Opinión | PENSAMIENTO PERIFÉRICO

Puigdemont, el caballo de Troya del 'sanchismo'

El expresidente de la Generalitat y candidato de Junts a las elecciones catalanas, Carles Puigdemont.

El expresidente de la Generalitat y candidato de Junts a las elecciones catalanas, Carles Puigdemont. / Glòria Sánchez - Europa Press

En determinados despachos capitalinos se alienta la leyenda de que lo que denominan el sanchismo puede diluirse definitivamente si Carles Puigdemont, de Junts, consigue suficiente buen resultado para poner en un brete al actual presidente y forzarle a entregarle la presidencia de la Generalitat incluso en el caso de que Salvador Illa, como aseguran todas las encuestas, quede primero. Si solo fuera un análisis, la cosa no tendría demasiada importancia. Pero el riesgo es que decidan echarle una mano a Puigdemont aunque sea con la apariencia de demonizarlo. Convertir a Puigdemont en el epicentro de la campaña catalana, o de su resonancia en España, es entregar la hegemonía al independentismo antes de librar la batalla decisiva del 12M. Y el peor favor por parte de los que dicen defender el constitucionalismo. Los catalanes no se merecen más Puigdemont aunque la mayoría pueda sentir simpatía porque regrese a la política institucional aunque no sea como resultado de un acuerdo, es lo único que podría justificar una amnistía, sino de una mera componenda personal de Sánchez. Puigdemont puede servir para debilitar a Sánchez, pero no tiene un proyecto para Cataluña que sea asumible por el sistema constitucional español y por la mayoría social catalana.

Los juegos con la demoscopia son peligrosos. Los alquimistas de la Moncloa quisieron debilitar a Alberto Núñez Feijóo en las elecciones gallegas y acabaron fortaleciéndolo. La obsesión por vincular a EH Bildu solo con ETA ha regalado un ciclo nuevo de hegemonía al PNV en el País Vasco. Ahora, encumbrar a Puigdemont puede, aparentemente, convertirlo ilusoriamente en el caballo de Troya del sanchismo pero la situación en la que dejaría a Cataluña y a los catalanes sería más crítica que el 2027 porque ahora Puigdemont, como el mismo Sánchez, sería un resucitado político y ya hemos visto de lo que son capaces esta tipología de personajes cuando se les entrega las llaves del castillo que, además, no las sueltan fácilmente.