Tú y yo somos tres
La crítica de Monegal: Parábola del negro que se hacía fotos con niños blancos
A estos ‘volunturistas’ les entra un gran confort existencial. Se sienten por unos días como estupendos salvadores blancos
Ferran Monegal
Aparece de vez en cuando en ‘El intermedio’ (La Sexta) el cómico y actor senegalés Lamine Thior, que lleva años residiendo en Andalucía. Nos hace unos ‘sketchs’, en apariencia humorísticos, que en realidad son afiladas parábolas. Es decir, a partir de un suceso, fingido o real, llegar por elevación a una verdad o profunda enseñanza.
El otro día nos habló de una especie muy habitual en los meses de verano: los ‘volunturistas’. Nos contaba que son criaturas blancas, occidentales, que de pronto les da un rapto de ‘solidaridad’ y se van a pasar unos días, a veces un fin de semana largo, a África, a ver a los negritos más desgraciados. Contaba Lamine que es un tipo de turismo al alza que practica el viaje exótico haciendo un ‘tour’ por algunas oenegés y en donde lo más importante es hacerse fotos con los niños, muchas fotos con muchos negritos, y subirlas inmediatamente a TikTok o Instagram. Se añaden comentarios sensibles y emotivos del tipo: "He estado visitando un orfanato de negritos y estos niños me han enseñado más a mí que yo a ellos. ¡Son tan felices con tan poco!", y piadosos comentarios similares. A estos ‘volunturistas’ les entra un gran confort existencial. Se sienten por unos días como estupendos salvadores blancos.
Y Lamine se preguntaba: "¿Qué ocurriría si el ‘volunturista’ fuese negro, y se dedicase a recorrer Europa haciéndose fotos con niños blancos a los que no conoce de nada?". ¡Ah! El ‘tour’ imaginario de Lamine, un negro adulto, recorriendo Europa y subiendo a la red muchas fotos abrazado a desconocidos y hermosos niños rubios y blancos, acaba con un tremendo balance. La policía le detiene, le tumba boca abajo, le pone los grilletes, y se lo lleva a una mazmorra de la comisaría más cercana.
Esta parábola que nos ha construido Lamine Thior, además de hacernos pensar, tiene un valor añadido: provoca incomodidad en la audiencia blanca que le estamos observando. Es la mirada de la ‘negritud’, un prisma lúcido que entronca con el espíritu del político y escritor martiniqués Aimé Cesaire, o aquel otro senegalés, tan principal, Léopold Sédar Senghor. Les conocí a través de los escritos del catedrático y gran internacionalista Roberto Mesa, cuyos libros mitigaban mi ignorancia y de los que hoy ya nadie habla, sumidos todos en el eufórico sifón de una televisión que hace de su mediocridad, estandarte.
- Viggo Mortensen: "En España se está copiando lo que ya le ha funcionado a Trump
- La Audiencia Nacional obliga a García Castellón a imputar a un policía por facilitar datos a Villarejo
- El antes, durante y después del rock radical vasco: "Con la desaparición de ETA se produce un momento musical hedonista
- De una piscina en el Manzanares a una fábrica de coches en Lavapiés: todo el patrimonio que ya no volverás a ver en Madrid
- Con el matrimonio holandés que compró un pueblo abandonado de Burgos: "Ya hay gente interesada en venir a vivir
- Así es por dentro el Palacio de la Trinidad, cerrado al público durante años: "Es el más desconocido de Madrid
- El milagro de Anguix, el pueblo con paro cero de la España vaciada: "Quien quiere trabajar trabaja
- Qué fue de… Eva Nasarre, la presentadora de sonrisa eterna que enseñó a hacer gimnasia a los españoles