ELECCIONES EN GALICIA

No desprecien las campañas

Las dos semanas de contienda electoral han lanzado al BNG frente a un PP demasiado convencional y lento de reflejos y un PSdeG abúlico

Los candidatos a la Xunta de Galicia, en campaña.

Los candidatos a la Xunta de Galicia, en campaña. / FDV

Irene Bascoy

Irene Bascoy

Llegamos a la recta final de la campaña, una campaña intensa, con giros de guion, cambios de estrategia, chutes de ilusión y caídas en desánimo. Una campaña, pensada para movilizar el voto de los propios y los indecisos, en la que por primera vez en mucho tiempo la ilusión del cambio en el electorado de izquierdas parece haber calado. Otra cosa es lo que pase el domingo. La mayoría absoluta del PP es amplia. Tiene 42 escaños, un colchón de cinco diputados que podría permitirse el lujo de perder antes de empezar a hacer las maletas de San Caetano. Además dispone de la muleta del voto emigrante, que suele ser fiel al poder, y hasta podría contar con el comodín de Democracia Ourensana. Si Rueda baja de 38 escaños y DO entra en la Cámara autonómica, lo más factible es que el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, apoye al PP. Eso sí, a cambio de jugosas contrapartidas. Hasta el momento sus acuerdos siempre los ha sellado con los populares. Son los más generosos, presume un regidor de ideología indefinida. 'A vaquiña polo que vale'.

Al igual que la campaña de las generales de julio del año pasado, la gallega puede resultar decisiva. Es la resurrección de las campañas. ¿Por qué? Porque las encuestas que barajaban los partidos antes del arranque preveían que el PP repetiría mayoría absoluta, incluso con holgura. El BNG apuntaba maneras, pero no tanto, y el PSdeG parecía estancado. Incluso podían tener opciones Sumar y Democracia Ourensana.

Y ahora que se agotan los quince días de campaña el PP sería feliz con 39 escaños, la intención de voto al Bloque se dispara y puede llegar a tener el doble de escaños que el PSdeG, y el partido de Yolanda Díaz está más fuera que dentro de O Hórreo.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Por la campaña. Está claro que no se pueden despreciar. Las campañas electorales tienen recompensa para quien se las curra y se las piensa muy bien, y castigo, para quien no las enfoca correctamente o las afronta con desidia. Eso sí, solo con una campaña no se ganan las elecciones. Hay que tener candidato, que se conozca, y un proyecto de país.

Esta campaña se le ha hecho larga al PPdeG, sobre todo tras el tropiezo de Alberto Núñez Feijóo con la amnistía y los indultos, y también al PSdeG, y le ha sabido a poco al BNG. Porque, sin duda, la mejor campaña ha sido la de Ana Pontón.

Mientras el PPdeG elegía la primera semana como rival a Pedro Sánchez y con la presencia de Feijóo 'españolizaba' la contienda; mientras el PSdeG se traía de visita a Pedro Sánchez y a sus ministros como si su candidato José Ramón G. Besteiro necesitase mucha ayuda y el PSdeG fuese una mera sucursal del PSOE, la cabeza de cartel nacionalista hablaba de Galicia (de las residencias de mayores, de la crianza, de la energía verde, de la salud mental, ...) e iba a lo suyo. Vendía “la oportunidad histórica del cambio” y apelaba a “todos los que se sientan gallegos, no importa cómo para construir una Galicia mejor”.

Y ahora que se agotan los quince días de campaña el PP sería feliz con 39 escaños, la intención de voto al Bloque se dispara y puede llegar a tener el doble de escaños que el PSdeG, y el partido de Yolanda Díaz está más fuera que dentro de O Hórreo

Pontón ha hecho la campaña de la ilusión, se presenta como potencial presidenta y ha cuidado hasta el extremo su estrategia en las redes sociales para conquistar a los más jóvenes. Para atraer a los electores no nacionalistas, ha apostado por la moderación con propuestas de corte progresista y ha aparcado su doctrina ideológica.

Cuando la líder del BNG empezó a dispararse en los sondeos, el PP giró, se olvidó del PSOE y empezó a afanarse en “quitarle la careta de la moderación”. Así rescató su relación con Bildu y leyó el programa electoral para enfatizar que el Bloque quiere imponer el monolingüismo en las aulas. ¿Una reacción tardía? Las encuestas dicen que seguramente no, porque el PP tiene la mayor maquinaria de Galicia y eso pesa mucho.

¿Y el PSdeG? Intenta hacerse un hueco entre el candidato con más opciones (Rueda) y su más fuerte rival (Pontón), pero con la sospecha en el aire de que Moncloa y Ferraz en mitad de la batalla ya ha tirado la toalla y que el candidato del PSOE, no del PSdeG, es ahora Pontón. Todo vale con tal de que el PP, y ahí léase Feijóo, pierda estos comicios.

La apelación al voto útil para concentrar los apoyos en torno al BNG perjudica a Sumar. La primera contienda electoral del partido de la vicepresidenta Yolanda Díaz puede saldarse con un sonoro fracaso. La dirigente ferrolana se ha trasladado en la recta final a Galicia para arropar a su candidata, Marta Lois, pero si en el arranque de la contienda los sondeos apuntaban que Sumar podía tener opciones de entrar en la Cámara gallega, con el paso de los días, se han diluido. Los gallegos que quieren cambio parece que se decantan por la papeleta nacionalista.

Voto oculto y diputados sin campaña

¿Restará votos a Rueda la metedura de pata de Feijóo con la aministía y los indultos?, ¿habría sido mejor no españolizar la campaña? se preguntan en el PPdeG. ¿Habrá voto oculto al PSOE y al final salvaremos los muebles?, ¿tanto ministro no tapa a nuestro candidato?, se interrogan los socialistas. ¿La ilusión de cambio que percibimos en los mítines será suficiente para protagonizar un cambio histórico en Galicia?, ¿el cambio político es posible si falla una de las patas de la coalición, en alusión a los socialistas?, inquieren en las bases nacionalistas. Y todos miran hacia Ourense: ¿puede un partido sin campaña hacerse con un escaño en el Parlamento?