DATOS DEL INE

La España hacinada: las personas que viven en menos de 30 m2 se triplican en una década

Ya hay 167.000 hogares viviendo en treinta metros cuadrados o menos, un 231% más que hace diez años

El perfil más habitual es el de hombre o mujer sola, seguido de las parejas

Madrid, Barcelona y Málaga lideran el ranking de nuevas 'microcasas'

Los hombres solos, el perfil más habitual de minipisos

Los hombres solos, el perfil más habitual de minipisos

Analía Plaza

Analía Plaza

Carla tiene 33 años y vive en un minipiso en el centro de Madrid. "Son 22,35 metros cuadrados: una caja de zapatos", dice. "Lo alquilé cuando dejé de convivir en pareja. Para una persona con un sueldo normal era imposible vivir sola y no me apetecía volver a compartir después de tantos años. El piso es una antigua portería que nunca ha estado en Idealista porque nos lo vamos pasando entre amigos. El gran beneficio es su precio, 450 euros al mes". Aunque el estudio, un bajo, cuenta con un jardincillo interior que lo hace más llevadero, la joven reconoce que cuando llueve y no puede salir fuera "se vuelve insostenible" y que echa de menos "tener puertas, porque el salón, la cocina y el dormitorio son todo uno".

El de Carla es uno de los 167.134 hogares que viven en treinta metros cuadrados o menos en España. Son datos del último censo de población y viviendas del INE, un exhaustivo trabajo que se elabora cada diez años. Entre 2011 y 2021, este tipo de hogares han aumentado un 231%. Visto de otro modo, hoy hay 116.000 hogares más viviendo en treinta metros cuadrados que hace una década. ¿Quiénes son? Y, sobre todo, ¿de dónde han salido tantas microcasas si apenas se ha construido vivienda nueva?

Antes de entrar en materia, conviene aclarar el cambio de metodología del INE entre ambos censos. En 2011, el instituto aún empleaba formularios: primero hacía un censo de edificios y después encuestaba a una gran muestra de población (en aquella edición, a 4,2 millones de personas). Diez años después ha sofisticado sus métodos y usado un amplio catálogo de registros preexistentes, como datos del IRPF de Hacienda, de la Seguridad Social o registros civiles.

Para obtener la superficie de las viviendas el INE ha empleado, entre otros ficheros, información del catastro. Los datos de este reportaje se refieren a viviendas principales, es decir: viviendas en las que vive gente. Ni vacías ni de uso esporádico.

¿Puede que el cambio metodológico haya hecho aflorar microviviendas que antes eran invisibles? Al fin y al cabo, es posible que si el INE le envía el cuestionario usted no sepa responder con certeza cuántos metros tiene su casa y que los censos anteriores infraestimaran el número de hogares 'apretados'. Desde el instituto aseguran que "aunque el cambio puede tener cierta influencia" hay que analizar los datos junto a los del tamaño del hogar, ya que en la última década este se ha reducido.

"Uno de los factores a la hora de decidir la superficie de la vivienda es el número de miembros que tienen o prevén tener los hogares", añaden. "En un contexto de baja natalidad y aumento de hogares unipersonales, parecen lógicos los resultados". Como cada vez más gente vive sola y se tienen menos hijos, es normal que las casas se reduzcan. Pero en la última década —tras pinchar la burbuja— no se han construido ni medio millón de viviendas. De esas, solo 5.600 tienen menos de 30 m2.

Es decir: las microcasas no están en promociones nuevas, sino que a) ya existían y nadie vivía en ellas o b) han sustituido a otro tipo de inmuebles, véase bajos y locales comerciales o pisos grandes de los que salen varias. "El dato es sorprendente", dice el arquitecto Ekain Jiménez. "Pero en Madrid, Barcelona y otras grandes ciudades puede tener sentido, porque al ser polos de atracción hay tendencia al hacinamiento".

