Opinión | TENSIÓN EN ASIA

Una visita inoportuna

Sorprende el viaje de Nancy Pelosi a Taiwán mientras Joe Biden intenta buscar apoyos políticos y militares para la causa ucraniana

Nancy Pelosi, a su llegada a Japón, este jueves.

Nancy Pelosi, a su llegada a Japón, este jueves. / ISSEI KATO / REUTERS

La visita relámpago a Taiwán de Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes norteamericana, ha creado un incidente innecesario en las ya tensas relaciones entre China y Estados Unidos. Su decisión de incluir la isla en su gira por varios países asiáticos ha sido vista como una provocación por el presidente chino, Xi Jinping, que ha sobreactuado como si se tratara de una acción militar. La inoportunidad de la iniciativa de la representante demócrata, adoptada en disonancia con la Casa Blanca, no justifica que Xi haya ordenado maniobras militares con fuego real cercando militarmente la isla varios días. Tras el intento frustrado de Joe Biden de convencer a Xi de que la decisión de Pelosi no involucraba a su Administración, su llegada a Taipei creó una tensión insólita no le viene mal al líder chino, pendiente de ser reelegido el próximo otoño para un tercer mandato. "Quien juega con fuego se quemará", le dijo Xi a Biden, durante la conversación telefónica que ambos mantuvieron la semana pasada. Conocedora de la tradición oriental, Pelosi siguió una de las máximas del famoso estratega Sun Tzu, según la cual "si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta irritarle". 

Cabe preguntarse el porqué de este gesto con el que se reta a China en pleno conflicto bélico en el este europeo. Los principios de la política y de la guerra aconsejan más bien lo contrario: evitar sumar focos de tensión. Resulta sorprendente una iniciativa como la suya, que ha suscitado reservas en muchos países, mientras Biden busca ampliar los apoyos militares y políticos a la resistencia ucraniana frente a Rusia. Es significativo que incluso algunos de sus aliados en su pugna con China hayan mantenido silencio ante a la llegada de Pelosi a Taiwán. No por estar en desacuerdo con sus palabras, en el sentido de reiterar el compromiso de Estados Unidos frente a cualquier agresión china, sino porque piensan que no es este el momento para cuestionar el statu quo, teniendo en cuenta los problemas que padece la economía mundial y lo que representaría ahora un colapso de las relaciones comerciales con China. 

No es el mejor momento para retar a China teniendo en cuenta los problemas de la economía mundial

Sería deseable que China no reaccione más allá de lo esperable en la narrativa nacionalista en la que Xi ha envuelto al país desde el último congreso del partido comunista. Para modular su respuesta debe tener en cuenta la personalidad política de Nancy Pelosi, que ha hecho de la defensa de la democracia en China una de sus señas de identidad. Su apoyo a las víctimas de la represión en Tiananmen, sus pronunciamientos a favor de la democracia en Hong Kong, su boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín y su cercanía al Dalai Lama así lo atestiguan. Actitudes que la honran políticamente, pero que no deberían determinar un tema de trascendencia para la estabilidad económica y la seguridad mundial como el de las relaciones entre Estados Unidos y China.

Una gran mayoría de los taiwaneses no quieren vivir bajo el yugo de Pekín. Pero solo una ínfima minoría apoya aventuras que supongan la ruptura de un statu quo que le ha permitido a Taiwán ser la 23ª potencia del mundo y el país que produce más del 60% de los microchips de los que dependen nuestra vida cotidiana.