MERODEOS

Mandangas y bulerías del proceso creativo

Quiero pensar que mi curiosidad no es solo cotilleo, sino interés por la fragilidad y la mutabilidad del procedimiento

El escritor Georges Simenon

El escritor Georges Simenon / EPE

Susana Sánchez

Llevo meses buceando en los dos tomos de entrevistas de The Paris Review editados por Acantilado y ya puedo decir que esos dos tomos son felicidad. Yo misma me sorprendo ante una afirmación tan extraña. De siempre me interesan los procesos creativos, rastreo entrevistas buscando este tipo de cuestiones. Celebro mucho cuando tengo suerte y encuentro algo. En casi todas estas entrevistas, en algún momento, se habla de eso: mandangas y bulerías del proceso creativo.

Tanta felicidad me llevó a preguntarme por qué la curiosidad por este tema. Quiero pensar que no es sólo puro cotilleo y es más un interés por la fragilidad y la mutabilidad del proceso.

Una perla, George Simenon consultaba su estado de salud a fondo antes de encerrarse a escribir una novela.  El sistema creativo de Simenon consistía en aislarse completamente, once días lo máximo que aguantó, para meterse en la piel del personaje y llevarlo todo, identificación y escritura, al extremo de tal forma que al terminar el libro su presión sanguínea y el estado de salud en general estaba bastante bajo. Su médico le volvía a visitar al terminar la novela y se mostraba preocupado por la cantidad de novelas que escribía al año. Si algo interrumpía su proceso de escritura cuarenta y ocho horas, Simenon tiraba todo lo escrito y jamás volvía a esa novela. Así de frágil era la desconexión que podía permitirse del texto.

William Faulkner hubo de escribir El ruido y la furia cinco veces. Cinco veces son unas cuantas veces. Primero desde el punto de vista del deficiente mental, pero vio que no había contado la historia que quería contar. Después desde la perspectiva de otro hermano, con similar resultado. En una tercera versión se introdujo a él mismo como narrador, pero seguía sin estar satisfecho.

Me asombra la capacidad de tantos escritores de traducir a números, palabras, páginas y horas, su proceso. La precisión de Graham Greene al decir que al comienzo de su carrera como escritor sí se marcaba un horario pero que luego comenzó a marcarse un determinado número de palabras por días. “Quinientas. Pero lo subo a setecientas cincuenta a medida que avanza el libro.”

Igual que Hemingway, que anotaba en un gran trozo de cartón de embalar fijado en la pared el número de palabras diarias. “450, 575, 462, 1.250, 512. Las cantidades más altas representan los días en que le echaba más horas al trabajo para ir a pescar al día siguiente a la corriente del golfo sin sentirme culpable”. Parece que les preocupaba mucho ser lo suficientemente productivos. Cuantificar lo creativo. A Dorothy Parker le llevaba seis meses escribir un relato y sacaba los nombres de los personajes, igual que Simenon, de la guía telefónica. ¿Existen todavía las guías telefónicas?

Contar algo diferente

¿Hasta qué punto un escritor se muestra en una entrevista literaria? ¿Hasta el punto en el que el entrevistador se haya preparado la entrevista para luego fluir en la entrevista? ¿Hasta el punto en el que el entrevistador le rete en algunas preguntas a contar algo diferente? ¿Hasta el punto en el que se olvide de que está en una entrevista? Hablamos de entrevistas largas, aunque en algunas se siente la impaciencia del entrevistado. Hemingway transmite tremenda incomodidad en sus respuestas y aún así da frases geniales. Entrevistas de siete horas, o de varios días. Entrevistas agotadoras.

Cuenta Donald Hall que Ezra Pound se fatigaba al final de las sesiones, su entrevista duró tres días, y que cuando llegaba a la mañana del día siguiente Ezra estaba ansioso por corregir los errores del día anterior. ¿Hasta qué punto sabían algunos de ellos que estas entrevistas eran para la posteridad? Qué cosa tan maravillosa es esa de hacer una buena entrevista. Y qué otra cosa maravillosa esa de dar una buena entrevista. Se necesitan dos para una entrevista. ¿Se han fijado en el movimiento de la palabra entrevista?