Opinión | LA SUERTE DE BESAR

El propósito del nuevo año

No he hecho una lista de propósitos, pero sí he decidido desprenderme de unas cuantas cosas. Concretamente, de tres

El propósito del nuevo año

El propósito del nuevo año / Ilustración: El propósito del nuevo año

Los coches comenzaron a entrar y salir del aparcamiento a partir de la una de la mañana. Los vecinos que habían ido a pasar la Nochevieja fuera volvían a casa y los jóvenes que habían quedado para salir de marcha después de la cena familiar partían acicalados, perfumados, maquillados y muy bien vestidos. Yo fui una de ellos hace unos años. Recuerdo poner mucho empeño en aplicarme el rímel, colorete y sombras adecuados. Una vez salí con un top de tirantes dorado y mi amiga Bea y yo nos pasamos toda la noche haciendo de C-3PO.

No sé cómo me dio por comprar un top de tirantes dorado, pero la juventud es osada. Las dos estábamos en la pista de baile de una macrofiesta, sonaba el Ritmo de la noche de Mystic y, mientras el resto lo daba todo con las caderas de lado a lado o intentando ligar como si no hubiera un mañana, ella y yo imitábamos el caminar y movimiento de brazos del robot dorado y racional de La Guerra de las Galaxias. Uno de mis tesoros son mis buenas amigas. Este año he tomado las uvas en manga corta y, por dignidad, no me he puesto unos pantalones de chándal, aunque ganas no me han faltado. Quién te ha visto y quién te ve.

Como la mayoría, he recibido felicitaciones con buenos deseos, artículos disertando sobre la importancia de hacer un borrón y cuenta nueva y muchas, incluso demasiadas, reflexiones vitales. Por primera vez, no he hecho lista de propósitos, aunque ahora, con la perspectiva que me dan estos cinco días que han pasado desde la gran catarsis que se supone que es el principio de un nuevo ciclo, he decidido rectificar y he pensado que voy a desprenderme de tres cosas.

Es enero, no llueve, hemos vivido jornadas de calor y el otro día oí el cantar de un grillo. Así que, voy a liberarme de cualquier atisbo de resignación o de actitud derrotista y, en la medida de todas mis posibilidades, voy a contribuir a mejorar mi entorno. Si puedo moverme en bicicleta, caminando o en autobús, no pienso coger el coche. Voy a reducir mi consumo, en general, y voy a tratar de reutilizar el máximo hasta darle todas las vidas posibles a las cosas.

Voy a desprenderme del conformismo y de la paciencia que permiten que tolere pasar tiempo con personas que no son amables. Tengo la gran suerte de estar rodeada de mucha gente maja, pero este 2024 no quiero estar ni un segundo con maleducados, tóxicos, gritones, ofensivos o cualquier persona que no integre la amabilidad y la cortesía en su manera de relacionarse. La afabilidad y gentileza aportan calidad de vida. Lo contrario me da dolor de barriga. Paso.

Finalmente, voy a desprenderme de la pereza y voy a invertir tiempo y atención en cuidar y en estar con las personas que quiero. Cuidar es escuchar, dedicar horas, dejar de mirar mi teléfono cuando me hablan, pasar ratos de calidad y respetar las maneras de ser. Ya que estoy, y ahora que estoy motivada, empezaré cuidándome a mí un poco más. Toma ya.

Todo el mundo incorpora objetivos a sus listas y yo quiero desprenderme de cosas. ¿Por qué? Porque quiero caminar liviana. Ése es mi único propósito.