OLA DE CALOR

La OMM asegura que la reciente ola de calor es la nueva normalidad: ¿qué significa esto?

El incremento de temperaturas a consecuencia del cambio climático es una realidad que irá en aumento

Una manifestante en una protesta contra el cambio climático en Brasilia.

Una manifestante en una protesta contra el cambio climático en Brasilia. / Reuters

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Las altas temperaturas y las olas de calor, que cada vez son más frecuentes en el mundo, van a ser fenómenos atmosféricos más cotidianos, incluso llegarán a convertirse en una 'nueva normalidad'.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha relacionado estos fenómenos, directamente con la crisis climática, y advierte que serán cada vez más normales en el periodo estival.

Las temperaturas en Estados Unidos, Francia, Reino Unido y España, han alcanzado valores entre los 36 y 40 grados, incluso en la península, se han superado estas cifras.

En lo que llevamos de verano, ya ha habido en el país, dos olas de calor y la amenaza de otra, en la que se han registrado temperaturas muy superiores a las cifras de otros años, indistintamente de los territorios.

Olas de calor en Europa

En un futuro próximo, las olas de calor van a ser cada vez más normales y con el paso del tiempo serán cada vez más fuertes. Debido a las toneladas de CO2 que se encuentra en la atmósfera, esta tendencia continuará empeorando, y la solución se escapa a cada año que pasa, ya que los Estados no reducen las emisiones a nivel mundial. Petteri Taalas, secretario general de la OMM se ha lamentado por esta situación y añade "espero que esto sea una llamada de atención para los gobiernos".

Según el organismo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) las temperaturas subirán más rápidamente en Europa que en el resto del globo. Especialmente en el Mediterráneo, que se espera el incremento de la sequía y las temperaturas, generando problemas serios de aridez. A lo que se le suma mayor facilidad en la propagación de incendios y la extinción de estos mismos.

Contaminación

El estancamiento de las partículas en suspensión aumenta los agentes contaminantes, lo que degrada claramente la calidad del aire, efecto que se puede comprobar en las grandes metrópolis como Madrid, en la que el ambiente se encuentra muchas veces enturbiado debido a la contaminación. Esta situación afecta a las personas con problemas respiratorios, en los que, en algunos casos, se ha llegado a ocasionar la muerte.