GOBIERNO DE COALICIÓN

Podemos asume un papel secundario en las negociaciones para el CGPJ

El partido morado considera que han perdido protagonismo en este acuerdo y lo achacan al estilo negociador de Yolanda Díaz

Yolanda Díaz y Enrique Santiago en el patio del Congreso de los Diputados.

Yolanda Díaz y Enrique Santiago en el patio del Congreso de los Diputados. / EFE

Las negociaciones silenciosas prosiguen entre Gobierno y PP para lograr un acuerdo que desencalle la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) casi cuatro años después de que expirase. Y Unidas Podemos, que tradicionalmente ha forzado al PSOE a abrir un diálogo dentro del Gobierno antes de sentarse a negociar con los populares, ha cambiado radicalmente de rol, según advierten algunas fuentes del espacio.

El socio minoritario ha visto limitado su papel en esta ocasión; una variación que en Podemos atribuyen al nuevo de liderazgo de Yolanda Díaz. La vicepresidenta, que trata en todo momento de promover el acuerdo entre las partes, ha dejado de lado las exigencias previas que Podemos solía imponer en los comienzos del Gobierno de coalición.

Los acontecimientos se precipitaron el domingo con la dimisión de Carlos Lesmes como presidente del CGPJ. La convocatoria urgente de Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijoó a una reunión el lunes despertó los recelos en el ala más dura del espacio confederal, Podemos, que temió un acuerdo entre los dos grandes partidos que le dejase fuera. Ante esta amenaza, la organización morada dio un golpe en la mesa y exigió tener presencia directa en las negociaciones, a pesar de que en los últimos tiempos habían delegado su representación en el ministro de Presidencia, el socialista Félix Bolaños

Esta exigencia fue rechazada enseguida por Moncloa y trató de sofocarse rápidamente por el resto de miembros del grupo confederal. La propia Yolanda Díaz reunió esa misma tarde a las distintas facciones de Unidas Podemos en el Ministerio de Trabajo, como adelantó eldiario.es. El objetivo era “coordinar” el espacio en estas negociaciones y evitar futuras disfunciones. La exigencia unas horas antes planteada por Podemos fue atribuida a un “malentendido” y el propio Pablo Echenique, portavoz de Unidas Podemos, aclaró el martes que seguiría siendo Bolaños quien les representaría frente al PP. 

La petición de Podemos se interpreta como un intento por recuperar un protagonismo que los morados consideran perdido como socio minoritario del Ejecutivo. En el partido consideran que el papel de Unidas Podemos se ha diluido en estas últimas negociaciones sobre el CGPJ y algunas voces se resignan a tener “un papel secundario” dentro del Gobierno en relación a este asunto. Se sienten relegados y creen que parte del problema reside en los métodos empleados por Díaz con el ala socialista del Gobierno.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso. / EFE

Recuerdan algunos cómo eran las negociaciones cuando Iglesias estaba todavía al frente del partido; por entonces, el dirigente forzaba una negociación previa con Bolaños antes de que se sentara con los populares, de manera que planteaba las exigencias de antemano al PSOE, que tenía que negociar dentro del Gobierno primero y después con la oposición. En esta ocasión, en cambio, consideran que Unidas Podemos se ha encomendado al ala socialista, y el partido asume que se ha convertido en un sujeto pasivo en el proceso.

Fuentes próximas a Yolanda Díaz aseguran que la comunicación es “permanente” con el PSOE en estas negociaciones y que hay “coordinación total” entre los socios de coalición. La vicepresidenta mantiene un canal abierta tanto con Bolaños como con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Pero desde el partido Podemos consideran que los socialistas se están limitando a informarles sobre el estado de las conversaciones con el PP, sin que el socio minoritario pueda intervenir de forma sustancial. Una “pérdida de influencia” dentro del Ejecutivo que achacan al nuevo liderazgo del espacio. “Ella es la líder y ella marca cómo son las negociaciones”, destacan voces del partido. 

