PELOTAZO TELEVISIVO

El secreto del éxito de 'La isla de las tentaciones' está en el 'casting'

El programa de Mediaset, que ya suma cuatro temporadas en un año, elige sistemáticamente adictivos arquetipos de relación de pareja que mantienen al espectador enganchado

'La isla de las tentaciones'.

'La isla de las tentaciones'. / EPC

Abel Cobos

La primera temporada de 'La isla de las tentaciones', aunque parezca muy lejana, se estrenó en 2020. Desde entonces, ha habido dos más y un 'spin-off' de antiguos participantes. Y eso, por supuesto, sin contar la cuarta temporada, estrenada este pasado miércoles.  

Mediaset ha encontrado su gallina de los huevos de oro: cada uno de sus capítulos –en todas las temporadas, excluyendo los debates– han sido líderes de audiencia. La final de la primera temporada, incluso, consiguió uno de sus mejores datos: casi cuatro millones de espectadores.

Por supuesto, ante este éxito, es comprensible que produjeran de forma fordista [en cadena], y no dudasen en exprimir el formato, cogiendo la receta del éxito y repitiendo sus ingredientes para anotar bombazo tras bombazo televisivo. Más allá del morbo amoroso, el dramatismo casi adolescente de sus protagonistas y el 'voyeurismo' emocional, 'La isla de las tentaciones' no sería el 'reality' más exitoso en la parilla televisiva sin su ingrediente estrella: el 'casting'.

Perfiles homologables

Cada una de las temporadas presenta prácticamente los mismos arquetipos, tanto individuales como de relación. Por ejemplo, la chica que quiere poner a prueba la fama de mujeriego de su novio. También está la relación donde uno de los dos al principio no estaba muy seguro del amor, y que luego acabó enamorándose por su gran personalidad. O la pareja que, tras unos cuernos, rompió y, aunque acabaron volviendo, han decidido pasar por el programa como "prueba de fuego" para saber si "ha cambiado de verdad". O la relación muy consolidada que, antes de dar un gran paso, quieren saber que ambos van en serio pasando por el programa. Por último, la pareja de caras conocidas que nace en el foco mediático, normalmente en 'Mujeres y hombres y viceversa', y que ahora va al programa para continuar televisando su amor.

Un conjunto de perfiles que se pueden identificar en todas las temporadas, y que, por supuesto, la cuarta entrega no va a ser menos. Desde Darío y Sandra, que van a la isla para demostrar que él no es un "mujeriego sino alguien "digno de confianza"; o Nico y Gal·la, que le metió los cuernos y desde entonces la relación está ensombrecida por la falta de confianza; o Josué y Zoé, que llevan medio año desde que se conocieran en 'Mujeres y Hombres y Viceversa'.

Variaciones en el formato

Esta regla de 'casting' tan uniforme no solo se aplica a 'La isla de las tentaciones', sino que es un aliado común en los 'realities de Mediaset'. Desde 'Mujeres y Hombres y Viceversa' hasta 'Gran Hermano', muchos de estos perfiles preestablecidos se repiten de forma constante, con variaciones en sus formatos, pero en todas sus ediciones. Misma receta del éxito, diferentes programas con los que revitalizarla constantemente.

Pero Mediaset no ha inventado la sopa de ajo, y este formato no solo se queda en su parrilla. 'Love Island', 'hit' de la televisión británica, también recurre a muchos de estos tópicos de 'casting'. En el programa, que consiste en buscar pareja, las motivaciones de los concursantes se pueden dividir prácticamente de la misma forma. Por ejemplo, está el que quiere encontrar el amor verdadero, el que tiene mala fama y quiere demostrar que ha cambiado, el que viene de otro 'reality' y quiere seguir grabando su vida amorosa, y ese largo etcétera. En definitiva, figuras moldeadas prácticamente por un mismo guion cuyas reacciones son previsibles, lo cual permite adelantarse a los propios participantes y tener localizados aquellos que es más fácil que monten drama, y los románticos que darán final feliz a la temporada. 

Alejandro Nieto y Tania Medina

Darío Sellés y Sandra Férriz

Nico Craiu y Gal·la Mora

Josué Bernal y Zoe Mba Bayona

Álvaro Boix y Rosario Cerdán