Segrega que algo queda

Madrid, Barcelona y, a mucha distancia, Málaga, Baleares y Santa Cruz de Tenerife, son las provincias que concentran el mayor porcentaje de nuevas microcasas. Hace diez años había en Madrid casi 15.000 hogares de treinta metros cuadrados. Hoy son el triple. El fenómeno se ha extendido por todo el país y solo retrocede en el País Vasco, donde ninguna provincia tiene más microcasas que hace una década.

"En Euskadi se han hecho las cosas relativamente bien, tanto a nivel de ordenanzas como vivienda social. La comparación con la realidad europea es muy pobre, pero con el resto del estado es de ventaja", continúa Jiménez, que trabaja en Vitoria. "Hay un proceso natural de redensificación de los centros en las ciudades que tiran y atraen población. En Madrid se ve mucho: hay barrios enteros con pisos de 80 a 120 metros y otros, más burgueses, con pisos de más de 200 metros. La segregación es lógica porque son pisos que no se pueden sacar adelante".

Dividir un piso grande en varios es tendencia al alza. Para hacerlo legalmente hay que cumplir la normativa y el número mínimo de metros que marque la ordenanza municipal. En Barcelona, la superficie mínima de vivienda es de 40 metros cuadrados. En Madrid, de 38 m2 con posibilidad de bajar hasta 25 m2 en los estudios. En Málaga, 30,5 m2. Una vez dividido, los pisos resultantes se inscriben en el Registro de la Propiedad.

Margarita, una treintañera que reside en Bilbao —donde, aunque pocas, también hay viviendas pequeñas—, estuvo varios meses de alquiler en un piso segregado de unos 45 metros. "Nos contaron que era un piso grande dividido en tres. El edificio era de pisos muy grandes y sin ascensor: entiendo que les saldría mejor partir, hacer reformas 'cuquis' y cobrar tres alquileres de 950 euros que buscar una familia grande y de pasta que alquilara el piso original", cuenta. "No debían de tener comunicada la partición porque nos dijeron que si queríamos empadronarnos avisásemos. Lo peor era compartir telefonillo: si alguien recibía una visita sonaba en los tres pisos y era muy molesto".

El perfil más habitual en microvivienda es el de hombre adulto solo, seguido de mujer adulta sola y de pareja sin hijos. Aunque los hogares más habituales en España son los de dos personas, en los últimos diez años han aumentado con creces (del 23% al 27%) los unipersonales. Los datos indican, además, que cuanto más pequeña es la vivienda más probabilidades hay de que quien la habita esté de alquiler.

"Si el modelo de convivencia es distinto, el mercado intenta ofrecer un modelo de vivienda más pequeño", dice Laureano Matas, secretario general del Consejo Superior de Arquitectos. Bajo esta lógica entran también los locales comerciales convertidos en viviendas: en una o en varias, si los metros dan.

"Esto, que antes parecía impensable, está pasando en muchas ciudades españolas. Pero no podemos convertir todos los locales comerciales en viviendas. Falta iniciativa pública", continúa. "Tampoco podemos segregar todos los pisos, porque las infraestructuras urbanas no están adaptadas para esa densidad de población. Si multiplicas la densidad, tendrás problemas en el acceso al transporte, la energía... La ciudad tiene que atender esa demanda".

Casas y pisos viejos

Que las normas digan una cosa no impide que haya microviviendas más pequeñas. Puede que sean ilegales o que tengan la cédula de habitabilidad del pasado, cuando la normativa era otra.

"Hay pisos viejos, infraviviendas de toda la vida que han arrastrado la cédula. Pero también hay mucha vivienda ilegal sin cédula", dice Jiménez. "Es un melón que abrir, porque es indecente y se mira para otro lado. Es lo que se ve en la cuenta de Twitter de El Zulista: buhardillas o trasteros que se pretenden alquilar o vender como viviendas. Nada te impide comercializarlos sin cédula, pero debería haber una ley que lo prohibiera".

