EL ÚLTIMO FUE EN 2015

Sánchez baraja convocar el debate de la nación para comienzos de 2022 tras siete años sin celebrarlo

El Gobierno se resistía porque alegaba que ya había sido fiscalizado en los debates de las prórrogas del estado de alarma

Pedro Sánchez, en el Congreso.

Pedro Sánchez, en el Congreso. / José Luis Roca

Juanma Romero

La oposición lo ha pedido insistentemente en los últimos meses, y Pedro Sánchez se resistía. Pero ahora podría acceder a su exigencia: el líder socialista podría convocar el debate del estado de la nación para comienzos del próximo año en el Congreso de los Diputados, cuando se habrán cumplido dos años del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos. La decisión no está tomada y depende en última instancia del presidente, pero sí está encima de la mesa, tal y como confirmaron el domingo varios interlocutores del Ejecutivo consultados por este diario. Finalmente, si da el paso, supondrá la vuelta a este tipo de formato parlamentario por primera vez desde febrero de 2015. Esto es, hace casi siete años que el palacio de la carrera de San Jerónimo no vive un debate de estas características.

Este próximo miércoles, 15 de diciembre, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, Sánchez tendrá que responder precisamente por este asunto. Le preguntará el líder del PP, Pablo Casado. En la Moncloa dudan de si conviene hacer el anuncio en respuesta al jefe de los conservadores o bien es mejor buscar otra ventana de oportunidad, para visualizar que es él, el jefe del Gabinete, quien lleva la iniciativa. Por ejemplo, la tradicional comparecencia de final de año, que en principio está programada para el miércoles 29 de diciembre, justo después del último Consejo de Ministros del año, la víspera, para el que ya tendrá que estar lista, por cierto, la reforma laboral.

Incluso este mismo lunes tendría una opción, ya que clausura la serie de 'Diálogos sobre el futuro' en Madrid, con la asistencia de las vicepresidentas segunda y tercera, Yolanda Díaz y Teresa Ribera, más la titular de Política Territorial, Isabel Rodríguez, y la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Según indican algunas fuentes del Ejecutivo, la decisión final de si se celebrará el debate de la nación y, en caso afirmativo, cuándo y dónde se anuncia, se tomará en las próximas horas. Es una cuestión estratégica, que el mandatario socialista cerrará con su director de Gabinete, Óscar López. También habría de fijarse fecha, aunque lo esperable es que tenga lugar en febrero, cuando arranque el primer periodo de sesiones ordinario.

En el Ejecutivo hay quienes creen que es mejor que no se haga el anuncio como contestación a la pregunta de Casado

Hasta ahora, el Gobierno se negaba a convocar el debate en la Cámara baja porque, argumentaba, Sánchez se había sometido al control periódico y constante en la primera parte de la legislatura, cuando las seis prórrogas del primer estado de alarma le obligaron a dar cuentas cada quince días ante sus señorías en largos debates en el hemiciclo. Escapó más de la fiscalización del Congreso en la segunda alarma, pero se superpusieron las comparecencias de rendición de cuentas por los Consejos Europeos, que todos los presidentes están obligados a hacer tras una cumbre con los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. En definitiva, en la Moncloa subrayaban que Sánchez había sido vigilado por las Cortes más que ninguno de sus antecesores.

Cambio en el chasis del Ejecutivo

Tras los indultos a los presos del procés, el presidente abrió la segunda etapa de la legislatura en julio pasado, cuando acometió una profunda remodelación de su Gabinete que se completó con el 40º Congreso Federal del PSOE. Entonces prescindió del corazón que bombeaba el poder —cesó a su vicepresidenta primera, Carmen Calvo; a su director de Gabinete, Iván Redondo, y al titular de Transportes, José Luis Ábalos— y se centró en el mensaje de la recuperación económica y la vacunación. Ejes de su acción política que aún mantiene.

El último gran debate se celebró en febrero de 2015, cuando Rajoy gobernaba con mayoría absoluta y no estaban en sus escaños ni Podemos, ni Cs, ni Vox

Que, a los dos años cumplidos de las últimas generales, no se hubiera celebrado un debate del estado de la nación resultaba ya una anomalía. El último examen anual al Gobierno se celebró el 24 y 25 de febrero de 2015. Era otra España, otro Congreso. Mariano Rajoy lideraba el Ejecutivo con una cómoda mayoría absoluta. Sánchez llevaba apenas unos meses dirigiendo el PSOE. No se sentaban en el hemiciclo ni Podemos ni Ciudadanos, y Vox era una escisión marginal del PP. No se había producido ni el referéndum ni la declaración de independencia en Cataluña, no había sobrevenido una terrible pandemia.

Desde entonces, se sucedieron cuatro elecciones generales (el 20 de diciembre de 2015 y el 26 de junio de 2016, el 28 de abril y el 10 de noviembre de 2019), cuatro legislaturas, una moción de censura, un derrumbe del bipartidismo y una entrada y salida de los nuevos líderes. Porque ya no están ni Pablo Iglesias ni Albert Rivera, y Rajoy, desalojado de la Moncloa, fue sucedido al frente del PP por Casado. El único que ha resistido es Sánchez, aunque también en este tiempo fue defenestrado y resucitó como líder del PSOE.

Más de 700 días desde la investidura

Sánchez es ya el presidente que más tiempo ha dejado pasar desde su investidura sin convocar el debate de la nación. Más de 700 días, por los 470 que tardó Felipe González en 1989 y los 429 que dejó pasar Rajoy cuando conquistó el Ejecutivo en 2011. La estadística, por tanto, dejaba en evidencia la falta de voluntad de Sánchez. En realidad, nada le obliga a convocarlo. González instauró este formato en 1983, en la segunda legislatura, y desde entonces se fue celebrando de manera anual, salvo en los ejercicios con elecciones generales. Pero la inestabilidad de los últimos años, más el estallido de la pandemia hicieron que el debate mayor que tiene lugar en el Congreso —y el de carácter más general y político, por tanto de mayor peso que el de Presupuestos— se fuera aplazando. Hasta ahora, presumiblemente.

La presión de la oposición ha ido creciendo en los últimos meses, e incluso Cs ha registrado una proposición para hacer este debate obligatorio y anual, y que no sea discrecional del Gobierno, como ocurre desde 1983

La presión de la oposición ha ido en aumento en los últimos meses. No solo del PP. Ciudadanos también impulsó una moción para instar a la convocatoria del debate y una proposición de ley para reformar el reglamento del Congreso y hacer obligatorias y anuales este tipo de sesiones. Desde su puesta en marcha en 1983, la potestad de citar a la Cámara baja en este formato de discusión parlamentaria la tiene única y exclusivamente el Ejecutivo. Formalmente, de hecho, es una comunicación del Gobierno al Congreso. En el debate, interviene el presidente (siempre sin límite de tiempo) y, después, los portavoces, a los que puede responder de uno en uno —que es lo ordinario— o en bloque. La última parte es la deliberación y propuesta de resoluciones.

Sánchez acudiría a la Cámara baja con el primer paquete de reformas comprometidas con Bruselas cerrado —la pieza maestra es la reforma laboral, que pretende cerrarse en los próximos días— y la vacunación pediátrica avanzada. Pero queda la duda de si la recuperación económica se consolidará, dado el recorte de previsiones económicas que han avanzado distintos organismos, y si España habrá salido de la sexta ola de la pandemia. El debate de la nación no es uno cualquiera. Puede reforzar al presidente o bien lanzar al jefe de la oposición, y es Casado quien va por delante en los sondeos, aunque él también ha acusado el desgaste de la contienda interna en el PP.