Opinión

Transición digital y mercado del trabajo: la brecha estructural

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desempleo / EFE

En caso de despresurización de la cabina, se abrirán los compartimentos situados encima de sus asientos. Si esto ocurriera, deberán retirarse la mascarilla de protección personal contra el Covid antes de tirar de las máscaras de oxígeno, colocárselas sobre nariz y boca y respirar con normalidad. Así suenan ahora las indicaciones de seguridad en los aviones. Sorprende como a veces se precisa hasta lo más obvio.

Otras veces, sin embargo, desde otras alturas, los análisis y soluciones resultan insuficientes, aunque también sean necesarios para seguir respirando. Esta semana se ha hablado en España, y en otros países de nuestro entorno, de la escasez de trabajadores y de ciertas tensiones en el mercado de trabajo. Según datos del INE, el número de vacantes o puestos de trabajo sin cubrir ha crecido significativamente. Los bajos salarios o las peores condiciones de trabajo en el sector servicios explican parcialmente una realidad que puede resultar poco intuitiva en un país con una tasa de paro del 16%. Esto tendría una solución sencilla, según se apunta con la fórmula importada pay them more, pero parece que corregiría sólo en parte una parte del problema. Hay que precisar más.

¿Es verdad que las empresas no encuentran trabajadores?

Un estudio de IESE señala que alrededor del 70% de las grandes empresas españolas no encuentran fácilmente candidatos para los puestos que ofertan. Es decir, no hay candidatos cualificados o adecuados para las vacantes que se quieren cubrir. Se están produciendo y se van a producir desajustes importantes en el mercado laboral entre la oferta y la demanda de trabajo cualificado. En sectores estratégicos, este desfase puede ralentizar, si no impedir, la anunciada transición digital que anima tantos proyectos, políticas y fondos públicos en España y la Unión Europea. La revolución tecnológica y la digitalización de la economía ha generado un cambio significativo en los perfiles y competencias profesionales que las empresas necesitan y van a necesitar aún más en el futuro, generando una brecha preocupante que no debería seguir aumentando. La solución pasa, lo sabemos bien, por una reforma del sistema educativo: teach them well, podríamos añadir.

Más allá de las brechas digitales y la llamada exclusión digital, que se refieren al acceso y manejo básico de internet y las herramientas TIC, se sobrepone una brecha profunda de conocimiento y formación que no limita sólo el acceso al mercado laboral sino a la configuración misma de la fuerza de trabajo del país. Sin ese análisis y las medidas que exige, el oxígeno no llegará bien a los pulmones. Es sabido y obvio, pero merece la pena recordarlo.

El problema de escasez de trabajadores sin cualificación en algunos sectores puede ser coyuntural, pero el desequilibrio entre la formación de los trabajadores y las necesidades del mercado laboral es estructural y condiciona el futuro económico y social del conjunto de la sociedad.