Opinión | PRIMERO DE MAYO

Frente común contra la inflación

Hoy algunos trabajadores saldrán a reivindicar en la calle, pero mañana habrá que seguir negociando

Numerosas personas marchan durante la manifestación por el Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, en la Gran Vía, a 1 de mayo de 2022, en Madrid.

Numerosas personas marchan durante la manifestación por el Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, en la Gran Vía, a 1 de mayo de 2022, en Madrid. / Ricardo Rubio / Europa Press

El Primero de Mayo de este 2023 se produce en un momento de descontrol de los precios que compromete la competitividad de las empresas que no pueden compensar sus costes y comporta la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. De modo que en este Día del Trabajo, la subida de los sueldos se ha erigido en la principal reivindicación sindical de la jornada. En 2022, la subida salarial pactada en los convenios colectivos fue del 2,8%, apenas un tercio de la inflación media, que fue del 8,4% en España. Y los incrementos han sido muy desiguales entre los diversos sectores. Este año, se debe negociar un millar de convenios más y los sindicatos amenazan con movilizaciones. España fue el sexto país de la UE donde menos subieron los salarios y, sin embargo, no ha habido un estallido social como sí ha ocurrido en otros lugares. Cosa que hay que agradecer a los agentes sociales y al escudo social que han impulsado los gobiernos.

Las razones de esta paz social posiblemente radiquen asimismo en que el mercado laboral ha resistido bien la complicada coyuntura, marcada por la guerra de Ucrania. También, en que a lo largo de la legislatura se han conseguido importantes avances. El más destacado de ellos, la reforma laboral, ha demostrado en su segundo año de vigencia haber reenfocado la temporalidad. Si bien los datos de empleo han sorteado los peores escenarios que se dibujaban hace un año con la crisis energética, el hecho de que los salarios no suban de manera acompasada a lo que se han encarecido los precios (a pesar de la rebaja del IVA), se está notando en la capacidad de compra de los ciudadanos, cosa que también ralentiza el consumo y limita el crecimiento económico. La reclamación de una subida salarial tiene una base pero lo deseable es que sindicatos y patronal se sienten a la mesa a negociar un acuerdo. El 2022 se cerró sin un pacto de rentas que habría servido para repartir entre empresas y trabajadores los costes de la guerra de Ucrania. Este 2023 no se atisba tampoco ningún avance para desbloquear el Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), una especie de convenio de convenios que sirve de referencia. Se echa de menos el acercamiento entre patronal y sindicatos que hizo posible la reforma laboral.

Así las cosas, los sindicatos apuntan a máximos mientras la patronal tiene que defender al conjunto de las empresas, y no todas tienen las mismas circunstancias para aplicar las subidas necesarias para asegurar el poder adquisitivo de los trabajadores. El pasado marzo, CCOO y UGT presentaron su propuesta para subir los salarios el 13,25% en tres años. Denuncian que las empresas registran beneficios, mientras mengua el poder adquisitivo de los asalariados. En términos globales, el beneficio neto de las empresas grandes y medianas casi se ha duplicado en un año (91%), según la última encuesta de la Central de Balances Trimestral del Banco de España. Pero la propia entidad matiza esta foto de conjunto y advierte de que hay realidades muy distintas según el sector.

La reclamación de una subida salarial tiene una base pero lo deseable es que sindicatos y patronal se sienten a la mesa a negociar un acuerdo"

La encuesta tampoco recoge la situación de las pymes, que absorben peor la subida de los costes. Algunas empresas están sufriendo en sus balances la inflación y la subida de tipos, y hay que escucharlas también. Hoy algunos trabajadores saldrán a reivindicar en la calle, pero mañana habrá que seguir trabajando en la negociación. Hay que buscar un acuerdo salarial.