Opinión

Arde Kobeta

Anoche viajé en Bilbao con Arde Bogotá a ese sistema solar en el que la banda fundará su ciudad natal, Cartagena

Vista de la calle Pelayo, en el cento de Oviedo. EFE/J.L.Cereijido.

Vista de la calle Pelayo, en el cento de Oviedo. EFE/J.L.Cereijido.

Anoche viajé en Bilbao con Arde Bogotá a ese sistema solar en el que la banda fundará su ciudad natal, Cartagena. Desde el monte Kobeta divisamos ese exoplaneta gracias a la voz de Antonio. Su presencia sobre el escenario arropado por la banda cartagenera constató el gran momento del grupo, que está arrasabdo. Es un hecho que su cantante es el mejor frontman en castellano que ha pisado este año el Bilbao BBK Live.

Han sido tres días de música, naturaleza, gastronomía, y la mejor compañía. Desconectar de todo y reconectar conmigo es lo que cada año me prescribo médicamente. Y este festival tiene el antídoto, me sigue enamorando.

Hay algo que me atrapa en estos pastos desde los que se divisa la ciudad y su ría. E incluso el mar Cantábrico con el sol cayendo.

Solo eclipsó ese atardecer la británica Ròisín Murphy. Con 50 años esta diva del electropop nos embaucó a todos en su ritual repleto de cambios de vestuario y una voz deliciosa y un rollazo al que aspiro a llegar algún día.

No me escondo, somos fieles de la comunión que se vive en esta parte del país vasco. Como también somos devotos de la liturgia de Florence y sus The Machine. Flores y cantos a la vida para recuperar el amor a lo que nos rodea y reencontrarnos con la vida real, la que no aparece en las pantallas de nuestros teléfonos inteligentes. Y que, por desgracia, poco a poco estamos perdiendo.

La vida real es volver a comer en Casa Rufo y reencontrarme con Jose Luis y su equipo. Cada año peregrino hasta Bilbao en el mes de julio, visito su casa y disfruto de su cocina, ¡qué croquetas de huevo, qué cacho de carne y qué goxua más rico me preparan!

En el País Vasco no te sientes turista. Ese es el lema de la campaña turística que promociona ahora el Gobierno Vasco.

Hablando de propaganda. En el tranvía de Bilbao me he encontrado con anuncios muy variopintos cubriendo los vagones. Desde el Teatro Arriaga, veía cruzar la ría un tranvía con los rostros de figuras del toreo como Talavante, El Juli o el murciano Paco Ureña. Pronto estarán en el ruedo de Bilbao. Será este verano, después de Sanfermin, que Pamplona está estos días con el chupinazo en todo lo alto. ¡Gora Sanfermín!

Al paso del tranvía con la publicidad taurina venía otro en sentido opuesto con la publicidad de EH Bildu. Sin olvidarme de Aitor Esteban, fotografiado muy poco natural e impostado, y mira que me cae bien. Hay elecciones este mes y además de la publicidad, Óscar Matute va como cabeza de lista. En ese tranvía de Bilbao que previsiblemente llegará al Congreso aupado por los votos de una parte de pueblo vasco que ha perdonado, sigue adelante y construye desde el diálogo.

Visitando ciudades como Bilbao una se da cuenta de que hay dos españas. De la que yo procedo, la Región de Murcia, es la España del sol y la pandereta. En el sureste estamos anclados en el subdesarrollo si nos comparamos con cómo se lo montan los vascos.

Todo ello se ve en cosas tan cotidianas como un buen servicio de autobús, limpieza en las calles, aeropuertos con aviones, entornos naturales bien consevados y lugares históricos recuperados y adaptados al siglo XXI.

A los que nos venden la Región de Murcia como la mejor tierra del mundo les animaría a viajar más y contar con gente más capacitada en sus listas. Obviamente, me refiero al PP de López Miras. Menuda nos espera en esta fiesta de la democracia. Solo falta el mate de Antelo para que Vox entre el Gobierno y se vaya todo a la mierda. Sobre todo el Mar Menor. Mal empezamos, si el PP le ha cedido la presidencia de la comisión de medio ambiente.

Voy a cerrar los ojos y a seguir bailando y flotando con Florence, La Plazuela, y soñando con las canciones de Arde Bogotá. Estos cowboys de la A3, como tantos otros de la Región son la muestra de que pese a todo en la Región hay destellos capaces de conquistar otros planetas. En Kobetamendi ya vimos la Alameda mucho más cerca del mar.