MISCELÁNEA

He venido a hablar de mi libro: Toni Aira

La potencia de la novela de misterio fue lo que más me enganchó a ella desde que era pequeño, y a todo eso homenajeo con 'Cos a terra'

El periodista y escritor Toni Aira

El periodista y escritor Toni Aira / EPC

Toni Aira

Estábamos todos preocupados por quién era el asesino (whodunit), y entonces llegó Georges Simenon con su comisario Maigret para enfocarnos en por qué el susodicho lo había hecho. Pero ese momento en la historia de la novela negra solo fue uno de los muchos puntos de inflexión que ha tenido el género detectivesco desde que existe, ya en los años 20 del siglo pasado como un motor de la cultura de masas contemporánea. Esta potencia de la novela de misterio fue lo que más me enganchó a ella desde que era pequeño y a todo eso homenajeo con mi primera novela, Cos a terra.

Porque, sí, mis lecturas de infancia arrancaron con los cómics de Tintín y su troupe, pero inmediatamente después, o justo al lado durante años, ahí empezaron a ganar espacio en mi biblioteca sir Arthur Conan Doyle y su tándem Holmes-Watson, así como también Agatha Christie con sus Hércules Poirot y Miss Marple, Parker Pyne y Tommy y Tuppence Beresford. Luego vendrían Manolo Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho, Andrea Camilleri y su Salvo Montalbano, y Simenon y su Jules Maigret, entre otros. Hasta el japonés Ranpo Edogawa y su dandi holmesiano nipón, Kogoro Akechi, me quitaron horas de sueño.

Y todo ello se fue mezclando con lo audiovisual. Descubrí a Dashiell Hammett, antes de leerlo, con su mítico El halcón maltés en versión película y con Humphrey Bogart encarnando al duro Sam Spade. Eso me llevaría a sus libros. Pero, en otros casos, sobre todo vía series, ahí me quedaría felizmente. Con la entrañabilísima y pizpireta Angela Lansbury en el papel de la señora Fletcher de Se ha escrito un crimen (A murder she wrote, en el título original, con mítica referencia a Murder, she said, de Agatha Christie). Pero también disfruté mucho con el bigotudo y juguetón Tom Selleck encarnando al detective Magnum. Y con Peter Falk y su arrugada gabardina en Colombo.

De ellos y muchos otros he bebido durante años (décadas ya), en los que he relacionado muy a menudo mis lecturas y horas de pantalla de desconexión, con el misterio. Poco, de la parte más oscura del género. 

De un tiempo a esta parte, es tendencia la recreación en lo escabroso de los detalles de mil y una tipologías de asesinatos a resolver. Lo mío, en cambio, siempre ha sido más lo de leer novelas de detectives para divertirme, últimamente con una jubilada Angela Merkel que David Safier mete a detective ocasional. O disfrutando con las pesquisas brit de una nonagenaria reina Isabel II, de la mano de S. J. Bennett.

Y como la novela negra siempre ha sido un género de crítica social, ahí decidí descorcharme literariamente con una historia con políticos, periodistas, tertulianos y asesores como protagonistas, víctimas y a la vez asesinos potenciales. Todo ello, en la vorágine de una campaña electoral agitada, camino de unos comicios al Parlament.

Desde hace 20 años, estudio académicamente y analizo periodísticamente la política y su comunicación. Con eso en la mochila, quise constatar una sospecha: que la política se explica mejor en clave de novela negra. Y diría que Cos a terra lo constata.

'Cos a terra'

Toni Aira

La campana

256 páginas

20,90 euros