Desaparecido en Mallorca

Una maleta con sus cosas y su casa demolida tras su desaparición: sin rastro de Fulgencio

“Sí, esa ropa es de él”, confirmaron ante la policía los cinco amigos que pusieron la denuncia por desaparición. Sus pertenencias estaban en la puerta de su vivienda

"Mi amigo nunca tuvo problemas con nadie", explica Pepe. Sociable y bonachón, "el único problema que se le conoce era con su casero"

Fulgencio, desaparecido en Mallorca, el 6 de octubre de 2017.

Fulgencio, desaparecido en Mallorca, el 6 de octubre de 2017. / CASO ABIERTO

"Quiero denunciar la desaparición de mi amigo Pencho, no sabemos dónde está". La llamada la hizo Pepe, íntimo amigo de Fulgencio, siete años atrás. "Estamos en la puerta de su casa, está todo cerrado, y nadie contesta. Pencho (Fulgencio) no nos abre y llevamos un par de semanas sin saber de él". Era 21 de abril de 2017. El agente que atendió la llamada mandó a la puerta de la vivienda, en el barrio de El Vivero (Palma de Mallorca) a una patrulla de policía local.

"Llamaron y nada", reconstruye hoy el mismo Pepe ante CASO ABIERTO, portal de sucesos e investigación de Prensa Ibérica. "Pencho no abría. Entonces... los agentes saltaron la verja y accedieron a su casa", recuerda. "Nada... En la mesa había restos de comida, un trozo de pan… pero no estaba Fulgencio". Su amigo habrá salido, dijeron, quizá a tomar café. "Llevábamos dos semanas sin saber de él, y eso era rarísimo", insistió Pepe. No había ido al bar parroquial ni siquiera a jugar al dominó. "¿Es usted familiar directo?", preguntaron. "Le dijimos que no... 'Entonces tiene que esperar para poner una denuncia, por lo menos, un mes".

Se llama Fulgencio Núñez, aunque los que le quieren, los que le buscan, le llaman Pencho. Desapareció el 6 de abril de 2017. "Llevamos siete años sin saber de él… y creo que ya nadie le busca". Murciano, pero afincado en Mallorca desde hace décadas, carnicero jubilado, matarife, "un poco bruto", sonríe Pepe, complexión fuerte, hablador. Tenía 74 años, siempre sonriente, tranquilo. Muy sociable y bonachón. “Mi mejor amigo”, remata, "siete años sin él y aún no sabemos qué pasó".

Alerta difundida por la Policía Nacional tras hacer oficial su desaparición.

Alerta difundida por la Policía Nacional tras hacerse oficial su desaparición. / CASO ABIERTO

"Tomarse la cervecita, jugar al dominó, a la petanca -que no se le daba mal- y pasar el rato con los amigos". Era su día a día. "Pencho estaba jubilado, siempre fue carnicero, estuvo trabajando en el matadero de Palma años atrás". La alerta saltó de forma gradual. Hacía días que no acudía al punto de encuentro, el bar de la barriada, 'Bar Parroquial', parada obligatoria y diaria con los cinco, sus amigos, para jugar al dominó. "Agente", insistió Pepe en la puerta de su casa, Pencho rara vez había faltado. "Cuatro días, cuando le daba su ácido úrico, pero era eso, cuatro días ha faltado nada más… Y hablábamos por teléfono con él. Dos semanas… la verdad es que nunca. Insistimos en que queríamos denunciar y, nosotros que no nos habíamos visto nunca en un panorama así, pues no sabíamos, tuvimos que esperar al mes".

"Tarde y mal"

¿Te ha llamado? ¿Sabemos algo de él? Los cinco amigos tachaban días en el calendario. "Empezamos a mirar todos los sitios por donde solía ir y nada. No había nada. Esperamos el famoso mes y cuando llegamos a la policía”, reconstruye Pepe -tras un peregrinaje por comisarías y cuarteles de la Guardia Civil- "nos recogen la denuncia en la Policía Nacional. Nos dijeron que cómo habíamos tardado tanto, que no hay ni que esperar 24 horas para denunciar. Lo explicamos y no daban crédito". ¿Qué llevaba puesto? Sin datos. ¿Llevaba encima su documentación? No sé. ¿El teléfono? Apagado.

