EL FOCO, EN SÁNCHEZ

Génova centraliza el mensaje político para evitar riesgos ante el inminente ciclo electoral

La dirección nacional busca controlar la estrategia a las puertas de unas elecciones clave y que todo el foco esté puesto en el Gobierno y sus problemas diarios

Mensaje interno a la cúpula y los grupos parlamentarios para evitar "lucimientos personales" y dar las batallas de forma sincronizada

Alberto Nuñez Feijóo durante el pleno del Congreso que aprobó la reforma del artículo 49 de la Constitución.

Alberto Nuñez Feijóo durante el pleno del Congreso que aprobó la reforma del artículo 49 de la Constitución. / DAVID CASTRO.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

El PP está decidido a controlar su estrategia política y que todos los mensajes sean una crítica sincronizada hacia Pedro Sánchez y sus pactos con los independentistas, que empezaron por la ley de amnistía y se extienden ya a distintos ámbitos. En Génova están convencidos de que todo el foco debe estar puesto en el Gobierno, en su negociación a varias bandas con todos sus socios independentistas y en los problemas que van surgiendo a medida que avanza la tramitación de la norma que pretende exculpar a todos los implicados en el procés. La semana que viene la ley llega a la comisión de Justicia y en pocos días pasará el primer gran filtro en el pleno del Congreso.

El señalamiento que la vicepresidenta Teresa Ribera hizo al juez Manuel García Castellón por su decisión de mantener la imputación por terrorismo a Carles Puigdemont mientras PSOE y Junts negocian las enmiendas parciales relativas a esos delitos es la nueva baza que exprimirá a fondo el PP. “Hasta la ministra de Transición Ecológica va en contra de la independencia judicial”, reflexiona un miembro de la dirección nacional. El PP reprobará a Ribera con su mayoría absoluta en el Senado.

Es un elemento más de lo que el PP considera “un achicharramiento” del Ejecutivo día a día. Esta misma semana los letrados adscritos a la comisión de Justicia emitieron un informe muy duro advirtiendo de la inconstitucionalidad de la ley. El texto será clave a la hora de formular los futuros recursos del PP, que además cree que también tendrá incidencia en la lectura europea de la amnistía. Y en este contexto Génova ha decidido endurecer mucho su discurso, arrinconando a Vox (que esta semana ha tenido como único hito votar en contra de la reforma constitucional que borra el término “disminuidos” al hablar de personas con discapacidad) y lanzando recados de control a sus filas.

El objetivo es controlar los mensajes a la opinión pública y evitar polémicas innecesarias o discursos que desvíen la atención de lo importante en los momentos más delicados del Gobierno.

En la primera reunión del año de Alberto Núñez Feijóo y sus grupos parlamentarios, 281 diputados y senadores, el líder del PP activó ya su plan de hacer del Senado una Cámara de resistencia frente al Congreso, convertido en su opinión en “un foro de chantaje” donde mandan “las minorías independentistas”. El discurso de deslegitimación fue claro, poniendo en duda que la soberanía nacional siga residiendo allí.

Antes, a puerta cerrada, el portavoz parlamentario y mano derecha de Feijóo, Miguel Tellado, lanzaba advertencias a sus compañeros de escaño provocando un runrún que ya se ha convertido en malestar en muchos sectores. El nuevo portavoz en el Congreso explicó a los parlamentarios populares que no es momento de “lucimientos personales” y que todos deben trabajar para la figura de Feijóo y sus objetivos. Recomendó limitar los contactos con la prensa fuera de los gabinetes y los canales establecidos, confirmando ese control sobre el mensaje que ha puesto a funcionar Génova.

Todo ello en un momento de desgaste para Sánchez, pero también a las puertas de un ciclo electoral decisivo para el PP. La crisis de los pellets en Galicia hizo sonar las alarmas en el cuartel general popular. En la Xunta negaban que la situación pudiera descontrolarse ni que existiera el riesgo medioambiental tan grave que denunciaban desde Moncloa. Pero algunos dirigentes señalaron la “lentitud” con la que se pasó al ataque después de semanas en silencio a pesar de que las competencias eran en gran medida estatales. “Fue una crisis que no terminó de estallar, pero que podría haberlo hecho”, reflexionan en el partido.

Alfonso Rueda tuvo que lidiar con esta crisis, quizá la primera a la que se enfrenta, poco tiempo antes de optar a la reelección. Necesita la mayoría absoluta para no perder el Gobierno y todo el partido se implicará. Los barones territoriales le acompañaron el fin de semana apostando por un mensaje nacional en el que seguramente destacó el de Isabel Díaz Ayuso: “Os vamos a arrasar”, dijo la dirigente madrileña. En las filas socialistas también calaron sus palabras.

La interparlamentaria de este fin de semana en Ourense está llamada a reunir a dirigentes de toda España y después empezará oficialmente la campaña con mucha presencia de Feijóo en el territorio. Nada hace pensar que realmente el PP pueda perder su gran bastión, pero el propio líder conservador hizo hace días una advertencia para quitar todo el voto a Vox: podría repetirse lo ocurrido en las generales si hay división del voto en la derecha. Por primera vez hizo públicos sus cálculos: los restos en Lugo, A Coruña y Pontevedra hacen bailar tres escaños y se vería en riesgo la mayoría absoluta.

En la estrategia de Génova de endurecer y controlar los mensajes Galicia es la primera estación. Evitar riesgos y cualquier problema en campaña electoral porque si algo sufrieron los conservadores en sus propias carnes fueron los errores de la campaña del 23J en la que esperaban una victoria total. Feijóo necesita casi igual que Rueda mantener la Xunta por muchos motivos. La cita gallega dará paso a la de Euskadi y, sobre todo, las europeas de junio que el PP plantea como unas segundas generales. Y Feijóo sabe que no puede fallar.