promotoras cotizadas o socimis que no conllevan una inversión tan elevada. "Es interesante y conveniente tanto para pequeños como grandes inversores", sentencia Ortiz.

Diversificar para arriesgar y proteger

Las criptomonedas han resucitado en 2023. Su principal referencia, el bitcoin, ha borrado las pérdidas de 2022 y camina hacia los 50.000 dólares gracias al posible lanzamiento de fondos cotizados en la criptomoneda y una política monetaria menos restrictiva. La montaña rusa que es este mercado está en su punto álgido con el bitcoin como activo más rentable del año con un alza del 160%. La rentabilidad no puede tapar, no obstante, la volatilidad que tiene este y el resto de criptoactivos. Pese a sus subidas, quien entró el 1 de enero de 2022 en el bitcoin aún arrastra pérdidas latentes del 7%.

"En los últimos años se ha demostrado que no son un activo refugio, ya que, ante la mayor inflación de los últimos 40 años, han caído de media el 80%. La quiebra y los escándalos de varios de los principales intermediarios siguen siendo un foco de desconfianza. Además, continúa sin haber una regulación clara y tampoco es visto como un medio de pago comúnmente aceptado", aclara Robles.

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El consenso de los analistas es algo más positivo con el oro y la plata. El primero termina el año con un alza del 13% gracias a los flujos captados desde la renta variable y los bonos durante los peores momentos de 2022 y la gran inversión que mantienen muchos bancos centrales del mundo. La plata se ha anotado un raquítico 1,5%. "El oro se ha visto perjudicado por la mejora de los tipos de interés reales (tipo nominal menos inflación) y ahora, con la bajada de tipos en el mercado de bonos, empeoran esos tipos de interés reales y aumenta el atractivo del oro", puntualiza Alvargonzález.

"Estos dos metales se deben incluir en una cartera diversificada dado su grado de descorrelación con las acciones o los índices bursátiles. Tienen un uso industrial, el oro se utiliza en electrónica, en aplicaciones médicas y dentales, mientras que la plata tiene una gran demanda en el sector de la electrónica y ha experimentado un mayor uso en las células fotovoltaicas", arguye Castelo. 

2023, un año inusual

El año que termina pasará a la historia por ser un ejercicio de alzas en las bolsas y del regreso de la rentabilidad a los bonos desde que empezó la crisis financiera de 2008. Los inversores diversificados también se han beneficiado de las subidas del oro (13%) y de la resurrección del bitcoin tras su nefasto 2022 (-65%), marcado por la quiebra de Terra y FTX. Todo ello a pesar de muchas turbulencias geopolíticas como la guerra de Ucrania y Palestina, de las predicciones negativas que apuntaban a un año de recesión generalizado en todos los países occidentales y de las quiebras de los bancos en EEUU y la caída en desgracia de Credit Suisse, que acabó en manos de HSBC.

El regreso de la normalidad en el coste del dinero hizo que en febrero se organizasen colas al anochecer ante el Banco de España para comprar letras del Tesoro y que ese furor haya hecho que los ciudadanos de a pie sean ya los mayores tenedores de la deuda del Estado a corto plazo con cerca del 30% del saldo en circulación. La inversión de las familias españolas en este producto financiero duplica ya a lo que tienen en acciones del Ibex 35. Los gestores esperan que 2024 siga dando oportunidades a la renta fija a pesar de la probable reducción de los tipos de interés.

El selectivo español, por su parte, ha vivido su año más alcista desde 2013 con una revalorización del 22,8% tras años marcados por los descensos de los bancos. "Desde 2008, las cotizadas diluyeron a sus accionistas mediante ampliaciones de capital encubiertas, la deuda que arrastraban era grande... Ahora hay planes de recompra de acciones y amortizaciones de autocartera, con lo cual estás remunerando al accionista por la vía de menores acciones en circulación", subraya José Lizán, gestor de Quadriga Asset Managers.

Fuera de España, lo más destacado en los mercados lo han protagonizado los gigantes tecnológicos de Wall Street. Los siete magníficos -Microsoft, Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Nvidia y Tesla- se han revalorizado más del 95% este año, mientras que las 493 compañías restantes del S&P 500 han subido solo el 12%. El Nasdaq se ha conformado con el 41,5%. Unas cifras que llegan tras un 2022 para olvidar para el sector tecnológico por el alza de tipos. Este año, sin embargo, se han beneficiado de la irrupción de la inteligencia artificial y de la menor presión de la Reserva Federal. Los grandes ganadores de los últimos años se han vuelto a imponer con claridad.