Opinión | GUERRA EN UCRANIA

Lula y Ucrania

La equidistancia del presidente brasileño respecto a la invasión rusa y su rechazo al envío de armas a Kiev marcan la agenda de su gira europea

El rey Felpie VI, en primer plano, ante Cándido Conde-Pumpido, Lula da Silva, la reina Letizia y Pedro Sánchez, ayer en Madrid.

El rey Felpie VI, en primer plano, ante Cándido Conde-Pumpido, Lula da Silva, la reina Letizia y Pedro Sánchez, ayer en Madrid. / POOL

Después de una legislatura marcada por el populismo bolsonarista, el nuevo presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha devuelto el país a la escena internacional con una intensa agenda diplomática donde la guerra de Ucrania sigue ocupando un lugar preminente. Antes de viajar a Lisboa y Madrid, donde ayer tuvo un almuerzo con el Rey y se entrevistó con Pedro Sánchez, el veterano político viajó a Estados Unidos para recuperar la relación constructiva que ya mantuvo con Washington en su anterior etapa al frente del gigante iberoamericano. Se desplazó también a Pekín para dialogar con el presidente chino, Xi Jinping, que, como se ha visto tras la conversación telefónica que mantuvo ayer con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, es una pieza clave para intentar que Moscú y Kiev acerquen posturas de cara a una eventual negociación. Lula ha enviado también a un asesor de confianza a entrevistarse con Vladímir Putin y ha presentado una propuesta de paz basada en la creación de un G-20 con países que no tengan intereses directos en el conflicto. Se trataría de una suerte de tercera vía para construir la paz en Ucrania.

Pero lo que ha levantado ampollas en la Unión Europea ha sido su rechazo al envío de armas a Kiev, su equidistancia con Rusia y la insinuación de que Occidente no tiene prisa por concluir la guerra. Por eso Sánchez, aunque cercano ideológicamente a Lula, dejó ayer claro su apoyo a Zelenski y destacó ostensiblemente ante los medios congregados en La Moncloa en presencia del mandatario brasileño la diferencia entre país agredido y país agresor. También Felipe VI, plenamente alineado con el Ejecutivo, manifestó en el almuerzo de honor a Lula que "España ha rechazado firme y sostenidamente la injustificable agresión de Rusia en todos los foros internacionales".

Lula, que tiene su influencia en el concierto internacional, ha aprovechado su viaje a Lisboa y a Madrid para rebajar el nivel de tensión con Washington y Bruselas condenando la agresión de Moscú. Eso sí, en términos muy diferentes a los que ha usado Sánchez y evitando la atribución de responsabilidades. El brasileño se ha esforzado en situar el foco en la necesidad de parar la guerra y ha reprochado a la comunidad internacional su falta de implicación para detener el conflicto. Sánchez, que admitió diferencias de "matices" con su invitado respecto a Ucrania, quiso, no obstante, subrayar la nueva etapa que se abre entre los dos países tras los casi seis años de aislamiento de Bolsonaro.

El viaje de Lula a Madrid en vísperas de la presidencia española de la UE ha servido además para preparar la cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) que tendrá lugar en julio en Bruselas, y que podría ser decisiva para cerrar el tan postergado acuerdo entre la UE y Mercosur. La UE en su conjunto es cada vez más consciente de que debe recuperar su influencia sobre Latinoamérica si no quiere ver cómo China sigue aumentando su presencia en la región. España, tradicional puente entre las dos orillas, puede y debe ser clave en esta operación.