Cuestión de estilo

Otras fuentes cercanas a Díaz relativizan estas diferencias y aseguran que el método de negociación es el mismo que cuando Iglesias lideraba el espacio, con conversaciones con el ala socialista antes y después de sentarse con los populares. Reducen las diferencias al estilo distinto de liderazgo que ejerce la gallega, que considera que la negociación lejos de los focos mediáticos es la mayor garantía que puede haber para el avance de las mismas. Mientras el exvicepresidente del Gobierno era dado a las presiones públicas para lograr sus objetivos, aseguran que "Yolanda no quiere ser protagonista de la negociación, lo que quiere es que haya acuerdo".

Las diferencias entre las formas empleadas en su momento por Pablo Iglesias y las de Yolanda Díaz se han hecho evidentes en muchos momentos del último año y medio desde que la gallega asumió las riendas del espacio; la vicepresidenta segunda siempre ha abogado por bajar decibelios y ha evitado la confrontación dentro del Gobierno, una metodología diametralmente opuesta a la de su antecesor, que convirtió el choque permanente en su manera de hacer política y arrancar acuerdos. Pero estas diferencias en las formas, consideran en Podemos, han terminado por diluirles y mermar su poder de influencia en el Ejecutivo. Y creen que el CGPJ da muestra de ello. 

El hombre de Unidas Podemos encargado de las negociaciones sobre el CGPJ continúa siendo desde el principio de legislatura Enrique Santiago, secretario general del PCE y quien fuera persona de confianza de Pablo Iglesias, pero que fue cesado por Ione Belarra como secretario de Estado de Agenda 2030 en julio por su acercamiento a Yolanda Díaz. En el grupo confederal aseguran que los cauces continúan abiertos, tanto por Santiago como por la propia Díaz.

La vicepresidenta, señalan fuentes conocedoras, mantiene comunicación continua con el ala socialista del PSOE sobre el estado de las negociaciones y su posición, según estas fuentes, es la de intentar facilitar el acuerdo, evitando poner exigencias que puedan interpretarse como una línea roja. “Yo no negocio con líneas rojas”, es una de las frases habituales de la vicepresidenta que bien podría aplicarse a este caso. 

Dos vocales para Unidas Podemos

En Unidas Podemos se muestran confiados en mantener los dos vocales del CGPJ que le corresponderían y que se acordaron en las negociaciones anteriores. Una postura de la que se aparta ligeramente Podemos, que desconfía de los movimientos del Partido Socialista y que teme que les dejen fuera. “Si salimos el otro día tan duros, es porque no nos fiamos de que el PSOE vaya a intentar pactar en solitario con el PP”, asegura una voz autorizada del partido. 

Y uno de los asuntos que más puede agitar el espacio de Unidas Podemos y sus distintas sensibilidades es precisamente la exigencia que pone el PP para acceder a la renovación: el cambio en el método de elección de los jueces. Todo el grupo confederal se opone a un posible acuerdo con los populares para modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) y que los jueces tengan más peso en la elección. Más aún teniendo en cuenta que en septiembre de 2020 -con Iglesias aún al mando-, el PSOE presentó junto a Unidas Podemos iniciativa para reducir las mayorías necesarias para la renovación, y poder cambiar a sus miembros sin necesitar al PP. Una iniciativa que fue después retirada por los socialistas. 

Pero el diablo está en los detalles. Y, dentro de esa oposición, mientras en Podemos se oponen frontalmente a cualquier cambio o compromiso en este sentido, otras voces del grupo confederal afines a Díaz se muestran más laxas en este punto. Avanzan que si el Gobierno pacta esta modificación con el PP “sería un compromiso exclusivamente del PSOE”. Es decir, un acuerdo secundario del que no formarían parte, pero que tampoco sería un pretexto para bloquear la renovación de la cúpula judicial. Está por ver hasta qué punto ese compromiso, en caso de producirse, tensa de nuevo las cuerdas del grupo confederal.