Opinión | DECRETO ANTICRISIS

Medidas ajustadas a la realidad social

En este nuevo paquete de medidas, el Gobierno ha afinado mejor los sectores que necesitan ayudas y ha terminado con la generalización de las mismas

Una mujer realiza la compra en un supermercado.

Una mujer realiza la compra en un supermercado.

Fortalecido por unos datos económicos mejores de lo que se preveía hace tan solo unos meses y más positivos de lo que proclama a diario la oposición, el presidente del Gobierno hizo este martes un balance de su gestión en 2022 que rozaba la no menos exagerada euforia. Fue ese el tono que eligió Pedro Sánchez como preludio al anuncio del nuevo paquete de medidas dirigidas a paliar los efectos de la guerra en Ucrania, especialmente en lo que se refiere a la elevada inflación y, en particular, a la de la alimentación, los alquileres y el combustible. En este tercer paquete de ayudas, el Gobierno ha afinado las disposiciones, concentrando algunas de las medidas en los sectores que más las necesitan y corrigiendo la tendencia a generalizarlas al conjunto de la sociedad. No solo es esta una vía mucho más efectiva para ayudar a los más vulnerables, sino que evita también que se dispare el gasto público y sortea la posibilidad de que este se convierta en estructural, con las consecuencias que tendría en el déficit público y puede que en futuros recortes.

En esta categoría más ajustada a la realidad social se inscribe la bonificación de 20 céntimos a las gasolinas, que a partir del 1 de enero pasará a aplicarse únicamente a los sectores más afectados por el precio de los carburantes, como transportistas, agricultores y pescadores, y dejará de estar vigente para el común de los ciudadanos. Ese es también el caso del cheque de 200 euros para alimentación, que se concede a las rentas inferiores a 27.000 euros al año. No lo es, sin embargo, la eliminación del IVA para los alimentos de primera necesidad –pan, leche, huevos, frutas, verduras y legumbres– y la reducción del 10% al 5% del IVA al aceite y las pastas. Es evidente la dificultad de discriminar por renta a la hora de hacer la compra y la mayoría de los expertos consideran además que esa bajada impositiva tiene un efecto más benéfico en la evolución a la baja de la inflación que el mantenimiento de los precios y el reparto de cheques comida a los más necesitados.

Ante un contexto internacional aún difícil y un crecimiento español que frenará, conviene mantener la prudencia

Mantiene también el Gobierno la gratuidad en Cercanías y trenes de media distancia y la bonificación del 30% en autobuses municipales y metro, en buena medida para paliar la eliminación de los 20 céntimos de la gasolina. En este último caso, el Ejecutivo solo aplicará la bonificación del 30% cuando las autonomías y los ayuntamientos bonifiquen otro 20%, hasta llegar al 50%. Un toque de atención a la reticente Comunidad de Madrid. Estas medidas se extenderán durante todo el año 2023, pero otras, como la prórroga de los contratos de alquiler o la reducción del IVA de la luz, tienen un tope temporal de seis meses, una decisión prudente para evitar que las ayudas se consoliden como compromisos a futuro sin conocer cuál será la evolución económica.

Es comprensible que el jefe del Ejecutivo se muestre aliviado porque la economía española haya ido relativamente bien, con un crecimiento que cifró por encima del 5% en este año que termina, la inflación más baja de la zona euro y el precio de la electricidad el 54% más barata que la alemana. Es igualmente lógico que esté más tranquilo tras descartarse, de momento, una recesión para 2023. Dado, no obstante, que el contexto internacional sigue siendo extremadamente difícil y volátil, que el crecimiento español se frenará y los tipos de interés seguirán creciendo, conviene mantener la prudencia y no echar las campanas al vuelo antes de lo debido, ni siquiera para celebrar un resultado coyuntural.