Opinión | HUELGA GUIONISTAS EEUU
Las horas de David Simon
Las horas que van después del trabajo forman la parte mejor de la vida. Incluso cuando no es así, las películas la hacen más llevadera
La industria audiovisual entenderá algún día que lo que crea sus imágenes es la escritura, que no hay frame sin palabras, ni código binario 0/1 sin alfabeto de 27 letras. Entretanto, pagan mal a los guionistas en todos los formatos y en las sucesivas formas de distribución. Sufrieron una huelga de 100 días en 2007 que recortó casi 3.000 millones de actividad económica solo en California y taponó el ocio universal como el portacontenedores Ever Given hizo con el comercio en el canal de Suez. Las horas que van después del trabajo forman la parte mejor de la vida. Incluso cuando no es así, las películas la hacen más llevadera.
Debo una parte muy importante de esas horas a David Simon, autor en los últimos 25 años de un conjunto de series que me ha mantenido fiel a HBO después de que David Chase apagó la emisión de la vida de Tony Soprano. Simon es el autor de la crónica socio-criminal The Wire en la destartalada Baltimore; del musical social Treme, que sigue el ritmo del Nueva Orleans enfangado por las inundaciones del huracán Katrina; de la segregación y gentrificación de Nueva York en Show me the hero; de la ucronía Roth La conjura contra América, que plantea un triunfo de los nazis en las elecciones de 1940; del empotramiento en la segunda guerra de Irak de Generation Kill, y de la desasosegante y sórdida The Deuce, sobre los orígenes del porno en Times Square al principio de los setenta. La peor de estas series pone un listón al que no llega la inmensa mayoría de las que se producen. Son el mejor ejemplo de entretenimiento consciente en streaming.
HBO acaba de rescindir el contrato de Simon por su apoyo a la huelga de guionistas, lo que echa por tierra la cándida idea del mercado como mecanismo para complacer a los consumidores con libertad"
HBO acaba de rescindir el contrato de Simon por su apoyo a la huelga de guionistas, lo que echa por tierra la cándida idea del mercado como mecanismo para complacer a los consumidores con libertad. Simon cita al John Steinbeck de Las uvas de la ira porque hay cosas que nunca cambian. Los suscriptores que se han quedado sin una referencia televisiva pueden haber encontrado un motivo de consumo para rescindir su contrato con HBO.
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