RINCONEANDO POR MADRID

Santa María Magdalena: la catedral ortodoxa con cúpulas de oro que nació en un bar de barrio obrero

La iglesia, que se ubica en el distrito de Hortaleza, fue elegida en enero de 2019 como el templo principal de la diócesis de Madrid y Lisboa

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Catedral Ortodoxa de Santa María Magdalena, en Madrid.

Catedral Ortodoxa de Santa María Magdalena, en Madrid. / SHUTTERSTOCK

Ana Ayuso

Ana Ayuso

La Gran Vía de Hortaleza, en el noreste de Madrid, podría tener mucho que envidiarle a la Gran Vía del centro de Madrid. Sus edificios de dos plantas de ladrillo de finales del siglo XX no se asemejan a los de la avenida más conocida de España. Pero, en el número 48, una catedral rompe el paisaje para despertar el deseo de cualquier calle de la capital. Un monumental edificio blanco, con cuatro cúpulas de oro y una última torre de tejado cónico, todas ellas coronadas por cruces cristianas también doradas.

Se trata de la catedral de Santa María Magdalena, un templo ortodoxo inaugurado en 2013. Las cinco torres responden a "una simbología numérica sagrada" y representan a los cuatro evangelistas y a Cristo. Esos bulbos, por el material con el que están compuestos, materializan, según el padre Andrey, uno de los párrocos de esta iglesia, "la vida eterna, que no tiene ninguna mancha".

El padre Andrey sostiene que ese tipo de adornos se heredaron del estilo bizantino eslavo y añade que cada una de las cuatro torres que honran a Mateo, Marcos, Lucas y Juan se parecen a "la llama de una vela". "Es una señal para nosotros de que así tiene que arder nuestro corazón cuando entramos en la iglesia y vamos a rezar a Dios", señala. El sol puede hacer reflejo en la cúpula y que manifieste que está ardiendo. También destaca la parte práctica: "El oro no se estropea con el tiempo ni hay que subir y limpiar la cúpula".

Catedral Ortodoxa de Santa María Magdalena, en Madrid. / SHUTTERSTOCK

La catedral se construyó en el distrito de Hortaleza, en el barrio residencial de Pinar del Rey, después de que la congregación ortodoxa de la capital se impusiese en un concurso público de Madrid en 2011. La historia de esta comunidad, sin embargo, se remonta a muchos siglos atrás. En 1761, la institución que entonces representaba a la embajada rusa dispuso una capilla dedicada a Santa María Magdalena que permaneció abierta hasta finales del siglo XIX, momento en el que parte de los iconos y de la decoración fueron trasladados a Argentina.

Catedral principal de la diócesis de Madrid y Lisboa

Con el tiempo fueron apareciendo otras comunidades, que no se asentaron durante demasiado tiempo en España "por varias razones". "Las parroquias desaparecían y se fundaban otras", dice Andrey, como la suya, que se reúne en la catedral principal de la diócesis de Madrid y Lisboa, tal y como la denominó el obispo en enero de 2019. A principios de milenio, en 2001, apareció en la capital el primer grupo de personas que fundó esta comunidad. "Eran los primeros feligreses de nuestra parroquia, en su mayoría mujeres que se casaban en ese momento con hombres españoles que conocieron en Rusia y en Ucrania. Algunos decidieron regresar a su tierra natal y las mujeres con las que se casaron les acompañaron hasta España", explica el padre Andrey.

"Querían recibir un apoyo espiritual por parte de algún sacerdote y tener una comunidad, poder participar en los sacramentos", prosigue, por lo que ese pequeño grupo de personas escribe una carta al entonces patriarca de Moscú para que enviase un párroco a Madrid. "Estuvo aquí durante varios años y luego fue sustituido por el párroco actual, el padre Andrey, en febrero de 2004. Yo era monaguillo y le ayudaba durante los oficios", explica este religioso.

La comunidad, que no era muy grande, se ve mermada por la crisis financiera, que provocó que muchos de sus integrantes emprendiesen el camino de vuelta a sus países de origen. "El padre Andrey y yo somos los únicos del clero que quedamos, junto con cinco o seis feligreses. El resto de personas que acuden a nuestra parroquia llegaron en el año 2010 y en adelante", momento en el que empezaron a construir su llamativa catedral.

El camino de Aluche a Hortaleza

"Desde 2004 hasta 2011, nosotros alquilamos varios locales en Madrid" para poder ofrecer los sacramentos a su comunidad. En un primer momento, se ubicaron en la calle Camarena, 76, en el barrio de Aluche, en el distrito Latina. "Teníamos un bar reformado para que fuese una iglesia", refleja el padre Andrey. En cinco años, se trasladaron a Batán y, después, a la calle de Gregorio Vargas, 16, en Laguna.

Aunque el padre Andrey ya tuvo desde que llegó en 2004 el sueño de construir un templo para acoger a la congregación que hoy acude a la catedral de Santa María Magdalena, no fue hasta la última estancia temporal en una fábrica de muebles transformada en iglesia cuando la idea comenzó a tomar forma. "No cabíamos en la última nave en la que estábamos", indica, y algunos parroquianos, acostumbrados en sus países a asistir a las misas en lugares de culto, no se veían cómodos yendo a locales no sagrados. "Nos decían que, si la construíamos, vendrían a la iglesia", rememora.

Santa María Magdalena ha supuesto para ellos una "forma de enseñar la belleza ortodoxa, que no consiste sólo en los oficios, en la liturgia, sino también en los monumentos, en la iglesia, en las cúpulas, en los frescos en las paredes", que no se ecribieron -en la cultura ortodoxa se emplea este verbo para hablar de la pintura de las imágenes religiosas- hasta hace unos años, cuando el propio obispo lo propuso. Hasta entonces, las paredes se mantuvieron blancas por falta de presupuesto, por lo que la iglesia parecía "más amplia y luminosa".

Arquitectos ruso y español

"Nos costó muchísimo construir la catedral. En 2011, ya teníamos el proyecto y se lo entregamos al Ayuntamiento, que nos dio el visto bueno para poder construirla. Antes de esto, también nos ofrecieron el solar, la parcela que tenemos ahora. Hubo un concurso entre varias congregaciones religiosas y lo ganamos nosotros para poder construir la iglesia de estilo neobizantino en aquel lugar", expresa. La parcela no les pertenece, es del consistorio, pero la tienen en alquiler con posibilidad de prórroga cada 75 años. 

No fue fácil levantar este tempo, obra del arquitecto moscovita A. R. Vorontsov, en colaboración con el español Jesús San Vicente. "Tuvimos que pedir ayuda por todas partes. Incluso nuestro párroco intentó buscar apoyos en el sur de España, donde hay mucha gente que en teoría podía colaborar, pero ninguna persona rusa ortodoxa quiso participar", se lamenta Andrey.

Finalmente, con donativos particulares, terminaron en 2013 la construcción. "Decidimos elegir a Santa María Magdalena como patrona para cerrar un círculo histórico para continuar su misión evangélica aquí en España", sentencia este religioso. A ella se acercan creyentes ortodoxos de origen ruso, ucraniano, georgiano, moldavo y españoles.