CULTURA

La complicidad que el libro necesita

Álex Sàlmon, director de 'abril', dedica unas palabras de homenaje a la Feria del Libro de Madrid en sus 81 años de celebración

Gente paseando por el Parque del Retiro en Madrid durante la 81ª Feria del Libro.

Gente paseando por el Parque del Retiro en Madrid durante la 81ª Feria del Libro. / ALBA VIGARAY

Álex Sàlmon

Los libros no tienen patria. Ellos son los protagonistas de las ferias, ergo, las grandes concentraciones de escritores y editores, tampoco. La Feria del Libro de Madrid, que se celebra desde hace 81 ediciones, primero en el paseo de Recoletos, después en el Retiro, desde 1933, junto con el Sant Jordi del 23 de abril en Catalunya, son las dos grandes convocatorias de la edición en España.

Mientras que Sant Jordi lo aglutina todo en un día, convirtiendo la jornada en una explosión de creatividad, la feria del Retiro marca un ritmo diferente, donde son los lectores los auténticos protagonistas, llenando durante 17 días todos los actos que se organizan en la feria. Los dos eventos pertenecen solo a la cultura.

El suplemento que tiene usted en sus manos, abril, ha querido vivir muy de cerca la vida de la feria. Por eso hemos tuneado sus 16 páginas con temas todos ellos inspirados en la vida editorial. Se palpa el éxito. El esfuerzo y la imaginación que ha dedicado su directora, Eva Orúe, para dar un impulso a su organización se ha visto recompensado. No era fácil. Los dos últimos años fueron muy atípicos.

Gente paseando por el Parque del Retiro en Madrid durante la 81ª Feria del Libro. 

Gente paseando por el Parque del Retiro en Madrid durante la 81ª Feria del Libro.  / ALBA VIGARAY

Lo que nos hemos dado cuenta es que cada escritor entrevistado, cada editor reflejado, cada lector fotografiado tiene una feria propia en su cabeza. Algunos, el recuerdo les conduce a la niñez; otros a la primera vez que trabajaron en una caseta y casi todos los escritores al instante que se enfrentaron a una firma.

Lo fascinante es que en un mundo donde parece que no exista una necesidad de relacionarse, con reuniones digitales y continuos mensajes telefónicos, el libro precisa más que nunca el contacto directo entre lector y escritor, con las librerías como motor activista. Resulta muy emocionante. El suplemento abril pone toda su complicidad y sus páginas al servicio del mágico y creativo universo del libro.