Laura lleva siete años viviendo en la antigua casa del portero en un edificio de los años 50 al norte de Madrid. Son 35 metros cuadrados. "Me surgió la oportunidad cuando los anteriores inquilinos se fueron. Era una pareja que iba a tener un bebé. Es un ático sin ascensor y, aunque está todo separado, para una familia no da", cuenta. "Era muy asequible. Con lo que pago, la comunidad paga las derramas. Me siento afortunada porque casi no me han subido el precio y el piso tiene mucha luz. Pero no me gustaría romantizar lo pequeño: detrás de ello hay precariedad. Que esté contenta no quita que me gustaría vivir en un piso más grande".

Ana, que vive en un estudio de 30 metros —"construidos, porque útiles deben de ser 22"— es de la misma opinión. "Se vive bien si eres organizado, pero no hay espacio para mucho. Son cosas como... ¿dónde meto el cubo de la fregona y que no quede feo? Al final lo tengo en la bañera, porque no me cabe en otro sitio".

Una buena parte de las microviviendas españolas se construyó antes de 1960. Entre 1960 y 1980 se hicieron muchos pisos de 46 a 75 m2; después, de hasta 120 m2. La idea de que existan minipisos antiguos que hayan salido al mercado en la última década tiene sentido en tanto que son las viviendas más rentables para alquilar.

"Hace años escuché a un empresario inmobiliario decir que lo que daba dinero eran los estudios en barrios humildes del sur de Madrid. Son casas muy baratitas para el inversor, que le devuelven un dinero fijo cada mes", comenta el arquitecto Antonio Aramburu. "En Madrid también se hicieron lofts en edificios industriales saltándose la normativa de habitabilidad".

Sergio tiene 25 años y algo de dinero ahorrado en el banco. Aprovechando que la Comunidad de Madrid avala a los jóvenes, lleva tiempo buscando un piso pequeño para comprar. "Quitando bajos, un piso de entre 30 y 45 metros cuadrados puede estar entre 100.000 y 130.000 euros. Mi filosofía siempre ha sido comprar algo pequeño y transitorio para después vender y comprar algo más grande", cuenta. "Pero mi experiencia está siendo muy mala. En Madrid hay mucha gente con dinero que intenta colocarlo en ladrillo: empresarios y directivos que compran estos pisos a tocateja para alquilar. Al final, son los que suben los precios".

En general, todas las casas son más pequeñas que antes

Más allá de las microcasas y los hogares pequeños, el tamaño de las viviendas en España tiende a disminuir.

"Para mí, como arquitecto, el tema no es tanto la superficie como la calidad de la distribución. Pero a veces no podemos desarrollar proyectos interesantes porque hay intereses contrapuestos con el promotor", dice Jiménez. "Él querrá sacar el máximo rendimiento. Y si eso supone que en los extremos salen dos viviendas en esquina, con mala orientación, con un pasillo como un churro... Pues te toca aguantarte".

"Muchas promociones nuevas están metiendo espacios comunes y bajando la superficie útil de la vivienda", añade Aramburu. "Y a veces el promotor te dice los números y no te queda otra. En una promoción reciente nos dijeron que las viviendas de tres dormitorios tenían que ser de 68 metros cuadrados. No solo la vivienda grande: la vivienda en general es un objeto de lujo".

Una de las fórmulas habituales para meter todo en menos metros es la de juntar cocina y salón. "El modelo en el que nos hemos criado empieza a ser antiguo. Ahora se proponen soluciones de salón, cocina y comedor, pisos en los que el vestíbulo no es importante... La causa es el aprovechamiento de las superficies útiles", dice el secretario general del CSCAE.

"Es un tema especulativo y económico", zanja Jiménez. "Si juntando salón y cocina puedo ahorrarme seis metros, me los guardo para mí. A ti te vendo la moto de que el open concept está muy bien, pero de cada diez viviendas saco una más".