ANÁLISIS

Claves para no caer en la adicción a las redes sociales

Aunque no está reconocida como una adicción científicamente, la directora del Área de Prevención de Proyecto Hombre, Virginia Pérez, asegura que "hay que establecer límites"

Una persona consulta el móvil ante una pantalla de ordenador

Una persona consulta el móvil ante una pantalla de ordenador

Isabel Cisneros

Las

redes sociales

, los móviles y todos los dispositivos electrónicos llegaron hace tiempo para quedarse y a veces puede que nos sumerjamos en su mundo y no sepamos parar y volver a la realidad. La directora del Área de Prevención de Proyecto Hombre, Virginia Pérez, insiste en que «el problema no está en las redes ni en el móvil, sino en el mal uso que se hace de ellos».

Llamar «nuevas tecnologías» a algo que ya convive con nosotros es algo que se quedaría muy atrás. Aunque científicamente no está reconocida como una adicción, se habla de «uso problemático» cuando se hace referencia a dispositivos electrónicos como el móvil o las redes sociales. Antonio Soto, psicólogo sanitario especialista en «nuevas adicciones», explica que muchas veces lo que se recoge en los manuales «no responde» a lo que ellos se encuentran en la práctica clínica. Añade que «no todo es adicción», que puede «ser problemático por su uso o compulsivo».

Uso problemático

La últimas generaciones son nativas digitales y las anteriores ya han integrado los dispositivos móviles, redes sociales y demás en su día a día. Esto puede generar confusión en su utilización, ya que puede que no se conozca dónde se encuentran los límites.

Antonio Soto marca como diferenciador clave el momento en el que su uso «empieza a interferir en el ritmo habitual de su vida cotidiana». La limitación en las relaciones sociales reales (y no a través de la pantalla); la eliminación de actividades saludables como hacer deporte; la pérdida o alteración en el nivel de responsabilidad de la persona en los estudios o en el ámbito laboral; el cambio de comportamiento y la falta de autocontrol también son síntomas de que algo no va del todo bien y que empieza a no ser saludable.

En Proyecto Hombre se trabaja a nivel interdisciplinar; es decir, desde el punto de vista social, educativo y psicológico. El entorno del paciente también forma parte del proceso de terapia. «La mayoría de veces vienen las familias preocupadas porque su hijo o hija pasa muchas horas con el móvil o el ordenador, pero en realidad el principal problema es por qué ocurre eso, cuál es el trasfondo», desarrolla la directora del Área de Prevención de Proyecto Hombre.

Los factores que influyen en cada persona son tan variados como la gama cromática, pero los que se suelen detectar son «la falta de autoestima, la incapacidad de establecer relaciones personales reales, y la necesidad de evasión ante las dificultades de la vida de la persona en cuestión», aclara Antonio Soto.

Normalmente se suele relacionar a los adolescentes y a las personas jóvenes con esta problemática. Sin embargo, Virginia Pérez y Antonio Soto coinciden en que «pasa en todas las edades». «Es cierto que existe algún elemento circunstancial, como la madurez, que en la adolescencia no se ha terminado de desarrollar a nivel neurológico. Entonces, claro, la falta de autocontrol y la poca percepción del peligro, los

adolescentes

no la tienen», amplía Soto.

La adicción a las redes sociales tiene muchos puntos en común con la ludopatía.

El papel de los familiares

En Proyecto Hombre los familiares tienen un papel clave y en el caso de los adolescentes, los adultos de su círculo son un «modelo de referencia». «Muchas veces cuando empiezo a trabajar con el paciente me doy cuenta de que tengo que empezar por la familia, porque a lo mejor le digo al adolescente que no use el móvil a la hora de la comida y los primeros que lo utilizan en ese momento son los padres», comenta la directora del Área de Prevención de Proyecto Hombre.

El nivel de exposición de cada persona en su perfil de cada red social es también una cuestión que preocupa a los profesionales. El psicólogo sanitario Antonio Soto expresa que «hemos perdido completamente el control y que la sociedad no es consciente del impacto que puede llegar a tener esto». En las terapias de Proyecto Hombre en las que se trabaja con adolescentes, Virginia Pérez asegura que «en los chicos y chicas que tienen la autoestima no muy alta tiene un efecto muy negativo y que es peligroso porque tienden a la comparación». Al ser un mundo irreal, las personas pueden mostrarse como no son, por lo que, «a veces encuentran la aprobación que necesitan y que en otro sitio no encuentran», explica Pérez.

El mundo se mueve a pasos agigantados y Antonio Soto afirma que «los cambios tan rápidos hacen que manejemos peor las cosas». «Hay mucho desconocimiento, falta de conciencia y estilos de vida muy falseados», apostilla.

Todo no es malo y el mundo virtual ha traído muchos beneficios a la sociedad actual, «pero solo son positivas si las utilizamos bien». La época de vacaciones puede ser un buen momento para desconectar, pero el psicólogo especialista en «nuevas adicciones» aconseja que «hay que hacerlo siempre» y que «depende del caso y del trabajo de cada persona». «Es muy importante que haya un equilibrio en el estilo de vida, que si por trabajo necesitas el móvil, pues que cuando llegues a casa lo sueltes; tener actividad físicas, relaciones sociales, ocio que sea de tipo offline y descansar las horas necesarias y limitar el tiempo de utilización durante el día», expresa. La diferencia con la adicción a sustancias es que en el proceso de terapia se marcan unos límites de uso y no se pretende la eliminación del mundo virtual.