MUNDIAL DE QATAR

Moriyasu, el señalado profesor de Japón que derrotó a España y Alemania

El seleccionador nipón fue señalado como el artífice del triunfo histórico contra Alemania y responsable de la derrota frente a Costa Rica, pero su pizarra volvió a acertar contra Luis Enrique

El técnico que derrocó a los europeos formó parte de la primera generación que estuvo a punto de clasificarse para un Mundial en una fase final disputada en la capital de Qatar

El seleccionador japonés, Hajime Moriyasu, en su comparecencia ante los medios nipones.

El seleccionador japonés, Hajime Moriyasu, en su comparecencia ante los medios nipones. / ISSEI KATO / REUTERS

Denís Iglesias

Denís Iglesias

Cuando a Hajime Moriyasu (Kakegawa, 1968) seleccionador de Japón, le preguntaron sobre el objetivo del Mundial de Qatar, apenas titubeó: "Los cuartos de final". Nunca antes los 'samuráis azules' han alcanzado esta ronda. Desde su primera participación en Francia 1998, han logrado acceder a los octavos en tres ocasiones (2002, cuando fueron anfitriones; Sudáfrica 2010 y Rusia 2018). Después del sorprendente triunfo ante Alemania, la misión parecía enfocada, pero tras el varapalo contra Costa Rica, la ambición se había vuelto en su contra.

Solo le valía el triunfo contra España y lo consiguió, en otra activación esplendorosa de su pizarra que permitió a Japón pasar como primera de grupo. Moriyasu es el profesor de la clase europea en la que se ha convertido Japón en los últimos años con los Takehiro Tomiyasu (Arsenal), Daichi Kamada (Eintracht), Takumi Minamino (Mónaco) o Takefusa Kubo (Japón), entre otros. La proporción entre jugadores que militan en el Viejo Continente frente a los que siguen haciéndolo en Japón es de 19-7 en la convocatoria para el Mundial. Sin embargo, su entrenador, Moriyasu, ha hecho toda su carrera, tanto de futbolista como de entrenador, en su país natal.

LA AGONÍA DE DOHA

El actual seleccionador asumió el cargo en 2018, tras sustituir a Akira Nishino, quien dirigió a Japón en Rusia 2018. Éste puso fin a la apuesta por técnicos extranjeros que llevó al banquillo nipón al italiano Alberto Zaccheroni (2010 - 2014), al mexicano Javier Aguirre (2014 - 2015) y al bosnio Vahid Hallihodzic (2015 - 2018). "Moriyasu fue un mediocampista que jugó casi toda su vida en el Sanfrecce Hiroshima, donde también comenzó su carrera como entrenador. Logró ganar tres ligas domésticas y fue tercero en el Mundial de Clubes de 2015 que organizó Japón. A partir de ahí, fue contratado para la sub-23, con vistas a los JJOO de Tokio", explica Marcos Cressi, fundador de Futbol de Samuráis, espacio especializado en fútbol nipón.

Pero hay un antecedente que marca más que cualquiera la biografía de Hajime Moriyasu y es 'la Agonía de Doha', un episodio que forjó al fútbol de Japón que tuvo lugar en la sede del actual Mundial y donde el líder de los 'samuráis azules' fue protagonista. Ocurrió en 1993, cuando tuvo lugar la fase final de la clasificación para el Mundial de EEUU 1994 de la confederación asiática. Irak, Irán, Corea del Norte, Corea del Sur, Arabia Saudí y Japón iban a luchar por dos billetes. Al Gobierno de Clinton le temblaba el pulso al ver a los tres primeros contendientes.

Los seis países disputaron una única ronda de partidos en una sede neutral. Se decidió que los partidos serían en Doha y los feudos elegidos fueron el Estadio Internacional Khalifa, el Estadio Qatar SC y el Estadio Al-Ahly. La fase terminó decidiéndose en la última jornada. La clasificación no podía llegar más apretada. Japón era líder con cinco puntos, los mismos que Arabia Saudí y uno más que Corea del Sur, Irak e Irán. El grupo lo cerraba Corea del Norte con dos. Japoneses y sauditas estarían en EEUU 1994 en caso de ganar a iraquís e iranís, respectivamente.

