PERFIL

Isaac Marcet, curado de futuro

El fundador de la extinta 'Playground' vive recluido en un pueblo vacío del Alt Empordà donde escribió 'La historia del futuro'

Isaac Marcet, fotografiado en Barcelona

Isaac Marcet, fotografiado en Barcelona / Ricard Cugat

Isaac Marcet (Barcelona, 1981) estudiaba Filosofía en el Kingsborough Community College de Nueva York cuando un pájaro disfrazado se le cruzó por la cabeza. Llevaba el pájaro los brillantes colores del futuro. Volvió a Barcelona con una pregunta martilleando en su generosa frente: ¿por qué los jóvenes le habían dado la espalda a la información? Y él, que por pudor nunca había tenido un perfil en redes sociales (ni lo tendría), se decidió a montar un medio de comunicación nativo digital que llegara a la población joven directamente a través de la Red: el veneno que cautiva.

La historia de Isaac Marcet y la literatura se remontaba empero muchos años atrás: los tantísimos referentes que hoy recoge su ensayo La historia del futuro (Plaza&Janés) llevan acompañándole desde que era niño. Lecturas filosóficas, ficción fantástica, grandes clásicos, "guiadas siempre por el corazón, como decía Borges".

Pero estábamos en la historia del futuro en forma de pájaro: se llamó PlayGround y en 2008 innovó formatos audiovisuales para darle el alimento bien masticado a su público; se alió con Facebook y en 2018 se aupó al octavo puesto de los medios más leídos en todo el planeta.

El poder de la máquina

Todo sucedía desde la ciudad de Barcelona. Y todo parecía un cuento de hadas hasta que la malvada madrastra o Facebook aplicó un algoritmo ideado por sus creadores en Silicon Valley que, pretendiendo regular contenidos "peligrosos" ("peligroso" era un codo "insinuante", un artículo sobre la legalización de la marihuana y en este tan puritano plan), hizo descender en picado la difusión de los medios en general, destruyendo a la mayoría de los nativos digitales.

El alcance de PlayGround se desploma el 80% de la noche al día; boquea como hace el pez atrapado en la red, pero su muerte, la de todos, será inexorable: nadie resiste al deífico poder de la máquina.

Marcet cae en barrena, sumido en una enfermedad de su sistema inmune supuestamente incurable: se queda en los huesos, mudo de dolor y sin un pelo en la cabeza. ¿Se llama enfermedad inmune a los deseos de morir?: "Absolutamente. Entre la necesidad vital del cuerpo que es descansar, respirar, sentir, y los deseos implantados en nosotros por el capital futuro, el cuerpo se rebela y surge la enfermedad autoinmune".

Pero un día coge aire y se pone a escribir La historia del futuro: autocrítica ("creímos que íbamos a mejorar el futuro", qué ironía) y catarsis para la que se remonta al siglo V a. C. Revisando la mitología de las culturas que más vestigios han dejado y rescatando el sentido primordial de las palabras (hoy tan tergiversado), nos alumbra sobre la necesidad de volver al tiempo anterior al reloj mecánico -circular, natural, aproximado-, frente a la linealidad, el artificio y la ansiedad que marca la vida del hombre desde aquel fatídico invento del siglo XV que -sostiene- "iba a ser la antesala de la computación y la inteligencia artificial".

Se curó, y sigue escribiendo. Vive recluido en un pueblo vacío del Alt Empordà. Está casado y ha decidido, en conciencia, no traer hijos a este mundo.

'La historia del futuro'

Isaac Marcet

Plaza & Janés

232 páginas

20,90 euros