CÁNCER

Sergio Peris-Mencheta, Rocío Jurado o Manu Sánchez: ¿hablar del cáncer públicamente ayuda a visibilizar?

Cada vez es más habitual que rostros conocidos de la pequeña y gran pantalla anuncien que padecen la enfermedad: especialistas y pacientes lo valoran positivamente, pero insisten en que la comparación de diagnósticos puede provocar más estrés, miedo e inseguridad entre los afectados

Dani Rovira, Manu Sánchez, Sergio Peris-Mencheta, Pau Donés y Rocío Jurado, todos han anunciado públicamente que han tenido cáncer

Dani Rovira, Manu Sánchez, Sergio Peris-Mencheta, Pau Donés y Rocío Jurado, todos han anunciado públicamente que han tenido cáncer / Nacho García

Marta Alberca

Marta Alberca

"Estoy como sólo saben los que han vivido una situación similar a la mía. Me siento más vulnerable, aterrorizado y pequeñito que nunca, y valorando desde hace ya unos meses cada uno de mis pasos sobre la tierra". Con este mensaje el actor Sergio Peris-Mencheta ha anunciado a sus seguidores que tiene cáncer y que está esperando un trasplante de médula. Hace apenas unos meses el humorista Manu Sánchez utilizaba este canal para decir que padecía la enfermedad, y un tiempo después que el tratamiento había finalizado. También Dani Rovira cuando en 2020 le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin.

No son los únicos, a ellos se suman la actriz Shannen Doherty o en su momento, Pau Donés, que incluso 20 días antes de fallecer llamó a su amigo Jordi Évole para que tuvieran una charla. El resultado fue el documental Eso que tú me das, emitido en cines y en televisión en abierto, y que sentó a miles de espectadores frente a frente con el cáncer. Pero una de las pioneras fue Rocío Jurado, cuando en 2006, justo un día antes de cumplir los 60 años, convocó a los medios de comunicación en su casa para decir que estaba enferma. Incluso, varias cadenas dieron en directo la rueda de prensa.

Aunque esto no siempre ha sido así, tal como explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, Rosana Pereira, psicóloga y directora de Haztúa, psicología positiva, “hay mucho estigma en torno a él porque siempre se asocia a términos muy negativos y nadie sabe cómo reaccionar cuando va al médico y aparece esta palabra. De hecho, muchos afectados prefieren no contarlo, ni siquiera a sus familias porque no saben como dar ese paso”. De ahí, que hasta hace unos años no se hablara de una manera tan explícita, es más, en los propios medios de comunicación, cuando se utilizan eufemismos como “muerte por una larga enfermedad” en lugar de decir que alguien ha fallecido por esta patología.

Desde la Asociación Española contra el cáncer (AECC) valoran positivamente que este debate haya pasado a la escena pública, como explica Tatiana Navas, psicooncologa de la organización: “Para las personas que lo ven y que también están pasando por un proceso de enfermedad, puede suponer encontrar un espacio donde se muestra su realidad, sentirse comprendidos y conectar con otros afectados que están en una situación similar, de forma que pueden darse apoyo mutuo”. Es lo que le ocurrió a Teresa Torres, diagnosticada hace 12 años, y ahora presidenta de la Asociación MUM (Mujeres de la Unidad de Mama). Recuerda que el momento más difícil después de asimilar la información que le acababa de dar su oncólogo, fue ver de qué manera se lo decía a su entorno, “yo tenía una vida muy activa, era deportista, llevaba una dieta sana y de repente vas al médico y te dicen que tienes cáncer. Nadie está preparado para escuchar eso”, señala a este medio.

Cuenta que le costaba exteriorizarlo, pronunciar la palabra, pero poco a poco fue perdiendo ese miedo, y empezó a hablar de ello. “Por aquel entonces veía Sálvame y me acuerdo que un día salió Terelu Campos y anunció que tenía cáncer desde hacía unos meses. Yo la vi estupenda y pensé: 'Si ella está bien por qué yo no voy a estarlo'”, cuenta. El tiempo, explica, ha sido su mejor aliado, porque le ha ayudado a ver el proceso de una manera distinta: “Me di cuenta de que necesitaba hablar de ello y animar a otras mujeres”. Por eso, cree que el hecho de que haya personajes famosos que hablen de la enfermedad de una forma más abierta hace que se normalice. “Es un muy tema tabú porque nos da vergüenza estar enfermos, a nadie le gusta sentirse débil”, comenta.

A Luis Román, paciente de linfoma de Hodgkin, le pasó algo similar. Han pasado dos años del diagnóstico, por aquel entonces tenía 22 años y solo había escuchado ese nombre por Dani Rovira: “Cuando el hematólogo le puso nombres y apellidos a lo que me pasaba, me acordé del actor, porque nunca había oído hablar de ella, solo por él”.

Cuidado con las comparaciones

Sin embargo, los especialistas alertan de que esto deja de ser positivo cuando empiezan las comparaciones. “Cada persona vive el proceso de forma diferente y única. Lo que puede servirle a unos pacientes, puede que a otros no les funcione. Por lo que serán útiles aquellas cosas con las que la persona se sienta bien, sean las que sean”, explica Tatiana. Situación que se complica si la persona que, en este caso es el referente, fallece, tal como señala Pereira, “si el final de esa enfermedad es positivo, muy bien, pero si por el contrario esa persona muere puede generar mucha angustia en otros pacientes pensando que va a ser su final”. De hecho, esto puede provocar que los pacientes se desmoralicen o sientan un estrés adicional a su propia vivencia.

Otro de los puntos que señala la especialista es que exista el riesgo de que en vez de concienciar, se genere sensacionalismo y que el paciente que lo quería llevar de una manera más discreta se vea avasallado por las preguntas de terceros: “Es importante tener en cuenta que una enfermedad como esta es una montaña rusa, que hay días muy malos en los que quizás no apetezca hablar o compartir nada con nadie”. De ahí, que las redes sociales se conviertan en un agente al que prestar especial atención, “son una ventana más a la vida que llevamos y no podemos pretender que no formen parte tanto de la visibilidad de la enfermedad. Nos da cierta pauta de cómo vivirlo y puede ser acompañamiento, pero también puede ser un añadido de tensión o de estrés”, señala Pereira.

Ahora Teresa intenta ayudar a otras mujeres que están pasando por el proceso, pero insiste en que no hay un manual, “cada persona es un mundo y que lo que a ella le vino bien no tiene por qué hacerle sentir bien a otra mujer”. Del mismo modo que a Luis, al que no le gusta dar consejos, dice que prefiere mantenerse al margen cuando alguien le pregunta: “No hay dos enfermedades iguales”, sentencia.