ELECCIONES EL 18 DE FEBRERO

Vox llega a la campaña de las gallegas en horas bajas y mirando a la abstención

El partido de Abascal sigue en 'shock' por su crisis en Baleares y necesita un balón de oxígeno que difícilmente llegará en las elecciones del 18 de febrero: Galicia, es con diferencia, el territorio más complicado para la ultraderecha

El líder de Vox, Santiago Abascal, con su candidato en las elecciones del 18-F, Álvaro Díaz-Mella, en Galicia.

El líder de Vox, Santiago Abascal, con su candidato en las elecciones del 18-F, Álvaro Díaz-Mella, en Galicia. / ADRIÁN IRAGO.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

A Vox se le resiste Galicia. El partido de Santiago Abascal afronta una campaña muy complicada mirando a las elecciones del 18 de febrero, la primera cita de un nuevo ciclo electoral que no pinta bien para el partido de ultraderecha. Vox nunca ha conseguido obtener representación en el Parlamento gallego y tampoco tiene diputados en el Congreso por ninguna de las cuatro circunscripciones. Ni siquiera lo consiguió en su mejor momento, en la repetición electoral de 2019, cuando logró 52 escaños. En las de julio de 2023, que sufrió una caída de 19 diputados, tuvo muy pocos apoyos en una comunidad fiel a la derecha que representa el PP.

El candidato ultra para estas autonómicas, Álvaro Díaz-Mella, también es presidente del partido en Pontevedra y lideró la lista por esa provincia el 23J. En la asamblea extraordinaria del partido el pasado fin de semana, la misma que blindó a Abascal como presidente hasta 2028 justo antes de que estallara una profunda crisis en Islas Baleares, tuvo unos segundos de protagonismo cuando el líder nacional pidió a los suyos una ovación como síntoma de apoyo. Díaz-Mella se puso en pie y Abascal se comprometió a volcar toda la fuerza del partido en busca de lo que muchos califican como una misión imposible.

Hasta el punto de que el propio Abascal reconoció que las perspectivas “pueden ser más halagüeñas o menos”, pero que lo importante es defender las ideas de Vox por encima incluso del poder. Esas ideas no han calado en Galicia o, al menos, hasta ahora no se han transformado en votos.

Abascal lleva dos semanas acudiendo a esta comunidad autónoma y lo seguirá haciendo hasta el día de las elecciones. La baza electoral de Vox sigue siendo sus propias siglas porque la mayoría de sus candidatos son desconocidos incluso dentro de sus territorios. El líder de la extrema derecha confiará la campaña a dos mensajes: el principal, los altos porcentajes de abstención que en anteriores elecciones ha tenido Galicia. Ya lo dijo también durante su discurso en el cónclave interno del sábado pasado: “Comprendemos que muchos de los que se abstienen están hoy sentados con nosotros. No todos somos iguales y si confían en Vox hay cosas que pueden cambiar”, repetía.

El segundo mensaje será una crítica controlada contra el PP por sus distintos intentos de impedir que el partido ultra se presente a las elecciones. Alberto Núñez Feijóo y otros dirigentes han alentado el miedo de que los votos a Vox, que no se trasladarán a un escaño porque ven “imposible” que lleguen al 5% del voto (indispensable para entrar en el Parlamento), podrían impedir la mayoría absoluta de Alfonso Rueda. Es más, Feijóo llegó a hablar de los tres diputados que pueden estar en peligro: uno por Pontevedra, otro por A Coruña y el último, por Ourense.

Ese voto útil es en este momento lo que Vox necesita cortocircuitar. No lo tiene fácil y además la campaña se une a un momento muy complicado por la crisis interna desatada en Baleares. Abascal logró un cierre de filas en la asamblea sin una sola voz crítica. Pero, a las 24 horas los diputados rebeldes en el Parlament balear arrebataron al partido el control del grupo parlamentario. El partido ultra sigue en ‘shock’ y el desenlace determinará si hay réplicas en otros territorios. Lo que está claro es que Vox necesita un balón de oxígeno que difícilmente llegará en estas elecciones gallegas.

En las últimas semanas Abascal viene endureciendo el tono con el PP. La última gran acusación tiene que ver con haber pactado con el PSOE la reforma del artículo 49 de la Constitución para eliminar la palabra "disminuidos". Además, el líder de Vox reprocha al PP "manifestarse los domingos contra el Gobierno" y retomar los lunes las negociaciones. Al acuerdo en la Carta Magna se unen las conversaciones sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial que se retomaron ayer mismo en Bruselas. El líder de Vox cargará contra estos acuerdos en la campaña gallega después de recuperar el término "derechita cobarde" contra el PP.