Opinión | BORIS JOHNSON

¡Fiesta!

El primer ministro británico, Boris Johnson

El primer ministro británico, Boris Johnson / TAYFUN SALCI / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO

El 'partygate' es la caricatura del Brexit. La parodia más realista, cruenta y desvergonzada de un proceso que llevó a una mayoría de ciudadanos a creer que sus vidas serían mejores si el Reino Unido abandonaba la UE. Emoción y quimeras a raudales lograron deslumbrarlos y hacerles creer en una resurrección imperial.

La recreación parecía poner al alcance de la mano una gloria y una prosperidad pretéritas. Y ahí están ahora, con un incompetente embaucador como primer ministro. Boris Johnson lleva saltando de piedra en piedra sobre un océano revuelto desde que estrenó el cargo. Ahora, algo tan aparentemente ínfimo como una fiesta quizá le haga perder pie definitivamente.  

Burla constante

Mayo de 2020. Plena ola de la pandemia. Reino Unido confinado. Las muertes por coronavirus marcan la información. También la vida, el ánimo de las personas. El duelo se impone. Menos para Johnson. Una fiesta en el jardín de Downing Street para docenas de personas. No es la primera. Entre mayo y octubre se han confirmado hasta nueve celebraciones en su residencia, pero esta es la primera que ha admitido y por la que ha pedido disculpas. Afirma que la consideró un evento laboral. Tiene razón. Ese es su trabajo: una burla constante a la ciudadanía.