LOS OTROS MUNDIALISTAS (X): ALEMANIA 1974

Mwepu Ilunga, la jugada más inexplicable de los Mundiales tenía un por qué

El defensa de Zaire protagonizó una de las imágenes más icónicas de la historia del fútbol al salir corriendo de la barrera y patear un balón cuando Brasil se disponía sacar una falta, una acción incomprensible hasta que décadas después confesó que se trató de un acto de protesta contra el dictador Mobutu Sese Seko

El árbitro amonesta a Mwepu Olinga tras protagonizar una de las jugadas más surrealistas de la historia de los Mundiales.

El árbitro amonesta a Mwepu Olinga tras protagonizar una de las jugadas más surrealistas de la historia de los Mundiales.

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

Fue el Mundial de la consagración de la Alemania del ‘Kaiser’ Franz Beckenbauer. También el de la 'Naranja Mecánica' de Johan Cruyff y el primero sin Pelé de la gran Brasil de los setenta, que a pesar de la renuncia de 'O Rey' aún seguía maravillando. Pero sin embargo, si hay un momento de la Copa del Mundo de 1974 que quedó en el imaginario colectivo como único e icónico, ese fue el que protagonizó Mwepu Ilunga.

El defensor de la modesta selección de Zaire, ahora conocida como la República Democrática del Congo, protagonizó una de las jugadas más surrealistas de la historia de fútbol. Corría el minuto 80 del partido que enfrentaba a los africanos con Brasil, último de la fase de grupos, cuando el colegiado, el rumano Nicolai Rainea, señaló una falta a favor de los cariocas en la frontal del área.

Lo que estaba a punto de suceder era, unos segundos antes, inimaginable para cualquiera que estuviera presenciando el choque en el Waldstadion de Frankfurt, donde Zaire estaba dando una imagen más que digna, perdiendo por solo 3-0 ante una potencia como la Brasil de Mario Zagallo, defensora del título.

Con el balón plantado en el suelo y Rivelino esperando la orden de Rainea para disparar, Ilunga abandonó la barrera a la carrera y despejó el balón con un pelotazo dirigido hacia el campo brasileño. Una acción que desató las carcajadas de unos espectadores que, sin más contexto, se preguntaban cómo era posible que un jugador de una Copa del Mundo no conociera las reglas.

La explicación, años después

Pero la realidad era muy distinta a lo que pudieron pensar en aquel momento los asistentes al estadio. Ilunga conocía perfectamente el reglamento, y su acción sí tenía un por qué. Para encontrarlo hay que remontarse al primer partido de Zaire en ese Mundial, se saldó con una honrosa derrota frente a Escocia por 2 a 0.

Un buen resultado para cualquiera que estuviera al tanto del nivel de los equipos a los que se enfrentaba el combinado africano, pero no para Mobutu Sese Seko, dictador por entonces del país, que había visto en el torneo una oportunidad de oro para limpiar la imagen de su tiránico régimen, marcado por la violencia y el latrocinio, y consideró el resultado insuficiente.

Reacción de Mobutu

Con la excusa de que la federación ya se había gastado mucho dinero en el viaje, anunció a los jugadores y al cuerpo técnico que se quedarían sin sueldo. Estos reaccionaron realizando una huelga encubierta durante el siguiente encuentro, que los enfrentaba a Yugoslavia, y en el que perdieron 9 a 0.

Antes del partido contra Brasil, los hombres de Mobutu fueron a 'hablar' con los jugadores de Zaire. Tras cerrar a cal y canto el hotel para asegurarse que no hubiera testigos, los amenazaron, avisándoles de que si perdían por cuatro goles o más ante la selección carioca, ninguno de ellos podría volver a casa.

La selección de Zaire, antes de jugar contra Brasil en el Mundial de 1974.

La selección de Zaire, antes de jugar contra Brasil en el Mundial de 1974. /

El día después, y con Brasil ganando por tres tantos de ventaja, Rainea pitó la falta, y lo que vino después quedó grabado en las mentes de los aficionados al fútbol. Décadas más tarde, Ilunga pudo explicarse, dando sentido a lo que en su momento había parecido una ocurrencia inentendible.

"Lo que no tenía era una razón para seguir jugando y lastimándome mientras los que se beneficiaban económicamente miraban desde lo alto. Quería marcharme del partido. Intentaba forzar mi expulsión. Conocía muy bien las reglas, pero el árbitro fue indulgente y solo me sacó la tarjeta amarilla", recordaba recordaba Ilunga en declaraciones al libro Death or Glory - The Dark History of the World Cup-, escrito por el británico Jon Spurling.

En mayo de 2005, con solo 66 años y tras una larga enfermedad, Ilunga falleció en la República del Congo. Tras una vida deportiva en el Mazembe, su gran momento de gloria, si es que lo que vivió puede considerarse como tal, tuvo lugar en el Mundial. Lo que para mucho aficionados fue una jugada cómica escondía detrás una historia de terror y reivindicación que quedó reducido por la respuesta benévola del árbitro y el prejuicio de los que la presenciaron. Sea como sea, siempre será considerado como una de los momentos más icónicos de la historia del fútbol.