EN PUNTAS DE PIE

Querer a alguien terrible

No hay que ir muy lejos para encontrar a monstruos a los que, a pesar de todo, seguimos queriendo 

La escritora Claire Dederer

La escritora Claire Dederer / EPE

Saray Encinoso

Saray Encinoso

La búsqueda de la perfección exige recorrer caminos abruptos, pero, aun haciéndolo, nada nos salva de tropezar con incoherencias y acabar en zonas apartadas, casi siempre en penumbra. Si quisiéramos que nada nos manchara, no tendríamos que haber ido a un concierto de Michael Jackson, ni ocupar el tiempo en ver la filmografía de Roman Polanski o Woody Allen, ni emocionarnos con la brutalidad del Guernica de Pablo Picasso, ni disfrutar con Miles Davis. Porque, acercarnos y sentir placer con el arte de personas monstruosas, ¿en qué nos convierte? ¿Deberíamos ser lo suficientemente adultos como para tomar distancia? ¿Es una debilidad no ser capaz de separar al autor de su obra?

Claire Dederer se hizo hace años estas preguntas y decidió buscar posibles respuestas. El resultado es Monstruos (Península, 2023), un ensayo en el que analiza sus propias pasiones y desgrana cómo han influido su evolución ideológica –el feminismo, por ejemplo– y los abusos que ha sufrido a lo largo de su vida en su forma de enfrentarse a artistas a los que se ha sentido especialmente unida. "¿Por qué debería privarme de Chinatown o El dormilón? Esa tensión entre lo que he vivido como mujer y querer experimentar la libertad, la belleza, la grandeza y la extrañeza del arte en mayúsculas es el meollo de la cuestión. No es una duda filosófica: es una duda emocional".

El consumo de arte

A lo largo de casi 300 páginas, la autora recopila experiencias y gustos personales y otros más ajenos para analizar cómo ha cambiado la forma de consumir arte en un mundo saturado de información en el que lo sabemos todo de nuestros ídolos. Pero también se plantea si somos más benevolentes cuando no queremos prescindir de aquellos y aquellas a quienes amamos. Quizá –sugiere– usemos la denominación de genio para protegernos y no sentirnos culpables de seguir sintiendo predilección por determinadas obras.

Claire Dederer sugiere que quizá usemos la denominación de genio para protegernos y no sentirnos culpables de seguir sintiendo predilección por determinadas obras

Podría decirse que este libro es un análisis honesto sobre cómo nos enfrentamos al arte cuando colisionan entre sí las cuestiones éticas y estéticas, pero es mucho más; es un intento de comprender cómo amamos. "¿Qué hacemos con el arte de los hombres monstruosos? Esa pregunta no es más que el mosquito que da vueltas alrededor del monolito de la pregunta verdaderamente importante: ¿qué hacemos con las personas monstruosas a las que queremos?", escribe.

No hay que ir muy lejos para encontrar a personas terribles a las que, a pesar de todo, seguimos queriendo. En todas las familias hay ángeles y monstruos. "Cuando yo era joven, creía en la perfectibilidad de los seres humanos. Creía que las personas a las que quería debían ser perfectas y que yo también debía serlo. Pero no es así en realidad como funciona el amor […]. No queremos a quien lo merece; queremos a seres humanos defectuosos e imperfectos, en una lógica emocional que pertenece a un sistema meteorológico completamente distinto al clima helado de la razón".

No hay camino hacia la perfección ni razones que expliquen cómo amamos. Quizá la única guía para orientarnos es esa balanza interna que nos dice qué compensa y qué no. Solo así elegimos qué camino tomar. A veces hay más luz y a veces menos.