RELACIONES EN LA DERECHA

Los barones del PP tratan de encapsular la crisis de Vox en Baleares para que no afecte a sus coaliciones

Los territorios se esfuerzan por cuidar sus gobiernos, tejiendo complicidades propias, más allá de las direcciones

En el PP hay consenso sobre mantener la estabilidad y evitar que la crisis de Vox en Baleares se extienda. Pero asumen que si a Abascal le van mal las elecciones en este año, podría haber alguna "reacción" o "respuesta" política

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a los presidentes de Castilla y León, la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia y el alcalde de Madrid.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a los presidentes de Castilla y León, la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia y el alcalde de Madrid. / GUSTAVO VALIENTE.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Las comunidades autónomas encabezadas por el PP y que gobiernan en coalición con Vox intentan frenar futuras consecuencias en sus territorios después de que haya estallado una crisis sin precedentes en Baleares. Todas coinciden en que se esforzarán por mantener la estabilidad dentro de sus gobiernos, especialmente en los que sí hay consejeros del partido de Santiago Abascal. En Génova defienden la misma posición y son partidarios de que los acuerdos firmados tras las elecciones de mayo se mantengan, entre otras cosas, por la lectura de fondo que hacen: lo que está ocurriendo dentro de Vox, por mucho que en sus filas nieguen el malestar interno, acabará ahondando en una reunificación de la derecha torno a las siglas populares.

La conclusión que llevan sacando desde hace tiempo, a pesar del mazazo que implicó el 23J, es que a medio y largo plazo el PP saldrá ganando. Pero el corto plazo se puede complicar en función del desenlace que se produzca en Baleares, como publicó este diario. Primero, porque la presidenta de las islas, Marga Prohens, tendrá que lidiar al mismo tiempo con los cinco diputados díscolos que le proporcionan la mayoría necesaria y con los dos fieles a Abascal, que en realidad representan a su socio verdadero y al del resto de su partido en otras comunidades. La crisis balear es muy compleja porque los ‘rebeldes’ son los que se han hecho con el control del grupo parlamentario.

Eso ha desatado un enfado mayúsculo en la cúpula de Vox, donde cargos nacionales deslizan un mensaje a modo de advertencia: “Confíamos en que el PP cumpla con su palabra y con los acuerdos”. Una especie de aviso a navegantes que el resto de barones del PP también deberá gestionar. En realidad, algunos de esos presidentes autonómicos llevan inmersos en una reflexión desde hace tiempo. Mucho antes de que estallara la crisis en Baleares había dirigentes conservadores que anticipaban un endurecimiento del discurso y de las relaciones entre Vox y el PP por el nuevo ciclo electoral. 

Las coaliciones en Comunidad Valenciana, Castilla y León, Aragón, la Región de Murcia, Extremadura y Baleares (aunque sea un acuerdo de legislatura) tendrán que resistir varias citas electorales que no parecen sencillas para Vox.

En las elecciones gallegas el partido ultra tiene muy pocas posibilidades de sacar representación y en el País Vasco podrían quedarse sin su actual diputada. En las europeas de junio, la campaña se volverá aún más complicada, porque hay mucho en juego. 

El tablero político europeo puede cambiar y la ola de apoyos que la extrema derecha tiene en países como Italia (donde gobiernan), Francia, Hungría, Polonia y Holanda, entre otros, garantiza un enfrentamiento entre los partidos de la derecha más que evidente. La propia Giorgia Meloni le pidió a Abascal en su reciente aparición durante la asamblea general del partido, que en esas elecciones todos se esfuercen al máximo.

Un presidente autonómico del PP reconocía días atrás que es previsible “una respuesta” o “una reacción” de Vox al ciclo electoral “si vienen mal dadas”. Es decir, que si Abascal sufre en las urnas y debe prepararse para las europeas, el PP podría tener que afrontar “represalias” o “posiciones muy duras” de su socio de gobierno buscando una diferenciación. “Quizá cosas que muchos no compartan o posturas que ni Vox defiende, pero se ve forzado para evitar el desgaste”, reflexionaba el mismo dirigente.

Hablar de ruptura de gobiernos es ir muy lejos. Pero los presidentes autonómicos son conscientes de que Vox es un partido muy jerárquico en el que manda la dirección nacional, no los territorios. Y frente a eso, según explican fuentes de las distintas autonomías, los barones del PP se están esforzando en cuidar sus propias coaliciones y a los miembros de sus gobiernos para así estar preparados ante posibles crisis. La idea es tejer complicidades propias, por encima incluso de las direcciones nacionales.

“Poco a poco todo se pondrá en su sitio”

Sobre el caso concreto de Baleares, tanto Génova como otros dirigentes autonómicos insisten en que Prohens debe “mantenerse firme” y ahuyentar la idea de que la crisis afecta a su gobierno. La tesis que manejan los populares es la de que deberá mantener interlocución con las dos partes e incluso intentar que el apoyo siga siendo total de unos y otros. Incluso en la dirección de Vox consideran que los díscolos tienen muy difícil dejar de acordar el programa ideológico pactado con el PP, porque no existen diferencias en ese sentido. Lo de Vox, como siempre, es una crisis de poder.

Lo que sí reconocen en la dirección nacional popular es que para Prohens “todo se vuelve más incómodo”, y aunque insisten en alejar la posibilidad de que haya un contagio a otros lugares, también reconocen que habrá que mantener equilibrios constantes.

El PP sufrió en las elecciones generales las consecuencias de sus pactos autonómicos con Vox. La respuesta fue una contundente movilización de la izquierda, aunque hay dirigentes que también son críticos con la gestión que su partido hizo de las alianzas con Vox. Consideran que no debieron mostrar dudas y apostar la carta al cambio irreversible de Sánchez, sin centrar la atención en el necesario apoyo de la ultraderecha.

Sea como sea, Feijóo no pudo llegar a la Moncloa. Pero Vox se dejó por en camino 19 escaños y varios dirigentes reconocibles y conocidos se han ido marchando del proyecto ultra. Abascal se ha empeñado en negar que exista una crisis interna real. Los hechos son los que son y a Baleares le han precedido otros casos. Ese riesgo de implosión poco a poco es el que el PP sigue atentamente, pero sin intención de regocijarse. Todo lo contrario.

En Génova consideran que lo inteligente es mantener la interlocución, los acuerdos autonómicos y que Vox “siga equivocándose” hasta “quedarse sin espacio”. La elección de una oposición dura con la portavocía de Miguel Tellado y otras incorporaciones a la dirección del grupo parlamentario en el Congreso va en la misma dirección: Feijóo quiere seguir achicando ese espacio. “Al final todo acabará en su sitio”, zanjan en la cúpula conservadora.