MISCELÁNEA
He venido a hablar de mi libro: Emma Vallespinós
Es curioso como la escritura lo inunda todo, especialmente la vida cotidiana

La periodista y escritora Emma Vallespinós / EPE
Emma Vallespinós
Siempre me han dado un poco de miedo esas parejas que dicen saber con exactitud la fecha en la que concibieron a su hijo. Me parece que dice más bien poco sobre su fogosidad y menos aún sobre su pudor. Pero la vida es una master class de cura de humildad y ahora soy yo la que sabe el día exacto en el que concebí- si es que los libros se conciben- a No lo haré bien. Fue el 2 de diciembre de 2021 en una cafetería feúcha de Madrid.
Esa mañana había quedado con el que acabaría siendo mi editor y, en mitad de la charla, me habló de un libro que iban a publicar en primavera. La autora era uno de los perfiles que yo seguía con más interés en las redes. El editor comentó que, unas semanas antes, ella les había entregado el manuscrito terminado. Era impecable.
Se lo dijeron y, desde entonces, ella sentía un tic en el ojo izquierdo. Un temblor nervioso en el párpado que iba y venía, como los dolores de cabeza. "La entiendo perfectamente", le dije, "Da tanto miedo hacerlo mal como hacerlo bien". Fue esa ceja enarcada de mi interlocutor, esa mirada de incomprensión, la que marcó el origen del libro.
Desde entonces, las siglas NLHB se adueñaron de todo: de los márgenes de los libros que leía, de las notas del móvil, de páginas de cuadernos, de carpetas del escritorio del ordenador, de correos electrónicos que me mandaba a mí misma con ideas desordenadas. También de mi cabeza y de mi atención.
Al verme envalentonada, decidida a escribir un libro sobre el síndrome de la impostora y de cómo las mujeres hemos aprendido a dudar de nosotras mismas, mi noloharébienismo se enfureció. Lleva susurrándome en el oído mensajes apocalípticos desde que yo era una adolescente, pero esta vez sacó la artillería pesada: pero qué haces, por qué te expones, déjalo, ríndete insensata.
Fingí no escucharla. Elevó la voz. La eché del cuarto. Empezó a mandarme notas por debajo de la puerta. Es puñetera. Lista y malvada. Inasequible al desaliento. Un tormento. Una delegación del infierno en tu propia cabeza.
Personas que te sostengan
Es curioso como la escritura lo inunda todo, especialmente la vida cotidiana. Mis hijos acabaron por maldecir a este libro que me llenó de noes, que me borró de los paseos y me convirtió en una persona que se pasaba el día mendigando tiempo y silencio.
Escribir un libro exige documentación, datos, lecturas, horas de trabajo. Pero también personas que te sostengan. Sobre todo, cuando el agotamiento te nubla la cabeza, cuando la fuerza de voluntad se te llena de agujetas. Personas como mi madre, que en agosto me abrió la puerta de su casa y me dejó una habitación soleada desde donde la escuchaba susurrar: “dejad escribir a mamá”.
Gracias a eso –al silencio y a la habitación propia- el libro nació en la fecha prevista. Pesó 255 gramos. Huele de maravilla. Y cuando se enfada, para qué engañaros, es igualito a mí.
'No lo haré bien'
Emma Vallespinós
Arpa Editores
256 páginas. 19,90 euros
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