Las últimas cinco décadas, cada una más cálida que la anterior

Hace ya (demasiado) tiempo que cada año que pasa destaca como uno de los más cálidos jamás registrados. El balance climático del 2021, sin ir más lejos, señala que este fue uno de los siete años más calurosos registrados en el conjunto del planeta a través de los registros internacionales de la Organización Meteorológica Mundial. En España, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) lo describe como el octavo año más cálido y seco de este siglo en el país.

En Cataluña, el Servei Metereològic (Meteocat) constata que las temperaturas registradas a lo largo de 2021 destacaron entre las más altas registradas en los observatorios centenarios del territorio. Y en Barcelona, el Observatori Fabra añade que el 2021 fue el año más seco, y uno de los más calurosos, de la historia de la ciudad.

Para entender el porqué de estas cifras récord hay que remontarse, por lo menos, un siglo atrás. Con el estallido de la revolución industrial, la actividad humana empezó a generar ingentes cantidades de gases de efecto invernadero; unos gases que, en su justa medida, permiten que haya vida en la tierra pero que, en exceso, impregnan la atmósfera de calor. Según corroboran los registros, desde 1850 hasta la actualidad las emisiones no han hecho más que crecer. Y esto es lo que, finalmente, ha desencadenado un aumento global de las temperaturas que ha trastocado el clima en todo el planeta.

El último balance de Naciones Unidas sobre el clima terrestre, de hecho, concluye que desde los años ochenta hasta la actualidad cada década ha sido más cálida que el anterior. A largo plazo, según apunta el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el avance del calentamiento global podría provocar un aumento de la temperatura media de hasta dos grados antes de que acabe el siglo. Esta cifra, en lugares como el Mediterráneo, podría traducirse en una subida de los termómetros de entre cuatro y siete grados.

2021, año de récords globales

No hace falta ir muy lejos, o especular sobre cómo será el mundo del futuro, para ilustrar el avance del calentamiento global. El balance anual de la Organización Meteorológica Mundial apunta que el 2021 fue el séptimo año consecutivo en el que la temperatura media del planeta estuvo un grado por encima de los niveles preindustriales, de entre 1850 y 1900. El análisis global también señala que el año pasado destacó por la concatenación de fenómenos meteorológicos extremos en todo el planeta; desde la ola de calor histórica que dejó más de 50 grados en Canadá hasta las devastadoras inundaciones que azotaron a Alemania.

En Europa, la red satelital Copernicus detectó durante el 2021 el verano más cálido jamás registrado en el continente, con olas de calor extremas y un tsunami de incendios en todo el arco Mediterráneo. En agosto se batió un nuevo récord de temperatura con los 48,8 grados registrados en varias localidades de Sicilia (Italia). El análisis europeo también apunta a que durante el 2021 se batieron nuevos récords en la concentración de dióxido de carbono y metano en la atmósfera; signo de que los niveles de polución global, lejos de bajar, siguen al alza.

Medio grado más en España

El catastrófico balance global de 2021 también se refleja en los datos de España. El informe anual de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) apunta a que la temperatura media peninsular estuvo medio grado por encima de los valores medios anuales. Es decir, del rango de temperatura que hasta ahora se consideraba normal.

Los termómetros también subieron casi medio grado tanto en las mínimas como en las máximas diarias registradas. En autonomías como Andalucía, Región de Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña, este incremento sumó hasta un grado más respecto a los valores normales para cada uno de los territorios.

El resumen anual del Servei Metereológic de Catalunya sitúa el incremento de temperaturas de 2021 como el sexto valor más alto jamás registrado desde el Observatori de l'Ebre y el tercero más alto de la serie histórica del Observatori Fabra. En cuanto a las precipitaciones, la estación barcelonesa también apuntó que, a lo largo de 2021, las precipitaciones apenas sumaron la mitad de los valores habituales del último siglo.

En una ciudad como Barcelona, donde históricamente siempre ha llovido lo mismo que en Londres, la lluvia se comportó como en Atenas o Madrid. El balance del año, en palabras de los meteorólogos, se cierra con una "nueva, importante y triste efeméride".