CRÍTICA

Mirando a las bambalinas del cómic

El texto en el cómic es solo parte de una forma de contar historias que va mucho más allá del logocentrismo con el que se ha desarrollado nuestra civilización

Rosas que nacen del pandemonio

Rosas que nacen del pandemonio

Álvaro Pons

Cuando se dice que el cómic es un híbrido, mezcla de dibujo y texto, se cae en el error común de confundir los recursos narrativos del lenguaje de la historieta como elementos dispares que pueden coexistir de forma separada en la historieta. Pero lo cierto es que el cómic es mucho más que eso, es un medio de comunicación, un arte en sí mismo que toma elementos de toda la historia del arte para construir un relato visual en el que todos los constituyentes juegan al ritmo de que marca lo gráfico de forma indisoluble.

El texto en el cómic es solo parte de una forma de contar historias que va mucho más allá del logocentrismo con el que se ha desarrollado nuestra civilización para descubrir que, incluso esas palabras, esas letras, no son más que conjuntos de dibujos, pictogramas, a los que hemos decidido darle una traducción, aunque solo sea fonética.

El cómic es tan plástico que es capaz de incorporar cualquier innovación con absoluta tranquilidad, pero también puede usar esa potencialidad para realizar auténticos ejercicios de metareflexión. Caracteres, de David Rault (Jardín de Monos, traducción de Marta Gámez), prosigue la pasión por la tipografía que el autor ya había mostrado en su anterior obra, El ABC de la tipografía (Norma Editorial), pero deja de lado la intención histórica para analizar la creación y características de determinadas familias de letras, bien conocidas por los usuarios hoy por su inclusión en los programas informáticos.

El texto, protagonista

Y para lograrlo, Rault hace que el texto, que las letras, sean los protagonistas de su relato: las viñetas se llenan de caracteres que exploran sus formas y diferencias, ese pequeño detalle de una serifa o de la apertura de una letra, convirtiendo al texto en elemento orgánico, en protagonista de una historia donde estamos acostumbrados a ver personajes reconocibles. Y es entonces cuando el lenguaje visual muestra todo su esplendor: ese potencial que lo lleva a entender que "narrar con las imágenes" es una sencilla frase que esconde millones de posibilidades en las que el cómic se mueve con soltura.

Aunque quizás pueda ser igual de interesante meterse en las bambalinas de la producción de un cómic para entender cómo es posible que el cómic sea el medio que es. El manga ha sido pródigo en obras que mostraban el trabajo de sus creadores, los mangakas, ya desde la autobiografía (como los casos de Shigeru Mizuki o Yoshihiro Tatsumi) o desde las bambalinas de la industria más potente de la historieta como Bakuman, de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata.

Si hace poco la editorial valenciana Fandogamia nos traía la divertidísima La librera calavera Honda-San, de Honda, que nos descubría el día a día de una librería especializada en Japón, ahora edita la muy interesante Rosas que nacen del pandemonio, de Nami Sasou (Fandogamia Editorial, traducción de Luis Alís), en la que la autora recuerda su trabajo de asistente de algunas de las artistas más importantes que revolucionaron el manga shōjo en los años 70.

Nombres como los de Suzue Miuchi, Fusako Kuramochi, Minori Kimura, Jun Mihara o Ryōko Yamagishi, algunas de ellas parte del influente y decisivo colectivo llamado Grupo de las 24. Con mucho humor, Sasou describe las tensiones cotidianas de la producción del manga para lectoras adolescentes, desde los problemas creativos, la presión de la fecha de entrega (que transforma el estudio en un "pandemonio"), las relaciones entre las personas que trabajaban en el estudio de las grandes autoras a la desmitificación muchos mitos sobre sus temáticas, pero también dejando ver en segundo plano las problemáticas derivadas de ser mujeres en un mundo profundamente masculinizado como el del manga en Japón.

Dos tebeos que permiten ver el cómic desde perspectivas muy diferentes, pero que llevan siempre a la increíble potencialidad del noveno arte.