Opinión | ECONOMÍA ESPAÑOLA

El empleo empuja, pero menos

Tras cerrar un primer semestre positivo en lo laboral, España puede estar ante un cambio de ciclo

Archivo - Inem, paro, oficina de empleo

Archivo - Inem, paro, oficina de empleo / EUROPA PRESS - Archivo

Los matices importan, también en economía. Y la presentación de los datos puede diferir sustancialmente en función de dónde se ponga el foco. Ayer salieron los datos de empleo y de afiliación a la Seguridad Social de junio. Un titular puede ser que se ha batido un récord de trabajadores en activo, con 20,86 millones de cotizantes. O que el paro ha descendido hasta los 2,68 millones de desempleados, la cifra más baja en los últimos 15 años. Datos buenos, que, sin embargo, pierden brillo cuando se apunta que la creación de empleo se está frenando: los 54.541 nuevos ocupados de junio son el dato más bajo desde 2015, cuando debería ser un mes de alta ocupación porque se firman los contratos de servicios para cubrir la temporada alta turística. Si estamos ante una tendencia consolidada de desaceleración o no, se confirmará en la segunda mitad del año, que es cuando al mercado laboral le cuesta más remontar. A cierre de la primera mitad de 2023, lo que puede decirse es que la cifra de afiliados es extraordinaria: nunca antes se había registrado un aumento neto de 448.065 ocupados en un primer semestre.

Hablar de un cambio de ciclo en lo laboral es precipitado (aunque no descartable) a estas alturas. Sí que podemos, en cambio, mirar la fotografía actual más de cerca y valorarla en su contexto. Por ejemplo, en lo relativo a la calidad del empleo, uno de cuyos indicadores más claros es la temporalidad. En junio, cuatro de cada diez contratos firmados fueron indefinidos, cuando antes de la reforma laboral representaban uno de cada diez. Resulta un gran avance contra la precariedad, aunque es obligado aquí hacer una mención a los fijos discontinuos, trabajadores que entran dentro de esta misma estadística pero tienen menos estabilidad real que un indefinido a tiempo completo. En la comparación con Europa, España tampoco puede sacar mucho pecho: según los últimos datos de Eurostat, la tasa de paro española fue la más alta de la Unión Europea, hasta alcanzar en mayo el 12,7%, el doble de la media de la zona euro (6,5%).

En resumen, se sigue creando empleo, pero menos, y se reduce el paro, aunque éste sigue siendo elevado. Pero la economía española ha conseguido esquivar la recesión (de hecho, el PIB está creciendo), superando el bache de la pandemia y de momento también el de la guerra de Ucrania. Y la redistribución salarial (la proporción entre los que más ingresos tienen y los que menos) ha mejorado en los últimos años, según un estudio de CaixaBank, que apunta a la mejora del mercado laboral como principal razón. También es significativo que el líder del PP, Alberto Núñez-Feijóo, confirmara recientemente que "respetará" la reforma laboral, pactada entre sindicatos y patronal, contra la que votó su propio partido.

La economía ha entrado en el debate electoral. Los datos, generalmente sin matices, serán utilizados por los candidatos. Entre el "España va como una moto" de Pedro Sánchez, y la puntilla de "estropeada, sin frenos", de Feijóo, se pierden los grises. Pero después del 23J, la inflación seguirá siendo la mayor preocupación económica y seguirán siendo necesarias políticas que faciliten el dinamismo empresarial y reduzcan el desempleo para no perder el terreno ganado.