"La última que lo vi", apuntó Pepe, "que supe de él, fue un día antes. Me dijo que tenía que ir al hospital. Como yo lo había llevado varias veces le dije que le volvía a llevar". Fulgencio dijo no, que podía ir en autobús. "La policía indagó en esa cita médica, no existía, dicen los agentes". Reconstruyeron su patrón de costumbres. Nadie lo había visto en las últimas semanas. No había estado tampoco en los sitios donde solía estar. "Creo que a mi amigo le pasaba algo… y no nos lo quiso decir. No tenía médico... La investigación arrancaba tarde… y mal".

"Ayúdame a buscar un piso"

Los agentes arrancaron la ronda de preguntas. "Enemigos no tenía, era querido por todos, Pencho era brutote, pero querido también...". Sin movimientos bancarios, sin registro nuevo en su historial médico. No ha viajado, no ha salido de Mallorca. "Pero mi amigo no está". Pudieron certificar que el teléfono se apagó el 6 de abril y jamás ha tenido señal. La Policía Científica, apoyada por unidades del Subsuelo y por los Bomberos de Palma, registraron su casa, una vivienda en El Vivero que tenía alquilada. "Había pozos, se rumorearon muchas cosas, pero no apareció su cuerpo. Pencho ese día no estaba allí".

Puerta de la vivienda donde vivía Fulgencio. Imagen de los investigadores tras el registro de la casa.

Puerta de la vivienda donde vivía Fulgencio. Imagen de los investigadores tras el registro de la casa. / CASO ABIERTO

"Quizá, duda en alto, mientras se buscaba movieron su cuerpo... no sé". Los cinco amigos, liderados por Pepe, intentaron encontrar los porqués. "Había algo que Pencho no nos había contado, ¿se despistó? No creo, nos había mentido con la cita médica...". Intentaron encontrar respuestas, no llegaron.

"Me había pedido ayuda, tras años viviendo en el mismo sitio, para encontrar una nueva casa. Estábamos en ello, le estaba ayudando de hecho. Queríamos que estuviera en la misma barriada. Le pregunté, ¿te está echando el dueño o qué? No, yo no quiero problemas, llevo muchos años ahí… Pero no fue claro, algo le pasó y por más que pienso, el único problema que se le conoce era con su casero; no sé...".

La maleta en la calle y una obra total

La Policía Científica dio por concluido el registro. Sin datos, sin indicio alguno, la intensidad de la búsqueda bajó. "De repente, un día nos llaman para identificar unas ropas. Entramos por separado, todos coincidimos, esto es de Pencho, Fulgencio, esto no". Pepe preguntó por qué estaba la ropa de su amigo en dependencias policiales. "Ha aparecido esta maleta en la puerta de su casa, me dijeron. Supongo que sería el dueño quien la sacó, ¿no?".

"Lo que me intriga es cómo dan permisos para hacer una obra habiendo una investigación policial"

Días más tarde, afirma Pepe, arrancó una obra. "La casa en la que vivió Pencho no existe ya. La derrumbaron y edificaron de nuevo". La noticia impactó en el grupo. "La verdad es que el casero nunca nos contactó", lamenta Pepe.

"Lo que me intriga, y se lo dije a la policía, es cómo dan permisos para hacer una obra habiendo una investigación policial". No hay vuelta atrás ni punto de inicio en caso de volver a retomar la búsqueda de esa casa. "No me huele bien".

Han pasado siete años desde que Pepe inició la búsqueda, siete años desde que Fulgencio, Pencho, no está. "La verdad es que creo que ya nadie lo busca... pero yo sigo esperando respuesta, ¿cómo no?". El dominó, la petanca, el día a día, ya no es igual. "Éramos cinco amigos íntimos, aunque él era muy sociable, tenía muchos más".

"Fulgencio no tenía problemas de desorientación ni ninguna enfermedad más allá del ácido úrico". Se buscó, porque en un principio nada se descartaba, "pero su desaparición no va por ahí. A Pencho le hicieron algo, quizá hasta movieron su cuerpo los días que se buscó... y luego lo han vuelto a mover, quién sabe, yo no sé". Pepe no tiene pruebas, pero tampoco dudas: "mi amigo por voluntad propia no se fue".