TRAS LA ENTRONIZACIÓN DE FEIJÓO

El nuevo PP valora un proceso exprés para todos los congresos antes de verano

Aunque no hay una instrucción oficial, la idea que Feijóo tiene en la cabeza es dar carpetazo cuanto antes a los congresos y que el partido se centre en el futuro ciclo electoral

Su objetivo pasaría por resolver los cónclaves entre abril y junio, haciendo coincidir más de uno en un fin de semana si no queda otra opción

Alberto Núñez e Isabel Díaz Ayuso en la última celebración del Día de la Constitución

Alberto Núñez e Isabel Díaz Ayuso en la última celebración del Día de la Constitución / Eduardo Parra / Europa Press

La maquinaria del PP se pondrá a pleno rendimiento en cuanto Alberto Núñez Feijóo sea elegido nuevo presidente del partido en el congreso extraordinario del 1 y 2 de abril. Sin apenas pausa se realizarán los congresos autonómicos pendientes, entre ellos el más polémicos de todos, el de Madrid, que, ya sin ninguna duda, catapultará a Isabel Díaz Ayuso a la cúpula regional del partido.

Todavía no existe ninguna instrucción de Feijóo y no la habrá hasta que sea formalmente el líder del PP, pero éste es el plan que baraja, según fuentes conocedoras. De hecho, de manera discreta, esta opción ha empezado a comentarse con algunos de los territorios dónde está pendiente aún celebrar los congresos autonómicos. Además de Extremadura (el único pluriprovincial pendiente, ya que País Vasco y Cataluña se habían decidido aplazar) y Madrid, también La Rioja, Cantabria, Asturias y Murcia. Según fuentes populares podrían coincidir más de uno el mismo fin de semana para concluir cuanto antes este proceso interno.

Aunque nada se ha dicho de manera oficial, este proceso exprés de congresos y de trabajo interno para escoger candidatos sería el mismo que Feijóo ha impuesto en el PP gallego donde su propósito era tener listas todas las candidaturas a las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 durante el primer semestre de este año.

Algunos de los territorios afectados confirman a este periódico que las conversaciones informales dentro del partido apuntan a la misma idea: el futuro presidente nacional tiene mucho interés en zanjar cuanto antes los nombramientos internos y que el partido se vuelque en el próximo ciclo electoral. Entre otras cosas, porque el propio Feijóo ha criticado en alguna de sus intervenciones recientes la obsesión de la anterior dirección con el poder orgánico y controlar todos los territorios. Aunque nunca lo ha mencionado, se refería con toda seguridad a Teodoro García Egea, que tenía en pie de guerra a todas las provincias desde prácticamente su llegada a la secretaría general.

Es cierto que la intención de la anterior dirección también era que los cónclaves autonómicos pudiera sustanciarse entre marzo y junio, tras establecer un rígido calendario que impidió adelantar el cónclave de Madrid, como reclamó Ayuso después de su contundente victoria electoral en las elecciones autonómicas del pasado mayo, y teniendo en cuenta que el congreso de Madrid acumula ya un retraso de años. Al frente sigue, de manera interina, Pío García Escudero.

Esta disputa, que en realidad ocultaba el propósito de Pablo Casado de impedir que accediera a la presidencia del partido con el argumento de que la Comunidad de Madrid es el territorio del presidente del PP y, por tanto, no debía dirigirlo un barón, en este caso baronesa, sino un mero representante de Génova, acabó minando su liderazgo, que desde hace tiempo ya estaba muy debilitado.

Pero la llegada de Feijóo generaba dudas sobre qué fechas plantearía ahora para abordar los procesos internos pendientes. Y según fuentes del PP existe un incipiente consenso para hacerlo con la máxima celeridad y que el partido deje de hablar de si mismo y se centre en construir una alternativa política a la sociedad española. Este proceso exprés permitiría al dirigente gallego comenzar el curso político con la situación interna en orden.

LA INTENTONA DE CASADO PARA ABRIL

El congreso de Madrid (y las acusaciones de corrupción contra Ayuso) no fue sólo uno de los asuntos que acabaron determinando la defenestración de Casado su número dos de la cúpula del PP, sino que también es otro de los temas que intentó solucionar el presidente saliente a última hora para tratar de permanecer al frente del partido.

En la reunión que mantuvo en Génova con la presidenta madrileña, un día después de asegurar en una entrevista en 'Cope' que "no permitiría que un hermano mío cobrara 300.000 euros por un contrato adjudicado por mi Consejo de Ministros", el presidente popular le ofreció convocar el lunes siguiente el congreso, lo que habría llevado el cónclave madrileño al mes de abril. Esa misma propuesta se transmitió a otros territorios como Murcia y La Rioja a lo largo del fin de semana, en las conversaciones telefónicas con sus barones, situándolos como fecha clave en el 10 de abril.

Aquel lunes, con la resaca de la multitudinaria manifestación a las puertas de Génova del domingo, Casado y Egea continuaron con este plan y convocaron al comité de dirección como si nada estuviera ocurriendo. El secretario general insistió a algunas organizaciones regionales en que se prepararan para sus congresos.

A la vez convocó a presidentes provinciales, senadores y diputados a Génova para hacer una demostración de fuerza. Pero, como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, en esas siete horas de reunión de la dirección nacional Casado empezó a ser consciente de que no contaba con el respaldo del partido. Su hoja de ruta de obtener su apoyo y al día siguiente el del grupo en el Congreso y en el Senado se fue al traste por la reclamación de Cuca Gamarra y Ana Pastor de que convocara el congreso extrordinario, que además contó con una avalancha de mensajes de diputados sumándose a la portavoz. En aquellas horas Casado empezó a comprender que no había marcha atrás.