El resto de marcadores obligaba a confiar en el resto. La selección japonesa, de la que formaba parte Hajime Moriyasu, marcó el 1-0. Fue obra de mítico Kazuyoshi Miura, todavía en activo a sus 55 años. En la segunda mitad, los resultados de los partidos en liza se volvieron locos. Irak acabó igualando al principio de la segunda mitad, pero los 'samuráis' lograron retomar la delantera. Al 90, el 2-1 otorgaba el pase al Mundial de los japoneses. Hans Ooft, seleccionador neerlandés, ya conocía los resultados de los otros partidos, que habían terminado con victoria de Corea del Sur por 3-0 sobre Corea del Norte y con el triunfo de Arabia Saudí ante Irán (4-3).

DEMASIADOS CAMBIOS

Conocer tantas pistas sobre su destino no benefició a Japón, que entregó el balón a Irak. En los últimos segundos, Jaffar Omran Salman anotó un gol a la salida de un córner. El árbitro pitó y el partido terminó con ambos equipos eliminados. Aquella derrota fue durísima y ese episodio, que privó a los nipones de su primera participación Mundial, fue conocido como "la Agonía de Doha" y esa generación como "la clase de Doha". Una gran mayoría decidió retirarse del fútbol y otros dejaron de ser convocados. Tras el batacazo frente a Costa Rica, la afición de Japón gritaba: "¡Recuerden lo de Doha!".

Moriyasu no tenía fácil olvidarse de la capital de Qatar, dodne logró a lo grande el pase a octavos frente a España. Contra Alemania fue encumbrando por su intervencionismo desde la pizarra, algo que volvió a hacer, aunque con resultados bien diferentes, contra Costa Rica, a la que metió en la lucha del grupo E después de la goleada que recibió (7-0) por parte de los de Luis Enrique. "No me arrepiento de nada", defendía el seleccionador nipón tras perder contra los ticos en un encuentro en el que hizo cinco cambios, sacando del once a Tanaka, Kubo, Ito o Maeda.

En vez de recompensar a jugadores como Asano, que marcó el tanto de la victoria ante Alemania, dio la titularidad a Ueda. También se quedaron en el banquillo Mitoma o Minamino. No son las únicas decisiones controvertidas de Moriyasu, quien, como recuerda Fútbol de Samuráis, dejó fuera a Furuhashi, goleador del Celtic. Uno de tantos componentes de una generación dorada que ya se ha criado futbolísticamente en Europa.

EL TRAMPOLÍN BELGA

"El gran trampolín es Bélgica, sobre todo con el Sint-Truidense, de propiedad japonesa (Digital Media Mart). El mercado japonés es muy atractivo y los equipos se aprovechan para sacar talentos a precios ridículos. Esa occidentalización le ha venido muy bien a la selección. Cuanto más ritmo competitivo, más desarrollo", analiza Marcos Cressi. A esto hay que sumarle el desarrollo de la J-League, la liga local, "donde hay una gran variedad de estilos, con entrenadores españoles que difunden el juego de posición, brasileños que son más pragmáticos y otros que destacan por la presión".

Con estos ingredientes, el peor enemigo de Japón es sí mismo. En el camino hacia Qatar, los 'samuráis azules' enfrentaron golpes como la derrota ante Qatar en la final de la Copa Asiática de 2019 y los JJOO de Tokio, donde no pasaron de cuartos. En la fase de clasificación, los tropiezos frente a Omán en Osaka y Arabia Saudí estuvieron a punto de costarle el puesto a un entrenador que confiaba "firmemente" en las posibilidades de Japón ante España para no completar el enésimo 'harakiri' del fútbol nipón. Nada más lejos del pavor inicial, el cuadro nipón vuela en nube kinto por la muerte súbita.